Reconocimiento

Carme Pinós gana el Premio Nacional de arquitectura

El jurado reconoce la potencia creadora y la solidez de la trayectoria de la autora de la nueva Escola Massana

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Ara domingo Entrevista con la arquitecta Carme Pinós

BarcelonaEl 2021 ha sido un año excepcional para la arquitecta Carme Pinós (Barcelona, 1954): después de dos exposiciones retrospectivas de su obra en el Museo Ico de Madrid y la Bienal de Arquitectura del País Vasco –aún en cartel–, este viernes se ha hecho público que es la ganadora del Pemio Nacional de arquitectura, dotado con 60.000 euros, por “la solidez de su trayectoria, que es a su vez prolífica y excelente, impregnada siempre por una gran potencia creadora”. El jurado del galardón, concedido por el ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, también reconoce que su proceso creativo recorre toda su obra arquitectónica y culmina “con una ejecución excelente de lo que está proyectado”. “Estoy muy agradecida por este premio, los premios sirven para darte credibilidad, para que confíen más fácilmente en ti”, dice al ARA Carme Pinós. “Todavía me queda mucho por hacer –explica–, y creo que los premios tienen que llegar no cuando estás de retirada sino cuando todavía estás activo, para ayudarte a continuar”, explica. 

Carme Pinós es una decana del sector en Catalunya y España, y uno de los grandes nombres internacionales. “Si no hubiera hecho la exposición en el Museo Ico el jurado no me habría conocido tanto, todo ha contribuido, y ahora de golpe se me conoce un poco”, explica. Entre sus obras destacadas están el Caixaforum de Zaragoza, el único de la red que es de nueva construcción; la Escola Massana, la fachada posterior de la Boqueria y la plaza de la Gardunya en Barcelona; el edificio de los departamentos del Campus WU de Viena (Austria); la Delegación de la Generalitat en Tortosa, y la torre de oficinas Cube en Guadalajara (México), que supuso un nuevo estallido internacional después del reconocimiento que había logrado en su etapa inicial junto a Enric Miralles, por obras como el cementerio de Igualada. También por las instalaciones olímpicas de tiro con arco de los Juegos Olímpicos de Barcelona, desgraciadamente convertidas en una mancha en el legado olímpico por el mal estado de conservación en el que se encuentran, y la escuela-hogar de Morella (Castellón), que recibió lo Premio Nacional en 1995 cuando se daba a edificios en lugar de a arquitectos.

En muchos de los edificios de Carme Pinós se puede observar cómo conviven los volúmenes escultóricos y un afán expresivo con una marcada vocación urbana y pública. Para Pinós, la experiencia que los usuarios tienen de sus edificios es capital. "La escala humana no se tiene que perder nunca", asegura. En paralelo a estos rasgos, el jurado del galardón también destaca su “responsabilidad social" y "la sostenibilidad” que quiere conseguir.

Entre otros trabajos de Carme Pinós está MPavilion, un pabellón para actos culturales en Melbourne, y la estación de la Zona Universitaria de la L9. Cuando el impacto de la pandemia se lo permita, tiene previsto recuperar el ritmo de trabajo habitual con otros proyectos internacionales, como una vivienda en México, un hotel en Tulum, unas viviendas sociales públicas también en México y la sede de una empresa de implantes de alta tecnología en Limoges. “El impacto del coronavirus ha sido muy fuerte para todos los arquitectos, son momentos muy difíciles para todo el mundo”, afirma la arquitecta. En cualquier caso, está atenta ante el aumento de la polarización que puede llevar la pandemia a escala global. “Ojalá el coronavirus nos enseñe algo. No sé si nos dará más empatía o si servirá para cuatro depredadores”, concluye.

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