Vips&Vins

David Carabén: "Queríamos hacer un vino que pudiera funcionar en un concierto de rock"

Músico

David Carabén en el bar de vinos Món Vínic de Barcelona
3 min

¿Qué es más difícil, componer una canción o elaborar un vino?

— Yo de elaborar vinos sólo he obtenido la parte del placer, porque no los elaboro directamente, es testimonial. Para mí, no tener una responsabilidad definitiva al respecto es un factor importante. En cambio, hacer una canción implica poner muchas horas, no ser dueño de tu tiempo y ser generoso en aspectos de tu intimidad. A veces puede dar pereza volver a remover las cosas con las que has alimentado tus canciones. Te dejas una parte de ti que te deja algo tierno y el resultado es perdurable.

Hay vinos que pueden ser perdurables si se vincula con momentos.

— Sí, totalmente. Lo bonito que tiene el vino es que no hay ninguna botella que sea igual que la siguiente y que nunca lo consumes con la misma gente ni en las mismas circunstancias. Es una materia viva y cada año va evolucionando. Las canciones, aunque estén grabadas, también son eso, el oyente acaba haciéndolas suyas y las llena de sentido a cada vez que las escucha, y el sentido de una misma canción también puede ir cambiando con el tiempo.

¿Cómo vincular estos dos mundos?

— Nosotros queríamos un vino que pudiera funcionar en un concierto de rock. Empezamos el 2010 con el vino Siete toda la vida y pese a que lo hemos ido evolucionando, teníamos claro que en boca debía ser muy expresivo. No podía ser un reserva, debía ser una media crianza a lo sumo, que se pudiera ir bebiendo. Esto es lo que buscábamos y yo creo que lo conseguimos. Lo que ocurre es que con el paso de los años el vino le hemos hecho evolucionar. Desde que en 2014 o 2015 añadimos syrah, se ha sofisticado mucho y ahora es un vino señor.

Hay un verso de Quien ha bebido de Mishima que dice: "Quien ha bebido tendrá sed toda su vida. Pega más que la heroína y es tan eficaz como la aspirina". Aquí muestras una cara más agridulce de las bebidas.

— Yo creo que las obras de arte deben enseñar todos los aspectos de la vida. Tienes que encontrar los extremos de la vida desde el negro hasta el blanco, para que el espectador los vea y diga "no, yo eso no lo haría" o "no, yo sí que lo he hecho". Por tanto, el mundo del vino también está ahí. Al cabo de muchos años me di cuenta de que muy probablemente había cogido muchas ideas del poema en prosa de Baudelaire Enivrez-vous [Embriagueos] y tú dices "embriagáos de qué?" De lo que sea, de música, de amor, de poesía, de lo que sea. La sensación de embriagarse es la sensación de que pierdes un poco el contacto con la tierra, con la gravidez. De repente todo conecta, todo tiene que ver con todo y en este estadio, que yo creo que es envidiable, es donde quieren situarte muchas veces las obras de arte y también es donde te sitúa muchas veces el vino. Tienes la sensación de poder caer, es esa ambivalencia lo que hace interesante el vino, si no sería zumo de uva.

Entrevista al músico David Carabén en la vinoteca Món Vínic de la calle Diputació.

¿El vino te ha ayudado alguna vez a escribir canciones?

— Cuando haces una canción está muy bien que la trabajes en todos los estadios de conciencia que puedas estar. válida para todo tipo de gente que estará en diferentes estadios de su vida y con diferentes emociones y entonces ya debe tener entrada para todos ellos. más porosa sea una canción para que quepan más individuos, mejor será.

¿Cuál es el brindis que recuerdas más especialmente?

— Más que un brindis en concreto sí que es cierto que el nombre del disco Siete toda la vida al final se ha convertido en una frase por brindar. Sería un "ojalá que quieras tener sed toda la vida", que tengas el aliento, la energía y la inquietud de ser curioso toda la vida, pienso que es muy importante. Esto lo utilizamos mucho con Mishima, incluso también es una frase que utilizamos para firmar algún disco.

¿Tiene diferentes vinos y el cava Guspira, hasta qué punto tú eres consumidor de tus propios vinos o cavas?

— Mucho, y esto es un poco chungo, pero es el mismo precio que pagas también cuando te dedicas a la música. Al final escuchas mucha música tuya y entonces se te duerme un poco la capacidad de atención para otra música y con los vinos ocurre un poco lo mismo. Cooperas con la gente que le está haciendo a encontrarlo, a hacerlo, y entonces te gusta tanto que casi sólo sabes éste. A mí me gusta mucho probar cosas, pero claro, pico mucho de lo nuestro, sí.

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