Golpes en los barrotes y turnos de 40 horas: cómo se vive el bloqueo dentro de las prisiones
Presos, trabajadores, familiares y abogados relatan el día a día en los centros penitenciarios
BarcelonaUna abogada llegaba a primera hora de hoy a la cárcel de mujeres de Barcelona por hablar con una presa sobre una futura vista por su libertad provisional. El bloqueo de los funcionarios de prisiones tras el asesinato de la cocinera de Mas de Enric en manos de un preso le ha impedido entrar. Se han podido llamar, pero sólo ocho minutos y han quedado aspectos importantes por tratar. Su clienta le ha dicho que acudiera a una pared lateral de la cárcel y, de repente, la abogada ha oído: "Estoy aquí". Era la presa, que hablaba desde la ventana del lavabo de la cárcel. Gritando, una en la calle y la otra desde una pequeña apertura, han terminado la conversación. Una prisión, la de Wad-Ras (la más antigua de Cataluña y que ya está prevista reformar), donde las mujeres deben ir por turnos a los lavabos porque no hay propios en las celdas, un pequeño espacio donde llevan horas cerradas por la falta de funcionarios.
"Está encerrado es lo que menos le conviene", explica el padre de un preso. Se pudieron ver el domingo, cuando se levantó momentáneamente el bloqueo, pero está inquieto: "El día antes no pudimos hablar. No sabemos si esto se alargará en el tiempo". Y, por tanto, no sabe cuándo podrá volver a verlo. Su hijo es un preso de confianza por su buen comportamiento y tiene asignadas ciertas tareas que le permiten salir más de la celda que otros internos. "Sus compañeros están enfadados con él, le gritan. Está aumentando la tensión", explica el padre. Él lo intenta compensar, por ejemplo, comprando más tabaco de la cuenta y dándola a algunos compañeros de módulo. Hay módulos de Quatre Camins donde se han visto papeles quemando que tiran a los presos desde las celdas en señal de protesta. "Los gritos y golpes en los barrotes se escuchan desde los despachos de la cárcel", explica una trabajadora que prefiere no desvelar en qué cárcel está destinada. "Una llamada y todos se añaden", insiste.
La tensión se hace más o menos evidente dependiendo de la cárcel. Quienes pueden salir de las celdas, como en Quatre Camins, lo viven como días festivos. "Sí que tuvimos que hacer turnos para ducharnos, pero hemos podido salir al patio y comer en el comedor", comenta un preso. Él niega que estén cerca de un motín y añade con ironía: "Si ayer no hubiéramos podido ver al Atlético-Barça sí que habríamos hecho uno". Hasta 4.000 internos, sin embargo, llevan horas y horas en las celdas. Comen, duermen... "Y suerte que ahora son de dos plazas", comenta el preso, y recuerda que él había estado en celdas con otras cinco personas. Eso sí, ahora no existen clases ni actividades, y las comunicaciones son más difíciles. Un familiar de un interno explica que no le han llegado los medicamentos que necesita para el bloqueo. Una trabajadora narra que no ha podido tratar a un preso con problemas mentales porque no ha podido entrar en prisión. Un bloqueo que no se sabe ni cómo ni cuándo acabará. "He perdido una hora de libertad por el miedo a no poder volver a entrar", comentaba un preso que volvía de un permiso y ha llegado una hora antes por si acaso.
Y los funcionarios también lo sufren (y se tensionan). "Los funcionarios se gritan entre ellos, nunca lo habíamos visto, y eso crea angustia", explica un interno. En Quatre Camins, según varios trabajadores consultados, hay funcionarios que han trabajado 40 horas seguidas. Este domingo, de noche, cuando lograron cerrar las celdas, una trabajadora cayó al suelo. Estaba sufriendo un ataque de ansiedad. Más de un trabajador explica que hay funcionarios haciendo de vigilantes cuando tienen asignadas tareas de despacho. La situación es crítica y el resumen, tal y como admiten fuentes del departamento de Justicia, es que cada cárcel lo hace como puede. Si faltan funcionarios, piden a los concentrados en las puertas del centro si alguien puede entrar a trabajar. Este lunes se ha vivido una situación especialmente tensa en Quatre Camins, cuando seis interinos han asegurado que les habían amenazado con echarlos si no volvían a trabajar. Hacía dos días seguidos que trabajaban ya uno de ellos han tenido que atenderle los servicios sanitarios a las puertas de la cárcel por un ataque de ansiedad. "Llevan 35 horas trabajando, necesitan un relevo", decían los funcionarios a las puertas de Quatre Camins buscando voluntarios. También hace poco tiempo, semanas, que trabajan en una cárcel.
Sólo este lunes se han anulado 119 salidas judiciales, 41 juicios orales y 18 videoconferencias judiciales por el bloqueo a las cárceles. Y mañana, por ejemplo, Dani Alves tendrá que conectarse a la vista prevista sobre su libertad y ahora mismo no se sabe si podrá hacerlo. Reina un caos que no ha llegado a descontrolarse del todo. Ha habido golpes en los barrotes, gritos y papeles ardiendo por el aire, pero también hay presos que entienden el bloqueo. Según explican los trabajadores, en el patio de Mas de Enric los internos han colgado una sábana negra con la frase: "Todos somos Núria".