Vuelven los franceses al Alt Empordà: “Casi no hay controles”

La comarca espera recuperar toda la clientela vecina a partir de lunes gracias al certificado digital de la UE

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Molts franceses aprovechan que hay pocos controles en la frontera para volver a comprar en la Jonquera, donde los precios del tabaco y las bebidas alcòholiques son más bajos

El Pertús / La JonqueraChristopher y Noël son dos vecinos franceses que han aprovechado el domingo por la mañana para ir a uno de los centros comerciales de la Jonquera a comprar tabaco, bebidas alcohólicas y algo de comida. Desde el 30 de marzo es obligatorio mostrar una PCR negativa para cruzar la frontera, y solo estaban exentos los trabajadores transfronterizos, los transportistas y los vecinos de las poblaciones que están a 30 km de la línea imaginaria. Sin embargo, en la práctica, lo cierto es que franceses y españoles pueden cruzar a ambos lados sin que les pidan nada. “Nosotros hace dos semanas que volvemos a venir. Nos dijeron que se podía pasar aunque no tengas PCR, porque nadie lo controla”, explican los dos amigos.

La experiencia de los dos hombres se repite entre la población que proviene del país vecino y que está comprando en la Jonquera. Janine y su familia aseguran que tienen una PCR negativa, pero que tampoco se la ha pedido nadie: “Nada de nada, ni en lado francés ni en el español te lo piden”. Los tenderos de la zona, como Marc, que trabaja en una óptica, o Júlia, que es dependienta en una tienda de ropa, también certifican que hace un par de semanas que han notado un aumento de clientes del otro lado de la frontera. “Algunos nos dicen que no hay controles y que se puede pasar, y otros te dicen que llevan la PCR porque allá [en Francia] el gobierno les paga una prueba a la semana y el resultado te vale durante 72 horas”.

Pese al aumento de visitantes franceses que han notado en las dos últimas semanas, todos los tenderos consultados lamentan que ni de lejos haya el volumen de clientes de la época precovid. De hecho, las restricciones en la frontera a quien más han beneficiado ha sido a los comercios de la parte española de El Pertús: hace meses que cada día tienen colas porque allí el precio del tabaco y de las bebidas es más barato, y no hay que salir de su país para comprar allí. “Lo hemos notado muchísimo. Antes la mayoría iba a la Jonquera o a Figueres, pero desde que cerraron la frontera, han crecido muchísimo las ventas. A nosotros nos ha ido muy bien, mira a toda la gente que tenemos”, admite uno de los dependientes de un estanco, señalando la cola que hay y que da la vuelta a la calle.  

Pocos controles policiales

Este domingo a primera hora de la mañana, en las antiguas cabinas de la N-II en El Pertús solo había presencia policial en el lado francés: un coche y 4 agentes controlaban el paso de vehículos, pero solo paraban alguno de vez en cuando para pedirle la documentación. Tanto en España como Francia la normativa permite a los ciudadanos que viven a 30 km de la frontera cruzar sin mostrar ninguna prueba, pero uno de los agentes de la policía francesa ha indicado que si los ciudadanos vienen desde Girona o desde Perpinyà “no hace falta que traigan PCR”, a pesar de que la capital gerundense está a 60 km. “Sabemos que está a más de 30 km, hay un poco de laxitud”, reconoce el policía francés.

En cuanto al lado español, los primeros agentes de la Policía Nacional no han llegado hasta las doce y media, y no para controlar si los ciudadanos tenían una PCR, sino para hacer “otro tipo de control”, según ha señalado uno de los agentes, que ha negado que se necesitara ninguna prueba negativa para entrar en el Estado. “Está usted mal informada, para entrar a España no se necesita ninguna PCR, es solo para ir a Francia, pero para entrar aquí no necesitas nada”. De hecho, los agentes españoles dejaban cruzar a todos los vehículos sin comprobar la documentación ni si llevaban PCR, y solo han parado un coche donde iban cuatro jóvenes. Después de revisarles el vehículo y pedirles los carnés de identidad, les han dejado continuar el trayecto.

Tampoco en la autopista AP-7 había ningún control: en la salida de La Jonquera, no había presencia policial en la frontera; en la salida de El Voló había dos agentes franceses, pero solo paraban a algunos vehículos de manera aleatoria.

Los comercios y los restauradores del Alt Empordà admiten que el relajamiento en los controles de la frontera les ha beneficiado: la llegada de franceses de las últimas semanas ha supuesto un soplo de aire fresco, después de meses con las ventas bajo mínimos. Además, todos celebran que a partir del lunes se podrá cruzar solo con el certificado digital emitido por un estado de la Unión Europea que acredite que la persona está vacunada, ha pasado el covid o ha dado negativo en un test de antígenos o PCR.

"Esperemos que a partir de la semana que viene empecemos a recuperar los números del 2019. Si no, muchos tendremos que cerrar porque no podemos estar más tiempo sin el cliente francés", señala Florenci, propietario de un restaurante de La Jonquera, que pone voz a la esperanza que tienen la mayoría de establecimientos de la zona.

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