Ni un día en casa

La Vil·la de Corçà: yogures que te pueden cambiar la vida

En esta masía se ofrece carnes, pescados y arroces, pero con los caracoles como especialidad innegociable

De izquierda a derecha, Laura, David y Andrea tocando el piano de pared del recibidor del restaurante.
  • Dirección : avenida Costa Brava, 33, 17121 Corçà, Girona
  • Carta : típica del Empordà
  • Obligado : los caracoles
  • Vino : variedad
  • Servicio : familiar
  • Local : masía ancha y cómoda
  • Precio por persona : 35-40€

En 2000, en Vic, Laura y David emprendieron una aventura culinaria que cambiaría sus vidas. Juntos, abrieron el restaurante El Moll de la Fusta, especializado en cocina catalana y, sobre todo en caracoles, la especialidad de la pareja. Años después, decidieron abrir La Rovira en Espinelves manteniendo la esencia de su primer negocio, ofreciendo cocina autóctona y, por supuesto, sus famosos caracoles. Pero un percance les llevó a tomar una decisión difícil: cerrar el negocio. Esa adversidad no les desanimó; por el contrario, se comprometieron a una regla autoimpuesta: no abrirían ningún otro restaurante hasta que pudieran tener uno de propiedad.

Un día, mientras volvían a casa, después de pasar un día en familia en el Estartit, decidieron pararse en una gasolinera para comprar algunos yogures para cenar. Mientras Laura hacía la compra, David vio una masía con un letrero tentador: "Se vende". No perdió ni un minuto, y llamó para comprarla. Así, en 2012, David Martínez y Laura Carreras abrieron La Vil·la de Corçà, en Corçà, en el Alt Empordà. Él se hizo cargo de la cocina, mientras Laura se ocupó de la sala. El menú ofrece una variedad de platos, desde carnes a pescados y arroces, pero con los caracoles como especialidad innegociable. Tienen tres tipos: los de la villa, los mimosa y los secos. Nosotros, como somos de buena comida, decidimos degustarlos todos. Damos fe de que David tiene la mano rota a la hora de cocinarlos, excelentes. De segundo, Laura nos recomienda que comamos el arroz de Pals y pato cinco bellotas, insuperable, el entrecot de ternera y unas costillas a la brasa. Todo el ágape acompañado por el vino propuesto también por ella: un Cigonyes tinto del Empordà. Rematemos el espectáculo con un pastel de queso que compartimos entre los tres.

Vil·la es más que un restaurante, es una masía rústica que Laura y David eligieron como su hogar. "Tenemos nuestro piso en lo alto del local, y tanto el negocio como la casa serán para siempre", nos dice David. El nombre del restaurante se inspiró en el término villa, que solía utilizarse para describir casas autosuficientes y autogestionadas. Esta definición capturó su espíritu emprendedor y el deseo de crear algo único.

La historia de Laura y David es un ejemplo inspirador de cómo la casualidad y la determinación pueden llevar a la realización de los sueños. Desde su modesto inicio en el Moll de la Fusta hasta la creación de la Vil·la de Corçà, han demostrado que el amor por la gastronomía y la valentía pueden superar cualquier obstáculo en el camino hacia el éxito. Su restaurante no sólo es un lugar para disfrutar de una excelente comida, sino también un reflejo de su amor por la comida y su deseo de compartirla con el mundo.

Cada vez que Laura y David salen de su casa miran la gasolinera cercana y sonríen, recordando cómo todo empezó gracias a unos yogures. Como un guiño a su historia, en el menú diario ofrecen a sus clientes un delicioso yogur como postre. Hasta ahora, nadie sabía esa historia. No hay secreto mejor guardado, que lo que ahora todos conocemos.

Recuerda que la mejor opción para disfrutar de esta propuesta gastronómica son los servicios de Renfe Cercanías

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