¿Es necesario contar cuentos antes de los 2 años?

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La madre cuenta cuentos a sus hijos.

BanyolesCon los cuentos está pasando un poco lo mismo que con los juegos de mesa: se dirigen cada vez a edades más tempranas, a menudo con la promesa de prepararlos al gusto por la lectura, la adquisición del lenguaje, la gestión emociones y mil cosas más.

¿Qué necesita el cerebro antes de los 2 años?

Existen numerosos estudios que explican por qué los juegos de regazo y la voz de los adultos de referencia de los niños cantando canciones infantiles han sido claves para el desarrollo de nuestra especie, concretamente en el proceso de mielinización. Vale la pena dedicar tiempo a investigar cómo estos juegos y canciones han evolucionado a lo largo de los siglos de una forma determinada en cada cultura. Es bonito ver cómo, a pesar de no saber canciones o juegos de regazo, nos salen de forma natural y somos capaces de inventar otros nuevos cuando tenemos un niño pequeño en las piernas.

¿Y por qué buscamos recursos fuera?

Los adultos somos sensibles y vulnerables en los primeros años de la crianza. Queremos hacerlo todo perfecto, y quizás pensamos que si no tenemos buena voz para cantar o no narramos historias muy didácticas no estamos dando contenido rico para su desarrollo, y nos parece bien contarle los colores a un niño de 1 año con un cuento. Ni siquiera nos cuestionamos si sentarse frente a un libro es o no lo mejor cuando son tan pequeños. Ocurre lo mismo que con el tema de jugar con los hijos: erróneamente, damos por supuesto que es necesario y beneficioso.

¿O sea que ahora resulta que no está bien contarle un cuento?

No exactamente. Lo que nos está pasando es que los adultos queremos ir muy rápido y estamos dejando a un lado la práctica de un legado valiosísimo: cantar canciones, hacer juegos de regazo y narrar historias sin ningún apoyo externo. Éstas son las cosas que alimentan profundamente su lenguaje, las que les dan recursos para tener un juego más rico e imaginativo y las que comienzan a nutrir la posterior etapa de la imaginación. Debemos creer que todo lo que nosotros tenemos para contar es infinitamente más rico que sentarse frente a una página llena de cosas amarillas que prometen sensibilizarlos al color.

¿Y qué le cuento?

Si no tiene práctica, comience jugando a describir todo lo que hace, como preparar el pan con tomate o hablar de la salida del fin de semana: ahora prepararemos la maleta y meteremos camisetas de manga corta, veremos a los abuelos, pasearemos por un bosque lleno de árboles y quizás encontraremos piñas o bellotas.

Conclusión

Si desea fomentar la lectura en niños menores de 2 años puede tener cuentos, pero no se olvide de recuperar las canciones de cuna y los juegos de regazo. Puede preguntar a los abuelos de su alrededor si no sabe o no se acuerda. Todo lo que ocurre en el día a día está lleno de oportunidades de oro para disfrutar de la narración oral. Juegue!

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