¿Por qué los niños dan volteretas?
Cuando la criatura tenga control del movimiento podrá prestar atención a otras experiencias
BanyolesLa mejor manera de comprender el juego es observándolo y le llamará la atención lo que se ha hecho siempre, independientemente del momento histórico o cultural. Recientemente recuperamos un artículo que tradujimos hace años y que dio respuesta a preguntas que nos hicimos observando el movimiento de los niños. Es de Sally Goddard, directora del Instituto de Psicología Neurofisiológica del Reino Unido. Ahora le traemos los puntos más destacados de aquella maravilla de documento.
¿Por qué giran y dan volteretas?
El sistema del equilibrio es vital para la postura y es la base del sentido propioceptivo. Es sorprendente saber que todas las sensaciones circulan a través del sistema vestibular o mecanismo del equilibrio, en el nivel del tronco del encéfalo, antes de pasar a la región especializada del cerebro. Todos los sentidos de los que dependemos para el aprendizaje están vinculados al equilibrio.
¿Cómo evoluciona?
La estimulación de los mecanismos de equilibrio es parte integral del crecimiento del embrión desde la concepción y la madre los alimentará con sus propios movimientos durante la gestación. Para los bebés, la percepción y la moción son una misma cosa. No son conscientes de que sonido y movimiento, visión y tacto son sensaciones distintas; para ellos todas se fusionan en un solo sentimiento. La moción es el primer lenguaje y, cuanto más elocuente sea, más rápidamente desarrollarán sus capacidades de expresión, exploración y desarrollo. Tras el nacimiento, los sentimientos siguen percibiéndose a través de un vasto repertorio de patrones de movimiento: estar tumbado, dar patadas, girarse, sentarse, gatear y arrastrarse, caminar, correr, saltar, columpiarse. se, rodar y dar volteretas. Todo ello hará que se produzcan las conexiones entre el aparato vestibular y los centros superiores del cerebro.
¿Cuándo acaba de madurar?
El mecanismo de equilibrio, el cerebelo y el cuerpo calloso necesitan de 7 a 8 años para mielinizar. Durante estos años la estimulación vestibular es el ingrediente natural de cada juego que realizan. El nivel más avanzado de equilibrio es la capacidad de quedarse quieto. La acción de no movimiento requiere funciones de todo el cuerpo, y que los grupos de músculos operen en su conjunto. Conseguirlo significa la consecución del control postural maduro. El niño que no puede quedarse quieto instintivamente sabe que su equilibrio todavía necesita práctica. Subiendo y bajando la acera, haciendo la rueda y volteretas entrenan su control muscular, la percepción de la profundidad y la integración visual motora. Los ojos funcionan desde el circuito vestibular del cerebro. El oído comparte el mismo nervio craneal y el tacto está íntegramente vinculado al sistema vestibular a través del movimiento de las células ciliares, que tienen los receptores localizados en la dermis de la piel.
Conclusiones
Si el movimiento es el primer lenguaje del niño, las sensaciones son el segundo. Sólo cuando la moción y las sensaciones están integradas, podrán desarrollarse plenamente las habilidades del habla, la escritura y la lectura, porque sólo cuando el niño tenga control del movimiento podrá prestar atención a otras experiencias.