Ni un día en casa

Can Llopis: la segunda piel de una familia sitgetana

Una cocina honesta con producto de calidad ya un precio razonable

3 min
El equipo de Can Llopis.
  • Dirección: calle Virgen Perpetuo Socor, 24 (Sitges)
  • Carta: cocina clásica sin adornos
  • Obligado: albóndigas con sepia
  • Vino: carta corta con buenas referencias
  • Servicio: familiar y eficiente
  • Local: amplio con terraza
  • Precio final por persona: 60 €

Mònica, Esteve, David y Maria forman parte de una familia de sitgetanos del barrio del Poble Sec, un barrio con un gran sentimiento de pertenencia separado del casco antiguo por las vías del tren. Destacan las fiestas propias de Sant Joan, que sirven para dar la bienvenida al verano a una villa abierta al mar, a la cultura ya la xerinola.

Esteve Llopis era peletero, pero la crisis originada por la internacionalización de la fabricación de productos del sector en Asia Oriental le obligó a buscarse una alternativa de vida. Se iniciaron con la apertura de un pequeño local junto al antiguo taller de Esteve, con una propuesta sencilla, un fuego y una plancha. Lo poco que hacía lo hacía con criterio y eso le permitió empezar a ser conocido y fidelizar a la clientela. Sin embargo, hace quince años, Mònica Gasulla y Esteve se trasladaron a un local más grande en su barrio para convertirse en un restaurante de referencia en Sitges.

Al entrar visualizamos dos pizarras con los platos del día, donde leemos cosas suficientemente tentadoras que nos generan dudas a la hora de elegir. Esteve, un culo inquieto que entra y sale de la cocina constantemente, nos facilita la elección: "¿Os digo yo lo que debe comer?". Evidentemente y sin dudarlo le decimos que sí. Lo primero que llega a la mesa es un xató muy bueno con la salsa hecha por el padre de Esteve, un cocinitas de noventa años q quien le gusta ayudar a su hijo haciendo la salsa tal y como se ha hecho toda la vida. Los mejillones bouchot hechos en la sartén con pimienta, un chorrito de aceite y una vinagreta, unas croquetas de gamba roja elaboradas por Marcel, pareja de Maria y que de vez en cuando les echa una mano, son el inicio de un almuerzo muy prometedor.

Nos adorna la mesa una botella de Les Forques de la Bodega Mas Cadí, un vino tinto de las variedades monastrell, cabernet sauvignon, sumoll y mandón muy potente pero a la vez fresco y muy agradable de beber. Empezamos la segunda parte del almuerzo con unos calamares fritos con piparras que destacan por su melosidad y un atún cocinado con muy poca interferencia. A Esteve le gusta hacer guisos clásicos de nuestra cocina y nos hace probar unos garbanzos con butifarra negra, espárragos verdes y langostinos salteados con jamón ibérico y setas. Cuando ya estamos casi hartos nos sirve una de sus especialidades: las fantásticas albóndigas de ternera con sepia. Coronamos el almuerzo con una tarta de queso que no nos permite decir ni haba. Ha sido un gran acierto dejar en sus manos el menú de hoy.

Pedimos unos gintónics, la cuenta y la presencia de Esteve para que nos hable de este proyecto familiar plenamente reconocido por los sitgetanos de nacimiento y de adopción. "Solo tenemos carta y trabajamos lo que nos lleva el pescadero y el carnicero de confianza. Llenamos las pizarras según el producto que hemos comprado", nos comenta mientras hace el cigarrillo de la descompresión en la terraza del restaurante. "Hago la cocina que me gusta comer en casa; donde no llegas con la elaboración llegas con el producto", sentencia.

La familia Llopis ofrece una cocina honesta con producto de calidad ya un precio razonable para hacer feliz a una clientela fiel. ¿El resultado? La gente los quiere, les apoya y llena el restaurante.

Recuerda que la mejor opción para disfrutar de esta propuesta gastronómica son los servicios de Renfe Cercanías

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