Puntos de libro para investigar el cáncer


BarcelonaCon la llegada de la primavera, también vuelve la campaña Pasamos página. Está muy cerca de convertirse en un clásico, al igual que las noticias sobre las monas de chocolate –que estarán por caer– o el cambio de hora, que incluso da título a un libro de Sergi Pàmies, A las dos serán las tres (Cuadernos Crema). Si todavía no ha oído hablar de ello, puede que sea porque he exagerado un poco: me ha superado el entusiasmo. Vale, no es (todavía) un gran evento mediático, pero pienso que es una campaña importante, que merece su lugar de referencia en el calendario, porque pocas cosas tan bonitas, bien trabajadas y con sentido hay como ésta.
Todo comienza en el 2019 cuando Olga Federico, de la librería La Impossible, siente que quiere devolver a la sanidad pública una parte de lo que ha hecho por ella cuando sufrió un cáncer. ElÉrico del Arco, de la Documenta, y presidente del Gremi de Llibreters, se apunta enseguida y en el Hospital Clínic todo es entusiasmo y facilidades. Entre todos, se inventan la iniciativa solidaria Pasamos página, que junta la pasión por la lectura con la lucha contra el cáncer. En las librerías, se venderán puntos de libro y bolsas, y los beneficios irán destinados a la investigación en inmunoterapia contra el cáncer. También se implican muchas editoriales: es la primera vez que el sector se moviliza por una causa como ésta. Lo tienen todo listo, pero la pandemia lo pone en marcha. No pasa nada, volverán al año siguiente, y el otro, y el otro y el otro, que ya es éste.
El camino los ha probado, porque durante estos años se han organizado y han crecido mucho. Ahora también está implicada la Fundación Collserola y esto ha sido determinante para que las escuelas participaran. La dinámica de la campaña es muy sencilla: sólo tiene que acercarse a una de las librerías adheridas a la iniciativa y pedir uno de los puntos de libro que ha diseñado Natalia Pàmies, con los dibujos de la Cristina Losantos. Lea un libro, el que desee, no hace falta que compre ninguno para la ocasión (aunque, ¡qué buen motivo para ampliar la biblioteca!). Cuando haya terminado, escriba la reseña en el punto de libro y vuelva a la librería. Si le da pereza el ir y venir, también puede hacerlo a través de su página web. Por cada reseña que reciban, unos padrinos benefactores aportarán 20 euros, que el Clínic transformará en tiempo de investigación: 1 libro leído equivale a 10 minutos de investigación.
El año pasado fue el primero en el que las escuelas y los institutos participaron en la iniciativa. Presenté el acto de clausura que se celebró en el Paraninfo de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud. Había 300 niños y jóvenes que habían contribuido a la campaña y estaban expectantes: debíamos saber si se había alcanzado el objetivo de 6.000 reseñas, que equivaldrían a 1.000 horas de investigación sobre el cáncer. Antes de descubrirlo, pudieron hacer preguntas a dos médicos, una investigadora y una enfermera del Clínic, y fue fantástico ver cómo se habían concienciado sobre la importancia de la investigación implicándose en la iniciativa. Había nervios, se lo aseguro. Silencio, música de tambores y... ¡estallido de alegría! 6.435 reseñas recibidas, que equivalían a 1.073 horas de investigación contra el cáncer. Piel de gallina, no sabe la emoción que había en la sala. Espero que este año podamos repetir un momento tan especial: apúntate, que el reto ha subido a 2.000 horas de investigación y nos necesitan a todos (también aceptan donaciones, por cierto). Sólo hasta el 23 de abril, ¡no se duerma!