Ni un día en casa

Casa Petra: compartiendo el recuerdo de la abuela

La cocinera Julia Olucha recupera los sabores de la infancia en este restaurante que está lleno desde primera hora de la mañana

3 min
De izquierda a derecha Julia, Núria y Silvia con una paleta de jamón ibérico en el Casa Petra.
  • Dirección : Calle de Manila, 51, Les Corts, Barcelona
  • Cocina : con producto de calidad para compartir
  • Obligado : linguine con salsa americana y gamba roja
  • Vino : carta amplia con buena presencia de vinos catalanes
  • Servicio : profesional y atento
  • Local : espacio moderno, bien diseñado y con terraza
  • Precio final por persona : 55 € con vino

Ferran es un hombre inquieto e inconformista por naturaleza. Ya lo ha hecho todo en la vida y podría dedicarse a disfrutar de una jubilación que se ha ganado, recordando su etapa como portero del Lleida y supervisando desde la distancia a la empresa que tiene en Guijuelo (Salamanca ), vinculada a la industria cárnica, que ahora gestiona su hijo. Pero a estas alturas de la aventura, él todavía tiene ganas de juerga. “En casa me dicen si con setenta años todavía merece la pena enmerdarse así”, confiesa con una media sonrisa que deja entrever su respuesta. Hace un par de años, dos amigos tuvieron que convencerle para abrir otro restaurante cuando él ya se daba por satisfecho con el funcionamiento de Casa Dorita, junto al Mercado de Sant Antoni. Raul Longhi, ex jugador del Espanyol, ofreció el local de un buen amigo suyo, y Ernest Farrés se sumó a la presión para conseguir que Ferran Farrà viera claro el proyecto e incluso el nombre del nuevo espacio: Casa Petra .

Los tres son los socios de este restaurante que abrió el 1 de junio del 2022 en la calle Manila de Barcelona, ​​en una zona acomodada de la ciudad. Ferran propuso su nombre y sobre la mesa puso otro: el de la persona que podría encargarse de la cocina. "Todos teníamos muy claro que sobre todo era clave encontrar a la persona adecuada para hacerse cargo de la cocina", explica Ferran, que, como hicieron con él, también tuvo que picar piedra para convencer a Julia Olucha, del Via Veneto, que los encajaba a la perfección. “Lo que más me costó fue hacerle entender que nosotros queremos hacer huevos fritos”, reconoce entre risas. Al final lo consiguió, aceptando de palabra que Julia le pusiera como condición que un día monten un restaurante con estrella Michelin: “Le dije que me dejara unos cuatro o cinco años de margen, hasta que esto arrancara, y volveríamos a hablar”. Lo recuerda sonriendo y confiando en que el buen funcionamiento de Casa Petra haga olvidar esa promesa que se aventuró a hacer.

Estamos en una mesa alta medio escondida frente a la barra y rodeada de botellas vacías de grandes vinos y champagnes. Compartimos tres gildas para abrir boca mientras inauguramos la botella de Lafou El Sender (DO Terra Alta) y consensuamos el resto de platos que, como habitualmente, nos repartiremos. Escogemos como entrantes la ensalada de tomate con ventresca y cebolleta, la cecina de wagyu, una tapita de chistorra, los calamares a la andaluza con mayonesa de ajo negro y el bikini de lomo ibérico y queso contiene. Todos ellos platillos de producto magnífico, bien elaborados e ideales para compartir. Como segundos, añadimos dos raciones de linguine con salsa americana y tártaro de gamba roja y una de huevos rotos con jamón. El toque dulce final lo ponemos con dos postres: el pan con aceite y chocolate, y la tarta de queso.

Ferran y Raul nos hacen pasar a la sala principal, elegante como el resto del local, para saborear nuestro gin-tonic de clausura y algún café. Nos hablan de Isabel Coll, responsable de los restaurantes (los que ya tienen y los que abrirán), y de la felicidad de ver a Casa Petra cada día lleno, incluso por la mañana con los desayunos. Ferran pensó en la abuela Petra para ponerle nombre al nuevo proyecto. Su abuela materna, con la que él se crió ya la que quería homenajear. “Casa Petra quiere que relacionemos los recuerdos con los sabores, como hoy en día sigo haciendo yo”, se explica en la carta del restaurante. Y el recuerdo de la abuela Petra se saborea y se comparte en torno a una mesa.

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