Bolsa
Josep Soler Albertí
22/03/2025
3 min
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La gran diferencia económica entre Estados Unidos y Europa radica en la forma en que los ahorradores preparan su jubilación. En Estados Unidos, compran acciones en bolsa y en Europa, lo confían todo a sus gobiernos.

Ésta fue la manera –obviamente exagerada, pero lo suficientemente aproximada– para remarcar una razón importante de por qué la economía europea se empequeñece en relación a la de Estados Unidos. Pocos flujos de ahorro hacia los mercados de capitales generan poca capacidad de invertir y, por tanto, de ser competitivos; menos financiación para las empresas, y sobre todo pymes, y menos rendimientos para los ahorradores para sus jubilaciones.

Quien lanzó esta provocación fue Stéphane Boujnah, ejecutivo jefe de Euronext, la principal bolsa europea, que integra Amsterdam, Bruselas, Dublín, Londres, Oslo y París. Intervenía en la presentación de uno de los proyectos relevantes de la nueva Comisión Europea, la SIU (Unión de Ahorros e Inversiones), en una conferencia de la ESMA (Autoridad Europea de Valores y Mercados) en París a principios de febrero. La SIU, que fue así bautizada por Enrico Letta en su informe, trata de cambiar el destino de buena parte de los ahorros europeos desde cuentas, depósitos y colocaciones con poco rendimiento hacia la inversión en mercados de capitales; es decir, en empresas para hacer frente a las inmensas necesidades de inversión de la economía europea. Actualmente, la Comisión calcula que más de 10 billones de euros de los ahorros minoristas en la UE están en depósitos y sólo poco más de 4 billones en instrumentos de los mercados de capitales. La proporción en Estados Unidos está a la inversa.

Modificar esta situación es vital para dotar a Europa de recursos que permitan invertir en innovación –especialmente en digitalización–, en sostenibilidad y, ahora, en defensa. Pero también para financiar mejor a las pymes y los proyectos emprendedores del continente. Y para generar rendimientos de los ahorros privados que permitan mejores perspectivas de jubilación a los europeos. En general, para la economía europea se busca aumentar la productividad y, por tanto, la competitividad global de una economía que tendencialmente ha perdido peso y presenta riesgos de decadencia.

Como se ve, objetivos múltiples en un único gran proyecto que debe empezar por "convencer" a muchos ahorradores privados minoristas, que es de su absoluto interés invertir en los mercados y obtener mejores rendimientos de su esfuerzo ahorrador.

Hay que apuntar algunos caminos a seguir si la Unión Europea y sus países miembros quieren avanzar en esta dirección. En primer lugar, el sistema de mercado de capitales debe transmitir la suficiente confianza a los ahorradores para que estén convencidos de que serán tratados justamente y que les ofrecerán una adecuada elección de productos de inversión. La Comisión Europea lo planteó hace dos años en la RIS (Estrategia de Inversión Minorista) para asegurarse de que los inversores minoristas estuvieran debidamente protegidos y obtuvieran suficiente calidad-precio para sus inversiones. Como tantas veces en Europa, el debate sobre este proyecto se ha alargado y todavía está pendiente de aprobación en las tres instituciones comunitarias del Gobierno: Comisión, Parlamento y Consejo.

En segundo lugar, son esenciales unos niveles más elevados de educación financiera e inversora. De hecho, alfabetización financiera. Plantear de una vez que la ciudadanía debe empoderarse para evitar incidencias financieras, huir de la fragilidad en sus finanzas personales y sacar suficiente partido de sus ahorros.

En tercer lugar, se necesitan incentivos para ofrecer mejores garantías y tratamiento fiscal. Probablemente, a través de instrumentos que faciliten la liquidez, simplicidad de contratación, coste moderado, diversificación y, mejor, si tienen un carácter europeo. Existen algunas cuentas de inversión de este tipo en países europeos y las mejores prácticas podrían aplicarse en forma de producto paneuropeo.

En cuarto lugar, es necesario ampliar la oferta de instrumentos de inversión para facilitar la coinversión privada con grandes proyectos públicos y facilitar la titulización e inversión en carteras bancarias y de grandes empresas.

Finalmente, y con urgencia, es necesario desarrollar y homogeneizar en el ámbito europeo el sector de pensiones complementarias, ocupacionales y privadas. Es totalmente necesario que los Estados miembros y la UE incentiven la inversión en pensiones personales y fomenten un marco legal y una estructura de productos atractivos. Todo lo contrario que lo que se está haciendo, por ejemplo, en España.

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