Embarazo

"Que nadie toque al bebé y se va a casa"

Mujeres que parieron solas, fueron separadas de sus bebés o sufrieron situaciones de violencia obstétrica recuerdan a sus partos en pandemia cuando se cumplen cinco años

Alicia y Benji, llegando a casa con el pequeño Liam
20/03/2025
5 min
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BarcelonaAlicia Andrés recuerda "la tensión" y "el miedo" que se vivían en el hospital el 12 de marzo de 2020 cuando parió a su primer hijo, Liam. Una enfermera entró llorando en la habitación y les dijo a ella ya su pareja que nadie tocara al bebé y que se marcharan rápidamente hacia casa. Los padres de Alicia habían llegado en coche desde Málaga, donde viven, para conocer su primer nieto. Al día siguiente deshacían el camino para volver antes de que se cerraran las carreteras. El 14 de marzo de 2020 se decretaba el estado de alarma por la pandemia de cóvido. A Gemma la separaron de su hija sólo nació porque dio positivo de cóvido. Sólo podía cogerla para darle el pecho. Según el restrictivo protocolo que entonces se aplicaba y que más adelante se flexibilizó, debía separarse a los bebés de las madres positivas de cóvido, no se permitía hacer contacto piel con piel, se las obligaba a mantener una distancia de dos metros entre la cama y la cuna y se hacía un corte precoz del cordón umbilical. Laura parió sola, la ataron durante la cesárea, no le permitieron coger a su hija y no encontró ayuda con una lactancia complicada.

Durante la pandemia de cóvido, de la que ahora se cumplen cinco años, las mujeres embarazadas también sufrieron las consecuencias de un virus del que se conocía poco o nada. "Aún tengo pacientes de aquella época que desarrollaron trastornos de estrés postraumático y les ha costado mucho salir de aquello. Mujeres con secuelas físicas todavía presentes y también con secuelas psicológicas, que no han querido tener más hijos para no volver a pasar por lo mismo, u otros que han venido en un segundo embarazo con terapeuta de pareja.

Otras secuelas son la pérdida de confianza en los sanitarios, la evitación del sexo, la rabia o el rechazo por todo lo relacionado con embarazos o bebés. También Paola Roig, psicóloga perinatal, constata que cinco años después siguen encontrándose en consulta "con mujeres que sufrieron partes traumáticos y violencia obstétrica por la cóvida, problemas de vínculo o culpa..." Roig considera que durante la pandemia no se tuvo suficientemente en cuenta este grupo de población y recuerda que fue un momento en que la salud mental "se debió a la salud mental".

Una embarazada durante un control rutinario en marzo del 2020, en confinamiento por la pandemia de cóvido.

Partes intervenidos

Hay mujeres que parieron solas, fueron separadas de sus bebés o sufrieron situaciones de violencia obstétrica en aras de la seguridad, el miedo y la incertidumbre. Durante la pandemia "se hicieron cosas que hacía años que ya no se hacían y de forma muy impositiva, sin que las mujeres pudieran participar como ser activos en la toma de decisiones", asegura París. "También hubo partes muy intervenidos y se aceleraron procesos para acortar la estancia en el hospital. Situaciones que pueden parecer que no son tan graves pero que deben enmarcarse en un momento vulnerable por la mujer", añade esta psicóloga.

Gemma Cazorla es matrona y durante el 2020 trabajaba en el Hospital Parc Taulí de Sabadell. Explica que mujeres que parieron entonces y que posteriormente han tenido un nuevo embarazo, les "comparan mucho". "Recuerdan que hace cinco años vivieron una situación de estrés, de miedo y de muchas restricciones en las ecografías, en las visitas, mucha soledad y mucha asistencia telefónica -explica Cazorla-. Teníamos tanto miedo, también los profesionales, que no había naturalidad, había situaciones muy forzadas".

Recuerda, especialmente, el caso de Gemma, la primera embarazada con cóvido que parió en el Parc Taulí el 2 de abril del 2020. "Prácticamente no podía tocar a su hija, la cogía con guantes y mascarilla para darle el pecho y tenía que volver a dejarla. Verlo era muy duro, y vivirlo, aún más". En ese momento había 800 pacientes cóvido en el hospital y una sola planta que compartían pacientes embarazadas de riesgo, mujeres que acababan de parir y pacientes de pediatría. Esta planta la bautizaron como el Arca de Noé. "Se hicieron actuaciones desde el desconocimiento de una pandemia y se hacía lo más restrictivo posible por el miedo al contagio. Lo siento, pero todo se hizo porque creíamos que era la manera de no propagar el virus", explica.

Postpartes en soledad

El confinamiento acentuó la soledad de los pospartos y algunas mujeres, explica París, desarrollaron sintomatología ansiosa por miedo a que ellas, la pareja o el bebé cogieran la cóvida. Otras mujeres lo vivieron como "un regalo": una oportunidad para hacer vínculo con la pareja y el bebé, para cuidarse o evitar intromisiones familiares no deseadas. Y otros lo vivieron con pena por no poder compartir un embarazo, que quedó casi oculto, o porque la familia y los amigos tardaron semanas en conocer a sus sobrinos o nietos. "Y eso es una pérdida importante. Hay mujeres que necesitaban tribu y no pudieron tenerla", constata París.

El inicio de la cuarentena de Alicia coincidió con el inicio del confinamiento. No tuvo apoyo en la lactancia ni apoyo emocional. Se suspendieron todos los cursos y grupos para madres. Su hijo nació con una alteración cardíaca y tardaron seis meses en visitarle. "Me quedó clavada la espina de no poder tener un posparto normal y ya no podré quitármela", asegura. Tras el Liam sufrió la pérdida de dos embarazos, y el 13 de marzo del 2023 nació su segundo hijo, que nació prematuramente a las 27 semanas de gestación. "Tenía la esperanza de reparar el primer posparto, pero tampoco pudo ser", explica ya desde la aceptación.

Si bien el proceso de sanación dependerá de cada persona, París explica que después de cualquier vivencia traumática, el "primer paso es que haya un reconocimiento de esta vivencia por parte de los demás". No ayudan frases como "no pasa nada", "estáis sanos", "tienes un niño precioso"... "Hay mujeres que están muy agradecidas por tener a sus hijos pero que también piensan que han pagado un precio alto, que pasar por esa parte les ha roto dentro de algo que no pueden reparar, y se trata de aprender a vivir con esto".

Estos días, los niños que nacieron durante el confinamiento más restrictivo celebran el quinto aniversario. Y es normal que esto remueva, lleve recuerdos agridulces o genere malestar en algunas mujeres, si sufrieron partes traumáticas. "Remueve porque hay una mezcla de sentimientos. Hay alegría por ver crecer a tu hijo, pero también es el cumpleaños de algo grave que te ha pasado a ti", dice París. ¿Y qué debe hacer el entorno? "Pues decir que les sabe mal, que sí, que fue una putada, y dar espacio para expresarlo sin sentirse juzgada y no decir que ya deberían haberlo superado, porque quizá siempre quede una espinita", concluye Iliana París.

Unos niños conocen a su hermana y prima, nacida durante el primer confinamiento, por videoconferencia.
Sus experiencias: ¿cómo fue su embarazo o parte en pandemia?

"Doble angustia durante el embarazo por miedo a coger el virus y que pudiera afectar al feto. Muchos miedos las semanas antes del parto, miedo a coger el virus oa que lo cogiera tu pareja y miedo a tener que parir sola. grandes debates sobre obligar o no a los familiares a llevar mascarilla. Aparte de sentir que el posparto, que es una experiencia que pasa pocas veces en la vida, no has tenido la oportunidad de disfrutarlo al máximo, ya que no has podido estar tan acompañada como habrías querido".

Núria Almirall

"Em sentia molt sola, res a veure amb l'últim embaràs (2024). Sola a les visites, sola de camí a l'hospital, sola per tramitar els papers del permís, i sobretot sola a l'hora de rebre el primer fill al món. Això em creava moltes pors i inseguretats a cada pas. El més bonic dins d'aquell moment fosc és que el meu fill va néixer amb salut i el 23 d'abril del 2020".

@viatjantheapres

"El curso preparatorio del parto se quedó a medias y nunca más tuvimos noticias de la matrona. El seguimiento del embarazo cada vez lo hacía una profesional diferente. Tener la familia fuera tampoco ayudó nada y tuvimos que esperar 15 días para poder reencontrarnos y presentar a nuestra hija. Indignación de no ser un perro para salir a pasear a la calle.

Isabel Pascual

"Para nosotros fue un regalo (aparte de la tristeza de no poder ver a familia y amigos): justo tenía que reincorporarme y nos quedamos en casa los tres juntos. Reconexión con la pareja y con cuatro meses del pequeño habíamos tenido tiempo de hacer tribu. Tuvimos suerte de que ya había nacido, habíamos pasado los problemas a lactancia. estia".

Gemma @laveudelamare

"Acababa de parir. Cogí cóvido y me dijeron que destetase sin visitarme. Suerte que no lo hice".

Ingrid

Abandonada, ecografías sola, parte con mascarilla pese a tener PCR negativo".

@Manualidades Aric

"Embarazada, la mayoría de ecografías sola, recibir (malas) noticias sola! Parir con mascarilla... ¡Horrible!".

@Shanessl

"Tuvo partes positivas y partes negativas. Incertidumbre y miedo a contagiarme sin saber las consecuencias para mi bebé. Soledad para tener a la familia lejos y no saber cuándo podríamos vernos. Soledad para tener que ir a las revisiones sola en un momento en que desearías compartir todas las sensaciones. Poder estar solos en el hospital los días después del hospital los días después del hospital".

Núria Ruiz

"Aunque tuve miedo en muchos momentos, el confinamiento forzó al teletrabajo y eso me permitió cuidarme mejor durante el embarazo".

Anna

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