El consultorio

¿Por qué mi hijo nunca me cuenta nada?

A partir de los 9 años surge otro tipo de comunicación

Hijo con su padre jugando en un coche teledirigido.
3 min

BarcelonaRecoger a los niños a la salida de la escuela y recibir respuestas en formato monosílabo sobre cómo les ha ido el día es la realidad de muchas familias. A la pregunta de cómo ha ido la excursión el niño le dedica un "bien", y así en cualquiera de las situaciones posibles: la clase de inglés, la presentación de los anfibios o el extraescolar de patinaje. Estas respuestas cortas son un clásico impenetrable para las familias con ganas de saber más sobre las vivencias diarias de sus hijos.

Una comunicación que parece que deba darse por descontada por el mero hecho de que, al ser su referente, puedan confiarnos sus secretos y problemas. “En los más pequeños, el éxito de esta comunicación está muy basada en la forma que tenemos de dirigirnos, de comunicarnos, de hacer las preguntas, de estar a su lado”, dice Sylvie Pérez, psicóloga y profesora colaboradora de los estudios de psicología y ciencias de la educación de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC). Pero a partir de los 9 años, cuando se constituye su personalidad, surge otro tipo de comunicación: “No tienen esa necesidad de transparencia que tienen de más pequeños de compartir las cosas, y es posible que cuando empiecen a hacerse mayores , de forma deliberada, haya cosas que no nos quieran contar o de las que no tengan ganas de hablar”, detalla Pérez.

¿Cómo mejorar la comunicación con nuestros hijos?

“Lo que debemos hacer, sobre todo, es pensar en lo que es importante para ellos o lo que nos parece que puede serlo. Después también hay que analizar las pocas informaciones que podamos ir recibiendo, e ir siguiendo estas pequeñas pistas que nos van dando", explica Pérez. A veces, es necesario empezar con temas que "nos interesan menos" para ir llegando poco a poco a lo que es más importante para nosotros.

Por otra parte, la psicóloga infantil remarca que es determinante la forma en que nos dirigimos a ella y cómo hacemos las preguntas: “Si nuestra pregunta es «¿Cómo te ha ido el día?», la respuesta es tan abierta, tan amplia, que posiblemente contestarán o lo primero que les ha pasado o el último de todo, o sencillamente harán una respuesta literal por las dificultades en las capacidades de abstracción que pueden tener hasta que no son mayores ”, detalla Pérez. Para mejorar esta comunicación es necesario hacer preguntas más concretas: “¿Qué has hecho en el patio? ¿A qué ha jugado hoy? ¿Te ha gustado el desayuno que te he puesto?" Hablar de cosas concretas o por aspectos prácticos ayuda a los niños a ser más concretos ya poder cerrar las respuestas.

¿Qué debemos evitar hacer?

"Evitar interrogatorios es importante, es decir, repetir constantemente la fórmula de la pregunta. Aunque al principio, con los niños, es un recurso utilizado porque nos ayuda a crear turnos, debemos intentar evitarlo o permitir que ellos nos pregunten cosas o invitarles a hacerlo para que no acabe siendo un interrogatorio”, apunta la experta como práctica a esquivar. o en un videojuego, en una situación en la calle… es la mejor herramienta para generar conversación, comenta Pérez. Así, hablar de lo que oigo cuando veo aquella serie, o de la noticia que ha salido o de lo que le ha pasado al vecino pueden ser buenas oportunidades.

Otro aspecto importante es escucharlos de forma activa cuando hablan y aprovechar todas las oportunidades “para facilitar que pueda salir la palabra, porque a veces hay niños que la necesitan menos”. "Puede que sea porque nosotros tampoco hemos hablado tanto, y debemos hacer que el lenguaje tenga ese uso social que nos permita llegar a la conversación”, añade Pérez.

¿Cómo identificar si nuestro hijo o hija necesita hablar de temas emocionales pero no sabe por dónde empezar?

"Nunca sabrán cómo iniciar ninguna conversación de entrada, pero siempre dan alguna pista o hacen algún pequeño comentario, alguna mirada", explica Pérez. Cuando son mayores, añade, es a través de cosas que pasan a las demás personas. de utilizar a los demás para generar conversación les permite, además, no hacerlo desde un punto de vista tan personal, y esto hace que les sea más fácil poder hablar de ello, aclara también. hay temas que no quieren tocar y que no siempre hay que hablar de todo. saber todo”, concluye la psicóloga.

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