Consumo

El vino busca cómo salir de su callejón sin salida: pierde consumidores, el catalán se estanca y no convence a los jóvenes

Joan Gené, director general del Incavi, afirma que hace falta "menos solemnidad y más emoción compartida"

Un grupo de jóvenes vindrando con copas de vino.
10/10/2025
5 min

BarcelonaEl vino tiene grandes retos por delante. Al desafío que representa el cambio climático para el cultivo de la uva, ahora se ha añadido el bajón del consumo de vino. Si bien algunos indicadores apuntan a que el estado español es de los pocos países que quedan al margen de esta tendencia global, la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) ha estimado que el consumo mundial ha caído a 214,2 millones de hectolitros en 2024, un 3,3% menos que en el año anterior, un dato que representa el 9 que representa el dato19, un dato que representa el dato19. que apuntan a que el vino está en retroceso y el Instituto Catalán de la Viña y el Vino (Incavi) quiere revertirlo.

De estar siempre en la mesa a servir para brindar

Uno de los pocos indicadores plenamente accesibles que permiten hacerse una idea de la evolución del mercado vinícola catalán es el de las botellas que expiden las bodegas de las 11 denominaciones de origen –todas, excepto Cava– para que se pongan a la venta. A estas alturas ya se dispone de buena parte de los datos del 2024 –solo faltan los de la DO Pla de Bages y el cuarto trimestre de la DO Terra Alta– y apuntan a que la comercialización de vino moderó su descenso. Por lo que se sabe de momento, aunque el precio por botella sigue al alza, el pasado año el volumen se habría reducido un 3,2%, mientras que en 2023 la caída fue del 8,1%.

Para afrontar la contracción del consumo, el Incavi –que depende de la Generalitat– está mejorando el análisis de la evolución del sector. Acaba de presentar un primer adelanto del Barómetro del Consumo en Cataluña 2025, un estudio de percepción basado en una encuesta que ha respondido a un millar de personas. Corrobora que el ritmo de caída se ha desacelerado, pero no detenido, como muestra el número de catalanes que consumen vino –independientemente de dónde se haya elaborado– al menos una vez a la semana: en el 2019 eran el 29%, un porcentaje que había descendido hasta el 21% en el 2023 y que en el 2025 se ha situado. Dicho de otra forma, la tradición de hacer las comidas con vino va quedando sustituida por un consumo más ocasional y ligado a las celebraciones.

El director general del Incavi, Joan Gené, dice que no tiene un análisis de fondo sobre las causas de la reducción del consumo, más allá de que el cóvido marcó "un antes y un después", que el vino tinto acusa más la tendencia a la baja que el blanco o los espumosos, y que por ahora el vino no ha sido capaz de seducir a las nuevas generaciones. En el sector también se atribuye a los crecientes pronunciamientos y políticas que se promueven desde gobiernos y organismos, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recuerdan que no existe consumo de alcohol con riesgo cero para la salud. Al mismo tiempo las bebidas 0,0, también de vino, están en boga.

El vino catalán es preciado, pero se estanca su consumo

Gené subraya que se ha llegado a un punto en el que "el vino catalán está al máximo nivel" y que hay elaboraciones que "no tienen nada que envidiar a los mejores vinos del mundo", algo que también se percibe por parte de los consumidores. Según el Incavi, el vino catalán sigue siendo valorado por su calidad, tradición y proximidad, pero al mismo tiempo todavía hay desconocimiento sobre su procedencia: uno de cada cinco consumidores no sabe de dónde está el vino que bebe y, en el caso de los jóvenes, es uno de cada cuatro.

Además, antes del cóvido la cuota que representaba el vino catalán respecto al total de vino que se toma en Cataluña crecía año tras año, hasta superar el 40% justo a las puertas de la pandemia. Ahora da la impresión de que ha retrocedido y que apenas empieza a recuperar parte del terreno perdido. Según la consultora Nielsen, la encargada de realizar estos cálculos, en el primer semestre de 2024 el vino catalán representaba el 36,9% de los vinos que se consumen en Cataluña y en el mismo periodo de 2025, el 37,3%. En todo caso, el Incavi defiende que estos datos no son del todo equiparables con los previos a la pandemia, porque para calcularlos ahora se toma en consideración en el primer semestre y antes del cóvido sólo dos meses –octubre y noviembre.

Cataluña tiene su crisis particular con los espumosos

Al bajón generalizado del consumo, en Cataluña todavía hay que añadir el lío que pueden percibir los consumidores ante la reconfiguración constante de sus espumosos. Las burbujas aquí elaboradas también se vendieron menos en el 2024 en números globales –un 13,4% el Cava y un 2,4% el Corpinnat– y en los últimos meses se ha acelerado el goteo de bodegas procedentes del o sin cava que se apuntan a Corpinnat, descontentos con la DO Cava. Corpinnat tiene ya 19 miembros y los dos últimos, AT Roca y Mas Bertran, les ha atraído de Clàssic Penedès –la división de espumosos de la DO Penedès–, un movimiento inédito hasta ahora.

Una de las demandas recurrentes de Corpinnat, que es una marca colectiva de la UE, ha sido reclamar tener acceso a las mismas ayudas que las DO, pero el Incavi ha vuelto a cerrar la puerta. Gené garantiza que intentan ayudar todo aquel proyecto de uva catalana que "se vende en positivo", bien se llame Cava, Corpinnat, Clàssic Penedès o incluso los elaboradores de vinos naturales. "Siempre que podamos ayudar a Corpinnat le ayudaremos como marca privada", asevera el director general del Incavi, pero puntualiza que por no ser denominación de origen no tiene acceso a las ayudas que sí tienen las DO. "Es la ley", remacha.

La vendimia, todavía por debajo de la media histórica

La persistente sequía que ha sufrido el viñedo en los últimos años, un fenómeno que todo apunta a que puede ser más recurrente con el cambio climático, también ha tenido sus pros. Gené destaca que en el último año "ha mejorado mucho la gestión del agua" por parte de los viticultores, mientras que en el sector no son pocas las voces que han respirado algo más aliviadas frente a que el irremediable descenso de la producción haya coincidido con un menor consumo de vino.

Cuando todavía falta rematar la vendimia de este año en los territorios donde es más tardía, el Incavi detalla que gracias a las lluvias del último año en global en Cataluña se ha registrado una mejora sustancial: el volumen de uva entrada en bodega ha aumentado un 38% en variedades blancas y un 19% en las tintas con respecto a 20. notan y la vendimia de 2025 todavía se sitúa por debajo de la media histórica del periodo 2013-23: un 12% menos en blancas y un 34% menos en negros.

Ponerlo fácil para reconectar con los consumidores

El Barómetro del Consumo en Cataluña 2025 ha identificado seis rendijas de oportunidad para revertir el descenso de consumidores. De entrada, reforzar el relato del vino como producto "bueno, cercano y responsable", conectado con el paisaje y el territorio, y "simplificar" –según Gené– los mensajes que recibe el consumidor, como en el caso de las etiquetas, para facilitar la elección del vino. Además, "normalizar" el vino más allá de las ocasiones especiales, teniendo presente que seis de cada diez catalanes consideran atractivo tomarlo con tapas o aperitivos.

De cara a los jóvenes, Gené defiende que hay que ser "disruptivos", innovando con formatos de vino más pequeños, cócteles con vino u opciones con menos graduación alcohólica –uno de cada cuatro catalanes bebería más vino si tuviera menos graduación–, así como reforzar la presencia en Instagram y TikTok para comunicar de forma más visual, cercana y experiencial, al. También potenciar el enoturismo como puerta de entrada emocional al vino catalán, ya que el 72% de los catalanes muestra interés por actividades enoturísticas y el 42% ya ha hecho alguna. Con todo ello, el barómetro concluye que, para que el vino recupere terreno, "menos solemnidad y mayor emoción compartida".

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