Judith Colell: "Esta película era mi última oportunidad"

BarcelonaSe calcula que entre 1943 y 1945 más de 80.000 personas atravesaron los Pirineos huyendo del nazismo. La gente de los pueblos fronterizos que arriesgaron la vida para ayudar a estos refugiados son el foco de Frontera, el drama que Judith Colell estrena este viernes en los cines. Con un reparto muy sólido liderado por Miki Esparbé, Maria Rodríguez Soto, Asier Etxeandia y Bruna Cusí, la película representa, en cierto modo, el regreso de Colell al cine catalán después deElisa K (2010).

La propia directora –y presidenta de la Academia del Cine– reconoce que, en los últimos 15 años, ha dirigido cortos, telefilmes e incluso una película de encargo en República Dominicana (15 horas, de 2021), pero Frontera es otra cosa: un proyecto de vocación comercial y un presupuesto holgado en el que existen muchas expectativas depositadas. "Es una película que me ha obligado a salir de la zona de confort –admite Colell–. Yo he hecho siempre películas pequeñas e intimistas de cine social, y, de repente, esto era una gran producción, uno thriller con muchos personajes y figuración. Después de tantos años sin hacer películas en Catalunya, sentía que ésta era mi última oportunidad".

Frontera sigue las tensiones que se viven en un pueblecito de los Pirineos en 1943 cuando el bloqueo de la frontera decretado por Franco deja a los judíos que tratan de llegar a España a merced de los nazis que patrullan por los alrededores para detener y exterminar a los refugiados. Ante la situación, un oficial de aduanas con pasado republicano (Esparbé) decide actuar para ayudar a los judíos, un movimiento que involucra también a su esposa (Rodríguez), un guardia civil (Etxeandia) y la hostelera del pueblo (Cusí). Son personas muy distintas, cada una con sus motivos para implicarse. "Son personajes con muchas capas –añade Colell–. La pareja protagonista, viendo que perdían la guerra, tomó una decisión para salvar a sus hijos, pero desde entonces viven con una tristeza absoluta. De repente, ayudar a estos judíos les hace sentir vivos y reencontrarse".

La historia de Frontera es una ficción pero inspirada en hechos históricos documentados. De hecho, los dos guionistas (Gerard Giménez y Miguel Ibáñez Monroy) tuvieron la idea al leer una entrevista a un aduanero que ayudó a muchos fugitivos de los nazis. La película llega poco después de que el libro de Núria Cadenes Quien salva una vida, el último premio Proa de novela, sobre una red real de personas que salvó cientos de fugitivos del nazismo durante la Segunda Guerra Mundial. "Nos faltan muchas historias por conocer del siglo XX, y las hay apasionantes, sobre todo de la Guerra Civil y la posguerra –reflexiona Colell–. Además, es necesario contarlas, porque parece que la gente no se acuerda de nuestra historia; uno de cada cuatro jóvenes dice que no le importaría vivir en el franquismo".

Colell traza también un paralelismo explícito entre los judíos que huían del nazismo y la crisis actual de los refugiados que quieren llegar a Europa. "La película funciona como un espejo de nuestro presente, donde también hay personas que intentan huir de la guerra, del hambre y de los genocidios, y, como antes, hay personas que les ayudan y otras que los criminalizan –recuerda la directora–. Como decía una poeta de Angola, nadie se lanza al mar si no piensa que será más seguro que".

Homenaje a Villaronga

En los créditos finales, la directora dedica la película a Agustí Villaronga. De hecho, no es difícil encontrar conexiones con el cine del director de Pan negro, desde el interés por los claroscuros morales hasta la preocupación por que los personajes hablen con el dialecto que les corresponde –en el caso de Frontera, el pallarés– o la presencia de la actriz Bruna Cusí (Incerta gloria) y el vestuario de Mercè Paloma, figurinista habitual de Villaronga. "La película es un homenaje total a Agustí, que era uno de mis mejores amigos –dice Colell–. Lo quería mucho y aún lo quiero. Era un maestro haciendo cine de época y llevando a los personajes a lugares oscuros". La oscuridad de Frontera es más evidente en el tratamiento del paisaje, que otorga a las montañas del Pallars un aspecto opresivo. La directora conoce bien la zona, donde ha veraneado desde pequeña, y sabe que la naturaleza imponente del Pallars puede resultar "claustrofóbica y amenazante" para algunos, una sensación que "ayuda a entender lo que representaba para aquellas personas cruzar las montañas".

Colell ya está preparando dos nuevos proyectos en Cataluña: otra película de época que será "un homenaje a las maestras republicanas que montaron las escuelas de enseñanza libre" y una película de animación que adapta el libro infantil de David Cirici Musgo. Atrás quedan años de frustración y lucha por levantar proyectos personales sin éxito: "Aunque Elisa K fue muy bien [Premio del Jurado en el Festival de San Sebastián], durante muchos años fue muy complicado hacer películas pequeñas y autorales. Por eso sentía que si no hacía bien Frontera, quizá no haría más". El reto era importante, sobre todo por su inexperiencia en proyectos de esta magnitud. De hecho, Colell es la primera mujer que dirige una película con la subvención especial de 1,5 millones de euros del Instituto Catalán de las Empresas Culturales para proyectos en catalán "con vocación de mercado". "No lo había pensado, pero yo era la primera, que yo era la primera, normalmente no accedemos a estos presupuestos tan grandes –señala–. Pero las mujeres no debemos hacer siempre películas pequeñitas, intimistas y de personajes, también podemos hacer películas de gran formato, mezclando el thriller, la acción y el cine de época".