¿Y si Nora Ephron hubiera sido francesa?

Las referencias literarias que abundan en elopera prima de la cineasta francesa Laura Piani pueden llegar a despistar, pero enseguida se intuye en ella una influencia que va más allá de las novelas de Jane Austen: las comedias románticas de Nora Ephron. La escena inicial, en la que una librera letraherida y romántica encarnada por Camille Rutherford ejecuta un baile tan torpe como encantador entre las abarrotadas estanterías de la librería donde trabaja, permite conectar a la protagonista con el característico arquetipo femenino que, en los filmes de Ephron, encarnó a Meg Ryan: mujeres jóvenes de encajar en la época que les toca vivir.

Agathe, la librera a la que le da miedo todo (escribir, amar, vivir) y que preferiría haber nacido en la era de las heroínas de Cordura y sentimiento en vez de la de las apps de citas, podría ser una versión contemporánea y afrancesada de la protagonista de Tienes un e-mail. El círculo se cierra cuando intuimos que, en el fondo, en la obra de Ephron hay mucho de las protagonistas obcecadas e ingeniosas de Jane Austen; también cuando adivinamos que el arrogante ejecutivo encarnado por Tom Hanks en ese filme es, básicamente, una versión actual del Mr. Darcy austeniano, como también lo es Oliver, el tensado profesor de literatura e intermitente objeto de deseo de la indecisa Agathe.

Son de agradecer las actualizaciones de Piani –la fluidez del deseo femenino, que salta libremente de un interés romántico a otro; el importante papel que la escritura juega en el crecimiento personal de Agathe– respecto a un género al que se acerca con la combinación justa de devoción e irreverencia, aunque se echa de menos una aproximación algo más abiertamente cómica, y con peor leche (á la Ephron) respecto a los tira y aflojas típicos de toda relación heterosexual.