Espumoso

La DO Cava pierde una bodega de medio millón de botellas: Kripta, de los Torelló Mata, se pasa a Corpinnat

La familia Torelló Sibill de San Sadurní de Anoia acaba de notificarlo hoy al Consejo Regulador del Cava y lanza al mercado la primera botella con etiqueta Corpinnat

La tercera generación de la bodega Kripta, Sofia y Àlex, con los hermanos Gemma y Àlex, y el abuelo, fundador de la bodega, Agustí Torelló Mata
30/07/2025
6 min

San Sadurní de AnoiaLa bodega Kripta, de la familia Torelló Sibill de San Sadurní de Anoia, acaba de anunciar que abandona la DO Cava para entrar en la marca Corpinnat, que suma el decimosexto elaborador entre sus filas. "Nosotros estábamos muy arraigados en el Cava desde el inicio, pero hace unos años que la denominación de origen va a una deriva que no nos identifica, y Corpinnat nos supone el camino natural que queremos seguir", explican los hermanos Gemma y Àlex Torelló Sibill la misma mañana en la que ambos han notificado al consejo regulador del Cava que se daban. "Lo hemos hecho coincidir con el final del trimestre, cuando ya hayamos hecho las declaraciones trimestrales, así que esta vendimia que comienza ya la haremos como Corpinnat", dicen.

A continuación, enseñan el primer Kripta que acaban de etiquetar con la marca. Es un espumoso del 2016, lo lanzarán al mercado este verano con 1.935 botellas y la etiqueta es dorada, con el dibujo mítico diseñado por el admirado Rafael Bartolozzi. Además, la botella de ánfora estrena también un estuche dorado, que a su vez servirá como pie para sustentarla y no tener que utilizar ningún otro soporte.

La primera botella Corpinnat de la bodega Kripta, un espumoso del 2016 con la etiqueta y el envase dorados.

La decisión ha sido meditada y en Kripta, como todas las últimas bodegas que han entrado en Corpinnat, les ha supuesto dos auditorías rigurosas, en dos años seguidos, con las que han mostrado que siguen la normativa que exige Corpinnat, que pide hacer la vendimia a mano ya partir de 2034 no utilizar ni la variedad chardonnay ni la pinot noir. En Kripta, a partir de ahora, tendrán que cambiar todo el papeleo interno y externo porque no podrán utilizar nunca más la palabra cava. Son Corpinado. Y es fácil escribirlo, pero el trabajo que les conlleva será complicado. Están preparados, y lo asumen, y piensan que es un esfuerzo que se lo merece porque Corpinnat ha demostrado estos años, desde que se escindió de la DO Cava en 2019, que "son un grupo sólido, que hace territorio, que ama el Penedès y que tiene mucho recorrido", afirma Gemma Torelló, quien también opina que la otra marca que hay en el territorio, Clàssic Penedès, "no funciona y tampoco han sabido promocionarse".

El caso es que actualmente en el mismo Penedès hay tres nombres superpuestos que explican el trabajo de los elaboradores de espumoso: Cava, Corpinnat y Clàssic Penedès. "Cuando se creó la DO Cava, en 1986, se hizo deprisa y corrientes, y todo fue tan rígido que no nos aceptaron que nuestras elaboraciones se llamaran hechas en el Penedès, porque nos decían que el nombre ya estaba cogido para los vinos tranquilos", recuerda Gemma, que añade que "en los últimos años la Cava entiende, tales como subzona Valls del Anoia-Foix;, elaborador integral". Tanto es así, que Gemma Torelló sostiene que no puede "ir por el mundo con esos nombres que nadie entiende". Y añade: "En la práctica, en las estanterías de las vinotecas y en las cartas de los restaurantes nos colocan junto a Gramona, Recaredo y los demás Corpinnat". ¿Por qué? "Porque el mundo entiende en el mundo.

Agustí Torelló, su hijo, el abuelo fundador, Agustí Torelló Mata;

Sobre el camino a la deriva de la DO Cava, los dos hermanos también comentan cómo son actualmente las reuniones en el consejo regulador del cava: "Están diluidas, porque hay tres grandes empresas, con capital extranjero, Jaume Serra, Codorniu y Freixenet, que envían secretarios generales que no pueden decidir nada. Por tanto, terminamos las reuniones sin haber tomado ningún acuerdo, porque estas personas no han tomado ningún acuerdo; éramos las mismas familias elaboradoras los empresarios que íbamos a las reuniones; en nuestro caso es así, todavía".

Ahora bien, cuando el consejo regulador del cava debe hacer cambios, los hace, como ocurrió el pasado verano, y esta forma de actuar es probablemente la que más controversias ha generado en los últimos meses. En julio del 2024 el consejo regulador permitió que las bodegas pudieran utilizar hasta un 15% de uva procedente de viñedos no inscritos en el registro, y con esta medida se pretendía hacer frente a la sequía, que había supuesto falta de materia prima, y principalmente beneficiaba a Freixenet. "Yo llamé a Javier Pagès, presidente de la DO Cava, cuando me enteré, y le comenté que el cava no sabría nada si permitían hacerlo. Él me respondió que habían accedido a unas peticiones de los viticultores", dice Gemma Torelló, que añade, riendo: "El día que Freixenet quiera hacer magdalenas dentro de la DO Cava, también se lo permitirán". Para seguir el hilo, Àlex Torelló opina que el año pasado, con la vendimia de la vendimia uva se habría pagado mejor. El kilo de la uva en la DO Cava se pagó como siempre, entre 0,70 y 0,80 euros.

Todo esto queda atrás porque en Kripta ahora sólo piensan en el futuro. La bodega, que se inauguró en 1978, estrenó instalaciones en 2001 en la carretera en dirección a Igualada, en el término de Sant Sadurní. Actualmente ya cuenta con la tercera generación, con los abuelos fundadores que este año cumplen noventa años, por lo que el primer espumoso Corpinnat de la bodega sale al mercado con 1.935 botellas, porque es el año que nacieron. "El padre, Agustí Torelló Mata, acaba de cumplirlos; y la madre, Carmen Sibill, los hará este próximo noviembre", dicen los hermanos. Los hijos mayores de cada uno de ellos, Marc (como enólogo) y Sofía (encargada de hospitalidad) ya están trabajando en la bodega. "En este negocio tiene que haber una generación que se implique, que lo siga, porque, si no, ya puedes venderlo", opina Gemma Torelló, que compara la dedicación que hacen todos juntos como familia con la que hacen otros en un restaurante.

Siguiendo el hilo del origen de la bodega, hace falta decir que hasta hace un año se llamaba Agustí Torelló Mata, el nombre del padre, de la primera generación. "En febrero del 2024, decidimos cambiarlo por Kripta, que es la espumosa insignia, nuestra joya de la corona", dice Gemma. Después de que el padre hubiera trabajado para varias bodegas, en 1978 se puso por su cuenta y empezó a vinificar en una cava en la calle Industria de Sant Sadurní de Anoia y también a otra en la población de Can Rossell. museo, en el que se explica gráficamente los orígenes de la familia. "Aquel espumoso que el padre empezó a elaborar no quería ponerlo a la venta, pero la cofradía le animó, y fue atado porque el diseñador Rafa Bartolozzi se ofreció a hacerle la etiqueta", dice Gemma Torelló.

El presidente de Corpinnat, Pere Llopart, y el vicepresidente, Roca Gramona (en los extremos de la foto) brindan con la familia Torelló por la incorporación a la marca en los jardines de la bodega Kripta.

Todo fue un acierto y éxito. La etiqueta, que recuerda a una faz grecorromana, con un pelo de pámpolos, una rama de olivo en la boca, y el fondo marítimo de Cadaqués, causó sensación, y también el collarín de la botella, que retratan unos pámpulos. "Aún hoy, casi cincuenta años después, la etiqueta es moderna", dice Gemma mientras enseña la nueva, la dorada. La guinda del pastel fue el ánfora, una obsesión del padre, Agustí Torelló Mata, que se inspiraba en las ánforas que habían utilizado los ingleses para embotellar el vino que recibían en botas de Francia, y que dentro del ánfora hacía de forma natural la segunda fermentación. "La forma de ánfora impedía que las botellas petaran, lo que sí les ocurría en Francia, que ese mismo vino que tenían lo embotellaban, y como hacía la segunda fermentación en una botella no preparada, entonces no aguantaba la presión", señala Gemma.

De hecho, todavía hoy las botellas de los espumosos, sin la parte final, tienen forma de ánfora, pero con la parte final añadida aguanta en la mesa, a la vez que se puede coger con la mano para verter las burbujas en una copa. Otra innovación del padre, el color del vidrio, que lo eligió de color ámbar, y no verde, como hasta entonces se utilizaba. Todo fue muy rompedor en una época, en 1978, que apenas se salía de la dictadura franquista.

A partir de hoy la bodega Kripta comienza un capítulo nuevo de su historia. "El cava tiene su realidad, y nosotros tenemos la nuestra, que nos vincula con Corpinnat y el Penedès", concluyen los hermanos Àlex y Gemma Torelló.

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