Cine

Cómo se puede dejar todo atrás e ir a cuidar un jardín

Avelina Prat, arquitecta antes de cineasta, explora los nuevos comienzos en el filme 'Una quinta portuguesa'

Maria de Medeiros y Manolo Solo en 'Una quinta portuguesa'
06/05/2025
1 min
  • Dirección y guión: Avelina Prat
  • 114 minutos
  • España y Portugal (2025)
  • Con Manolo Solo, María de Medeiros, Branka Katić y Rita Cabaço

Avelina Prat conoce muy bien el significado de los nuevos comienzos y golpes de timón vitales, ya que antes de introducirse en el cine, se formó y trabajó como arquitecta. Resulta lógico, entonces, que haya terminado haciendo una película como Una quinta portuguesa, llena de personajes en tránsito existencial. El relato comienza con una mujer serbia que marcha discretamente de España para regresar a su país, dejando a su marido, profesor de geografía de universidad, con un montón de interrogantes, que le empujan a la deriva ya acabar asumiendo de manera azarosa la identidad de otra persona como jardinero de una quinta en un pequeño pueblo de Portugal.

La sinopsis parece rocambolesca, pero la directora da a cada situación, gesto y decisión una mirada serena y comprensiva, sin pedir demasiadas explicaciones. Tampoco lo hacen sus personajes, que se reconocen entre ellos como migrantes y, en algunos casos, como espectros que ocupan el lugar de los fallecidos. Las cuestiones de la identidad y la noción casi mística del hogar se enredan en el guión, que presenta una estructura especular y un talante reflexivo que se traslada también a la puesta en escena. Prat huye del simulacro realista para permitirse juegos como hacer pasar por madrileños calles y espacios que identificamos claramente como barceloneses. Una incoherencia flagrante que Una quinta portuguesa asimila con naturalidad dentro de su laberinto de suplantaciones.

Trailer de 'Una quinta portuguesa'
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