Juegos y juguetes para combatir la televisión en verano

BanyolesCon la llegada del verano las criaturas disponen de muchas más horas libres para jugar y las familias solemos tener problemas para solucionar este tiempo de nuestros niños y es fácil recurrir a las malditas pantallas.

Me aburro

Hay ratos de los días de verano que recordamos con terror: es ese momento de calor máximo en el que sólo se puede hacer siesta y de repente aparecían nuestros hijos por la puerta pidiendo que juguemos porque se aburren. Por cierto, no sé si lo sabéis, pero no pasa nada si no juega con sus hijos. Los primeros días pusimos dibujos y películas, pero rápidamente nos dimos cuenta de que no podía ser todos los días y, al final, nos acabamos acostumbrando a dormir con la banda sonora del juego de los hijos en casa. Porque sí, logramos que jugaran solos en vez de mirar pantallas.

Verdura y fruta o pizza y golosinas

No vamos a engañarnos, no hay ningún juguete que pueda superar el poder anestesiante que tiene una pantalla. Sería como decir que hay un plato de verdura con fruta de postre que es más suculento para los niños que una pizza y una bolsa con golosinas. En cambio, todos sabemos que es necesario comer verdura todos los días y golosinas muy de vez en cuando. Pues ahora cambia la palabra verdura por juego y golosinas por pantallas y tenga en cuenta que el juego, deberá defenderlo igual o más que la judía tierna.

Materiales para combatir las pantallas

• Para los más pequeños, entre 3 y 6 años:

Materiales que les permitan manipular y experimentar, como una bandeja sensorial que puede rellenar con diversos materiales para explorar en función de las ganas que tenga de limpiar después: agua, arena, plastilinas y masas para moldear, etc. Complemente con utensilios diversos para rellenar como cucharones, palas, libradores, cucharas, ollas pequeñas, teteras, flaneras, etc.

• De 6 años en adelante:

Puede continuar con propuestas sensoriales para que siempre triunfan y añadir juguetes y materiales basándose en dos criterios: que les hagan plantearse preguntas o que les permitan sacar adelante proyectos a largo plazo, como utensilios de cocina reales, herramientas reales a la su tamaño, material artístico de calidad, una cámara de fotos...

Conclusiones

Díganos naïfs, pero ojalá volvieran los gritos que oíamos por el patio de luces de los adultos diciendo: "¡Basta, calla, por favor!" Y las caras de pánico de los camareros cuando los niños acababan de comer y empezaba a circular por los restaurantes... Ojalá volviéramos a dejar a los niños ser niños.