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Valentina Berr: "En el fútbol con chicos no me sentía a gusto, se magnifica la masculinidad"

Primera futbolista catalana trans federada

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El ARA  conversa con Valentna Berr, la primera futbolista trans federada de Cataluña

BarcelonaSomos muchos los que nos emocionamos con el Barça de Ronaldinho. La sonrisa del brasileño se contagiaba, y su fútbol devolvió la ilusión al barcelonismo y, por qué no decirlo, también a buena parte de los catalanes. Quien también se enamoró del fútbol gracias al paso de Ronaldinho por Barcelona fue Valentina Berr. Entonces, apenas era un niño que todavía no había iniciado su proceso de cambio de sexo, a pesar de que ya hacía tiempo que sentía para sus adentros que los patrones de género en los cuales la sociedad se empeñaba en encasillarla a ella no le encajaban. "Yo también quería jugar como Ronaldinho, pero con el tiempo creo que lo que más me gustó de él fue cómo construyó su identidad entorno al fútbol, desde la alegría y la pasión que lo caracterizaban".

Desde entonces el fútbol le ha ido acompañando en su vida, hasta el final de esta última temporada. El 28 de junio pasado, coincidiendo con el Día Internacional del Orgullo LGBTI+, Valentina dijo basta. La primera futbolista trans catalana federada –y la segunda del estado español– comunicó que lo dejaba para preservar su salud mental. Lo hizo después de una temporada de éxitos con el CE Europa, con el cual había conseguido el ascenso a la segunda máxima categoría femenina estatal. Pero la presión la llevó a tomar una decisión "tan difícil como necesaria": "No cuelgo las botas; me las cuelgan. No podía aguantar más los ataques de pánico y de ansiedad que estaba sufriendo cada vez más a menudo en los últimos meses".

Valentina Berr, la primera futbolista trans catalana federada –y la segunda del estado español–, durante un partido con el CE Europa.

Desde entonces, no se ha cansado de ofrecer entrevistas. En todo el planeta. Hay días que acaba agotada, pero considera que transmitir su caso puede ayudar a intentar cambiar ciertos patrones de la sociedad tan caducos como instaurados. De hecho, tiene un proyecto de divulgación y normalización de las realidades trans y LGTBI+ denominado La respuesta a todo, basado en podcasts, charlas formativas y contenidos pedagógicos. "Las personas trans muchas veces tenemos que aguantar preguntas incómodas en contextos en los que no se tendrían que producir. Parte de la idea del proyecto es que si alguien quiere conocer mejor qué significa ser trans y hacernos preguntas, que haya un espacio adecuado donde hacerlo", explica.

El discurso de Valentina se ha forjado a fuerza de tener que superar muchas trabas por el hecho de haber nacido con unos genitales masculinos. “Hacía mucho tiempo que sentía cosas en mí que no encajaban dentro de los patrones de género con los que me querían hacer creer que tenía que identificarme, pero fue con 20 años –ahora tiene 30– cuando empecé a descubrir los primeros referentes trans, lecturas feministas...”. Durante todo este proceso, el fútbol ha formado parte de su vida. Primero, de los 10 a los 14 años jugó en equipos escolares mixtos. "A los 14 años tuve que ir al fútbol federado y me tocaba jugar con chicos, porque las opciones de fútbol femenino eran muy pocas. En el fútbol masculino no me sentí a gusto, es un espacio en el que se magnifica la masculinidad y no encajaba –recuerda–. Fíjate que casi no ves futbolistas homosexuales o más feminizados, sigue siendo un tabú".

El debut como futbolista trans

Sentia que ella no formaba parte de eso y lo dejó tras menos de dos años. "Pese a que seguía conectada con el fútbol, porque me encanta ver partidos de varios equipos". Era la primera vez que dejaba de jugar de forma federada, pero volvería años más tarde, cuando ya había iniciado el proceso para cambiar de sexo. A los 25 años se convirtió en la primera futbolista trans a participar en un partido de fútbol femenino como federada en el 2018, al jugar con el segundo equipo sénior del Terrassa femenino. Fue un hito con tanto eco que la abrumó, pero también significaba haber superado muchas barreras para conseguirlo: tanto burocráticas como de desconocimiento de los clubes. Llamó a federaciones y estamentos internacionales y tuvo que reunir mucha documentación.

Unos mismos estamentos internacionales que, con su presión con las medidas de control, han contribuido a provocar la renuncia de Valentina, cansada de sentirse "permanentemente sospechosa" a la hora de cumplir los límites de testosterona. La futbolista nacida en Ripollet critica la presión que ha sufrido cuando se le exigía "constantemente" cumplir con los niveles para que no le prohibieran jugar o perjudicar a su equipo. "Niveles que muchas compañeras que no son trans pueden sobrepasar de largo sin ningún problema". Esto sumado a otros episodios de insultos (incluso de artículos en medios considerándola un peligro) que han acabado de desgastarla. A pesar de todo, Valentina guarda un gran aprecio por el fútbol femenino y la diversidad que lo define. Y se emociona cuando habla de fútbol. Una pasión de la cual desgraciadamente hay quién la quiere privar.

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