Cruasanes agotados a las 11 de la mañana y un enjambre de gente en Roda de Ter
El pastelero Gil Prat afirma que mañana no aumentará el número de croissants, los ganadores del premio, que vende a 1,90 €
Doscientos cruasanes agotados en tres horas. El pastelero Gil Prat ha abierto a las 8 de la mañana, como todos los días, y los vecinos habituales le felicitaban por haber ganado el Concurso al Mejor Cruasán de Mantequilla del Estado. Una hora más tarde, ya no eran sólo los vecinos quienes entraban en la pastelería, situada en la calle Bac de Roda, una vía céntrica, si es que se puede decir que hay una calle más céntrica en una población de 5.000 habitantes. "Vienen de todas partes, sobre todo de la comarca, pero también de fuera, porque están de paso, porque están de vacaciones, y, como se han enterado de la noticia, han venido a buscar expresamente", dice el pastelero
Por un motivo u otro, a las 11 de la mañana sólo quedaban los cruasanes rellenos, que también son muy atractivos porque la imaginación del pastelero es golosa. Lea: crema catalana, chocolate de todo tipo, praliné, Nutella, sobrasada, queso con jamón dulce y pronto habrá panellets. Ahora bien, del “cruasán ganador”, como llamaban los clientes que entraban por primera vez en el horno, no quedaba ni uno. Las dependientas, Dolors y Assumpta, los habían vendido todos, a 1,90 €, que es el precio que a partir de hoy tendrán los cruasanes del horno Prat-Can Carriel. “Hasta ahora los vendía a 1,70 €, pero como la materia prima que he utilizado para hacer los del premio es de mayor calidad y más cara, el coste final de los nuevos croissants se ha incrementado”, decía el pastelero. Es decir, a partir de hoy los cruasanes de mantequilla de la pastelería Prat son diferentes respecto a los que elaboraba ayer. “Hoy los he reproducido exactamente igual que hice en el premio. En la práctica, puedo decir que el resultado final tiene más materia grasa”, desvela.
Debido a que la expresión materia grasa sorprende a la periodista, Gil Prat se apresura a explicarse: “He conseguido que el interior del croissant sea como una colmena de abeja, es decir, es alveolado, y eso no se consigue con una mantequilla con poca grasa ”. Con este cambio, y otros, pudo presentar ayer al concurso un cruasán de mantequilla, con cuernos alargados que era crujiente por fuera y blando por dentro. Con el mordisco, ciertamente, es como si se comiera una nube que hace creo-creo en un primer momento, pero que enseguida se funde en la boca. Es blando, blando, pero tampoco se engancha al paladar. Es un cruasán, pues, lleno de matices y que cuenta una buena historia, que es la siguiente: el panadero de Roda de Ter asegura que con el premio se refuerzan todos los pastaleros artesanos del país. "He ganado yo, pero ganamos todos".
Por último, el pastelero asegura que el proceso de elaboración de un cruasán artesano es de veinticuatro horas, porque la masa debe hacer reposo, y sobre todo porque debe estar muy fría para que se pueda laminar y, por consiguiente, para que se convierta en alveolada. Y la anécdota final: su cruasán es alargado, con cuernos, sí, alargados, es decir, como los cruasanes franceses. Cuando el dulce nació en el siglo XVII en Viena tenía forma de media luna, se ha dicho tradicionalmente, pero Francia alargó su forma y en el concurso del Gremio de Pastelería de Barcelona todos los cruasanes ganadores han sido siempre alargados. ¿Por qué? "Porque conseguir el interior con la calidad que queremos es muy difícil con las puntas curvadas", afirma Gil Prat, que añade que mañana no aumentará la cantidad de cruasanes que hará. Serán doscientos, como hoy, porque la calidad es más alta, pero "no la cantidad".