"Del 1 al 10, a mi carrera le pongo un 10"
Geoffrey Rush recibe el Gran Premio Honorífico del Festival de Sitges y presenta 'The rule of Jenny Pen'
SilosEl torturado pianista de Shine, el marqués de Sade de Quijos, el empresario teatral de Shakespeare in love, el profesor de dicción de Jorge VI de Inglaterra en El discurso del rey... El actor australiano Geoffrey Rush (Toowoomba, 1951) consiguió la nominación al Oscar por estos papeles –e incluso la estatuilla, por Shine–, pero el Gran Premio de Honor que el Festival de Sitges le entrega este jueves se le ha ganado sobre todo por su papel de capitán Hector Barbossa en Piratas del Caribe, que interpretó en las cinco entregas de la saga. “Los actores de Piratas del Caribe somos como una familia –ha explicado Rush en Sitges–. Nos conocimos en el 2002 y seguimos haciendo películas hasta el 2017. Viajamos por todo el mundo, algunos tuvieron hijos, otros murieron... Nos sentíamos como en una gran producción de la Warner de los años 30, con las grandes estrellas de la casa y unos magníficos diálogos”.
La otra excusa que ha llevado Rush a Sitges es presentar The rule of Jenny Pen, una especie de thriller de terror geriátrico que enfrenta en una residencia para gente mayor a un antiguo juez con secuelas de un ictus y otro de los usuarios del centro, el psicópata interpretado por John Lithgow, que aterroriza al resto de ancianos por las noches. El duelo interpretativo entre Rush y Lithgow es el principal atractivo de esta oscura y enfermiza película dirigida por James Ashcroft. “Ya había trabajado con John antes –dice Rush–. Es un actor que a veces se apodera de la cámara, pero yo le dije: "Aquí no lo harás"”. Y añade, con una pequeña sonrisa: “Lleva más de veinte años que nos conocemos”.
Rush también ha reflexionado en voz alta sobre su trayectoria como actor, con una primera parte centrada en el teatro y, a partir del Oscar por Shine, a los 44 años, principalmente en el cine. “En una escala del 1 al 10, a mi carrera le pongo un 10 –afirma–. He tenido una trayectoria muy gratificante. Empecé en 1971, a los veinte años, pensando que en el cine australiano no se podía hacer carrera, y por eso hice tanto teatro al principio. Pero ya me gustan esos saltos”. En sus inicios en una compañía de teatro, recuerda el actor, interpretaba a muchos personajes de edad avanzada. “Era porque tenía rastro para el maquillaje. Ahora también interpreto a estos personajes, pero necesito menos maquillaje”, remarca pícaro. “Cuando estaba en la cuarentena pensaba que podía interpretar a personajes de cualquier edad. Ahora necesitaría que me rejuvenecieran con CGI, como Robert De Niro en El irlandés”, dice.