La carnicería centenaria junto al lago de Banyoles que ha sido premiada por la Generalitat
La charcutería y carnicería Can Pericus, fundada en 1899, recibe el Premio Nacional en el establecimiento comercial centenario de la Generalitat de Catalunya
GeronaLa histórica charcutería y carnicería Can Pericus de Banyoles está de enhorabuena. Este mítico negocio familiar, fundado en 1899, ha sido distinguido con el Premio Nacional en el establecimiento centenario, un reconocimiento que otorga la Generalitat de Catalunya a aquellos comercios que superan el siglo de vida. El galardón hace valer los más de 125 años de trayectoria de esta carnicería de finales del siglo XIX, que hoy se ubica en un local en el casco antiguo y en otro bajo las vueltas de la plaza Catalunya, a cuatro pasos del estany. Durante todos estos años, Can Pericus se ha convertido en un referente en toda la demarcación gerundense, adaptando la propuesta clásica de embutidos y carne fresca de procedencia certificada con un surtido extensísimo de elaborados y platos cocinados de mucha calidad. Cada día pasan decenas de clientes del pueblo, pero también un montón de vecinos de Girona y Olot que hacen parada expresamente cada vez que vienen de visita al estanque y aprovechan para llenar la nevera.
"Este premio es un homenaje a todas las generaciones que han trabajado con dedicación y honestidad para mantener el proyecto vivo. Nos enorgullece continuar el camino que inició mi bisabuelo y seguir amando esta profesión como él la amaba", explica David Roca, actual propietario y cuarta generación al frente del establecimiento junto con la establecimiento junto a la misma. Además de las dos tiendas (la de la plaza Mayor y la más reciente en la Villa Olímpica) Can Pericus también gestiona un gastrobar, pegado a la última tienda, donde se cocinan platos a partir de los alimentos de las vitrinas y un servicio de catering para banquetes y eventos.
Cigaletas de Ángel, menú de mediodía y platos cocinados
En las tiendas de charcutería uno de los productos estrella son las Cigaletas de Ángel, un tipo de secallones estrechas y largas hechas con carne de cerdo. Todo el surtido de hamburguesas de pollo, de ternera con verduras, de setas o de queso entra por los ojos, al igual que las hamburguesas veganas y unas de bacalao que los clientes vienen a buscar expresamente. Los platos hechos para llevar, bien envasados, que aguantan varios días en la nevera, nos solucionan la semana: no pueden faltar guisos, macarrones, canelones, escalivada o berenjenas rellenas. Y en la parte que tienen de restaurante, funcionan muy bien los menús de mediodía, a 19,50€. Por la noche, además, es un lugar ideal para tapas de croquetas, bravas y tiras de pollo enlucido, además de ensaladas muy bien condimentadas o hamburguesas que van cambiando según la semana y generan mucha expectación.
El bisabuelo fundador, Pere Roca i Curet, abrió la primera carnicería en Mata, un pequeño pueblo del término municipal de Porqueres, antes de trasladarse a la plaza de las Rodas de Banyoles, donde el negocio echó raíces definitivamente, y combinaba la venta de productos cárnicos con una fonda donde campesinos y vecinos. En cada generación el negocio fue evolucionando y en los años ochenta, Pedro y Kimi, padres del actual propietario, empezaron a idear el surtido de hamburguesas, carnes adobadas y productos elaborados artesanalmente, cuando aún no estaban tan de moda, pero funcionaron muy bien e hicieron escuela.
Evolución del negocio y presencia en las redes
Y éste es el testimonio que ha asumido David Roca, convencido de que el secreto del éxito es saber mudar con el tiempo sin perder la esencia. "De la misma manera que todo evoluciona, nuestro sector también debe ir cambiando en cada momento. Lo que hacían mis abuelos o mis padres nada tiene que ver con lo que hacemos hoy en día. No sólo trabajamos los cortes tradicionales, como el jamón dulce o salado, sino que hemos transformado los productos para adaptarlos a los gustos actuales", explica. Y añade: "Antes, por fiesta mayor, mis padres tenían que preparar hombros de cordero, latas de ternera y pollos para hacer asadas las comidas familiares. Ahora todo esto ha cambiado: quieren que los cocines tú lo que no quieren hacer en casa. Si tuviéramos que fiarnos de los pollos enteros, enteros. Eso sí, dedicarse a los platos preparados y diversificar el negocio significa también más trabajo, y ahora, en Can Pericus, ya son una treintena de trabajadores en las diferentes tiendas y obradores.
La voluntad de actualización a los nuevos tiempos de esta cuarta generación al frente de la carnicería también se nota en su apuesta por la comunicación y la presencia en las redes sociales. Para fidelizar a la clientela, el trato cercano al mostrador es clave para establecer una relación de confianza, pero la difusión en internet también juega un papel importante para seducir a nuevos públicos: "La gente a veces tiene miedo de entrar en la tienda, preguntar, elegir... y prefiere ir al supermercado a comprarlo todo de repente y envasado, pero hoy tenemos herramientas para enseñar lo que hacemos". Además, Roca defiende la importancia de la calidad y la proximidad por delante de la compra rápida de las grandes superficies: "En los supermercados pueden parecer más baratos, pero a menudo se paga más por el plástico y el embalaje que por el producto, y el gusto en boca no tiene nada que ver", añade.