La vacunación sin cita previa para los jóvenes desborda las expectativas

El llamamiento para poner 1.000 dosis de Pfizer en un CAP de Barcelona causa largas colas

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Los centenares de jóvenes que esperaban esta mañana al exterior de la CABEZA Ramon Turró de Barcelona.

BarcelonaLos contagios de covid en Catalunya continúan sin freno, sobre todo entre los más jóvenes, pero las ganas de vacunarse también se mantienen. Un claro ejemplo de este afán para estar inmunizados contra el virus se ha visto esta mañana en el CAP Ramon Turró de Barcelona, en Poblenou, donde se han concentrado centenares de jóvenes desde primera hora para recibir una de las 1.000 dosis de Pfizer que se ponían sin tener cita previa. Las largas colas se han formado mucho antes de que abrieran las puertas a las 10 de la mañana, que es cuando tenía que empezar la vacunación que se preveía que pudiera durar hasta las 10 de la noche -si sobraban dosis-, y algunas personas han llegado a esperarse tres horas. En pocos minutos se han repartido los 1.000 números disponibles y al cabo de dos horas y media ya se habían puesto la mitad de las dosis.

El llamamiento ha desbordado todas las expectativas, sobre todo entre los jóvenes de entre 16 y 29 años que han sido los últimos que han podido pedir hora para vacunarse. Su convocatoria se abrió de golpe miércoles al mediodía y esto también provocó un colapso, en este caso virtual, con picos de más de 100.000 personas que esperaban para acceder a la web. Pero muchos de ellos no llegaron a tiempo de coger una cita para vacunarse pronto y por eso, antes de que el departamento de Salut dé nuevas horas, centenares de jóvenes lo han vuelto a intentar esta mañana en el CAP de Barcelona. “Ha sido un éxito”, ha asegurado a Efe la directora del centro, Ester Julve, que ha añadido: “Estamos en una quinta oleada y estamos agotados, pero sabemos que la única solución es vacunarse”.

Muchos jóvenes han querido fotografiar con el móvil el momento de la vacunación.

Las largas colas para recibir una de las 1.000 dosis de Pfizer han dado toda la vuelta a la isla donde está el CAP Ramon Turró, y han llegado a coincidir los primeros con los últimos. La Guardia Urbana ha intervenido para evitar que hubiera aglomeraciones y también ha informado a las personas que se querían añadir que ya se habían agotado los números. En las largas colas fuera del edificio la gente buscaba la sombra para protegerse del sol y se veían algunas sillas para hacer más ligera la espera. Dentro del CAP, los jóvenes más mañaneros recibían la punzada y muchos preferían inmortalizarla con el móvil para poder compartir la foto del momento tan deseado. La mayoría explicaban que querían que les administraran la vacuna para viajar y disfrutar de las actividades de ocio con más tranquilidad.

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