Más viejos, más arritmias

Aumenta la prevalencia de arritmias entre la población porque crece la esperanza de vida y la supervivencia de personas con cardiopatías

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La nueva unidad de arritmias del Hospital del Valle de Hebrón

BarcelonaCuando tenía 35 años y hacía poco que había dejado la competición profesional, a Jorge Bello, excampeón de España de atletismo, le diagnosticaron una arritmia. Primero lo trataron con medicación, después le hicieron una ablación y, hace un año y medio, una innovadora intervención que tiene que evitar que se le vuelva a reproducir. "Entrar a quirófano no gusta a nadie, pero te da tranquilidad saber que así tendrás menos posibilidades de que se vuelva a reproducir", dice Bello.

La prevalencia de las arritmias ha aumentado debido al envejecimiento de la población, al aumento de los factores de riesgo cardiovascular, como la diabetes y la hipertensión, y a la mejora de los tratamientos y los fármacos, que han permitido que los pacientes con cardiopatías vivan más años. "Aumenta la supervivencia de estos pacientes, pero también tienen más riesgo de sufrir arritmias, y cada vez vemos más pacientes con arritmias", explica Núria Rivas, jefa de la unidad de arritmias del Hospital de la Vall d'Hebron. Este hospital ha puesto en marcha la nueva unidad de arritmias, que cuenta con dos laboratorios de electrofisiología con tecnología punta donde se pueden diagnosticar y tratar a la vez arritmias lentas (bradicardias) y rápidas (taquicardias), tanto de adultos como de niños. La nueva unidad ha pasado de tener una sala de electrofisiología a tener dos, donde se hacen los procedimientos invasivos, cosa que permitirá aumentar el volumen de pacientes y atender a entre dos y tres pacientes cada día en cada quirófano. "Este salto permitirá atender a más pacientes en un momento en el que epidemiológicamente hay un aumento de las arritmias", asegura Rivas.

Alta tecnología

Las arritmias son una alteración del ritmo normal del corazón, pero no todas van acompañadas de síntomas. "El corazón tiene una parte mecánica y otra eléctrica y cuando hay una alteración de la parte eléctrica se produce la arritmia, que puede ser un funcionamiento rápido del corazón –la taquicardia– o un funcionamiento más lento, caso en el que hablamos de bradicardia", dice Rivas. "Y para cada una hay un diagnóstico y tratamiento diferenciado", añade Ferran Rosés, coordinador clínico de cardiología pediátrica.

Las taquicardias se pueden tratar introduciendo un catéter en el corazón y quemando el punto en el que se produce el error en la señal eléctrica. Sistemas de navegación 3D permiten visualizar el corazón de los pacientes y los catéteres para tratar las arritmias en streaming a través de un ordenador, sin tener que utilizar radiación ionizante, que con el tiempo puede tener efectos secundarios. Las nuevas tecnologías suponen un salto adelante en los tratamientos de niños y adultos con cardiopatías congénitas. Las bradicardias se pueden tratar con la implantación de un marcapasos, mientras que las arritmias con riesgo de muerte repentina se tratan con la implantación de un desfibrilador automático implantable. La clave es el diagnóstico. Las arritmias pueden dar síntomas como palpitaciones, mareos, sensación de ahogo, dolor en el pecho o sensación de que cada latido es diferente. Algunas arritmias pueden ser causa de una muerte repentina. "A pesar de que son una minoría", detalla Rivas. Y la manera más fácil de detectar una arritmia es con un electrocardiograma.

A Jorge Bello le diagnosticaron primero una bradicardia y, después, una taquicardia. Y la causa era el deporte de alto nivel y de fondo que había practicado durante tantos años. "Mi corazón hacía 30 pulsaciones en reposo, que es bueno para hacer deporte, pero no para hacer vida normal", dice. Una vez retirado del deporte de competición hacía deporte de mantenimiento y empezó a notarse más cansado. En una revisión rutinaria le diagnosticaron la arritmia. "En mi vida normal casi no lo notaba, no me afectaba, pero me limitaba mucho a la hora de hacer actividad deportiva. No era peligroso para mi vida, pero a medida que envejeces puede ser más severa", explica Bello. Hay arritmias peligrosas y otras que no comportan riesgo vital pero que pueden afectar a la calidad de vida.

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