El radar suculento

Nacer en el altillo del Bar Alegria y no alejarse nunca más: la historia de los 125 años de un local emblemático

El local es hoy en día uno de los puntos de encuentro para los amantes del vermut, la tortilla trufada y un bikini que transporta a la infancia

La terraza del Bar Alegría.
28/11/2024
4 min

Cuando entras en el Bar Alegría (Comte Borrell, 133) no puedes evitar mirar hacia arriba, hacia el altillo. Y pensar que allí nació Maria Cortés Macià en 1929 y que hace un montón de años vivían apiñadas seis personas. Y después darte cuenta de que Maria, con 95 años, no está muy lejos. Solo unos pisos más arriba. Qué bonito es poder encontrar un hilo conductor entre las personas que han hecho vida en un espacio. A menudo estos hilos se rompen, se pierden, y los sitios, vuelven a empezar huérfanos de pasado. Pero por suerte, no es el caso del Bar Alegria, que este año cumple 125 años. En una ciudad como Barcelona esto no es poco y lo han celebrado de dos formas: la primera donante continuidad en este local precioso, que atiza la nostalgia y abre el apetito. La segunda forma ha estado haciendo un libro que firman el cocinero y propietario del local, Tomás Abellán, y el periodista Toni García Ramón.

Fotos históricas cedidas por la familia Cortés Macià.
Fotos históricas cedidas por la familia Cortés Macià.

En este libro, Bar Alegría (Ed. Debate), encontramos un prólogo de Ferran Adrià, enalteciendo los bares de tapas, una carta de Maria Cortés Macià, y la aventura del actual propietario, que también comparte sus recetas más apreciadas: como por ejemplo la del bikini de su infancia, o la de la tortilla trufada. La antigua propietaria también clavaba las tortillas, por cierto.

Pero vamos al principio, cuando la familia de Maria Cortés Macià empezó a regentarlo y después de servir mucho alcohol se dieron cuenta de que debía alternarse con comida. Aquí aparece el plato principal por excelencia para hacer cojín: el fricandó. Y después, a raíz del éxito, un fantástico menú que tenía clientes habituales como Carles Buïgas, el arquitecto del recinto de la Exposición Internacional del año 29 o de la Font Màgica de Montjuïc. Buïgas iba porque se comía bien y empezaban a servir las comidas temprano. Y éste sigue siendo uno de los puntos fuertes de la segunda vida del Bar Alegría: adaptarse a las necesidades de la clientela. Ahora encontramos una preciosa terraza para hacer el vermut. Y los domingos por la noche, rumba, para amenizar que la semana debe acabar... con alegría, claro.

El interior del local fotografiado desde el altillo en el que nació Maria Cortés Macià.
Tomàs Abellán ha dado vida a esta segunda etapa del bar.

Y si se trata de alegría, está la que tuvo Maria Cortés Macià cuando Abellán la visitó: “mis hijos no lo querían, me alegré mucho cuando Tomás vino a verme porque quería tratar el bar como si fuera también su casa”, explica en su escrito. Y las alegrías también llegaron a la vida del cocinero: el día que firmó la compraventa, el primer día que hizo rumba en directo, el primer día postpandemia. “Es una alegría constante. Un proyecto del que me siento orgulloso”, afirma.

Pero el sitio también le lleva quebraderos de cabeza, porque restaurar es más caro que hacerlo nuevo. El romanticismo y la conservación del patrimonio cuesta dinero. “El ayuntamiento no nos cuida en absoluto. Tendría que cuidar los locales emblemáticos y que mantienen la identidad. Que después también hacen que a los turistas les guste la ciudad”, denuncia un ejemplo de un local que le hace hervir la sangre: el Café Schilling de la calle Ferran convertido en un Taco Bell. más feas que hay”, dice Abellán.

El bikini de infancia de Tomàs Abellán es uno de los platos con mayor éxito.
Los níscalos son uno de los platos de temporada que tienen a la carta.

Él tras el éxito del Alegría que inauguró en el 2019, ha continuado construyendo proyectos. Casa Luz, el 2021, en un rooftop muy agradable de Ronda Universitat, Casa Linda el 2023, en Ibiza, y el 2025 vedrà otra novedad que no puede detallar, pero que podemos decir que estará en Barcelona y se inaugurará a principios de año. Es consciente de que con la oferta del Alegría supo tocar la tecla de lo que buscaban muchas personas: lo mejor del pasado tamizado por el cedazo del presente. “Los bares están de moda. Ahora todo el mundo hace bares. No existía la moda cuando empezamos. La moda pasará y el Alegría seguirá siendo un bar”, manifiesta. Y Maria Cortés Macià lo remata con el siguiente deseo, “125 años son muchos para un bar, ojalá siga abierto 125 años más”.

stats