La vida secreta del Bigfoot: sexo, gruñidos y mierda
Los hermanos Zellner presentan en la Berlinale 'Sasquatch sunset' e Isabelle Huppert se reencuentra con Hong Sang-soo
Enviado especial al Festival de BerlínLos hermanos cineastas David y Nathan Zellner se criaron fascinados por las historias sobre el Bigfoot (o Sasquatch), ese homínido salvaje y casi mitológico que, supuestamente, campaba discretamente por los bosques más recónditos del noroeste americano. La ciencia nunca ha podido confirmar la existencia de este animal de leyenda, así que los Zellner han decidido estudiarlo por su cuenta con sus armas: la ficción y el cine. Sasquatch sunset, que este lunes se ha presentado en la Berlinale, sigue las peripecias de un pequeño grupo de Bigfoots a lo largo de un año, sin diálogos que no sean guturales y asumiendo siempre la perspectiva de los animales. Son 90 minutos de gruñidos, sexo y mierda, una inmersión total en la experiencia Bigfoot que oscila entre el cine antropológico al estilo de Jean-Jacques Annaud (En busca del fuego y El oso son referentes claros) y la broma llevada demasiado lejos.
Los Bigfoots de los Zellner son una familia dominada por un macho alfa que se emborracha de frutos del bosque, alucina con las setas venenosas y persigue a la única hembra con su pene rojizo a punto de estallar. La película retrata las dinámicas internas y los hábitos de unos seres en los que las prioridades son encontrar comida, borrar todo rastro y sobrevivir un día más. El retrato está marcado por la melancolía de una especie que parece condenada a extinguirse, pero también hay mucha comedia escatológica y humor grosero, una mezcla de géneros que la película no siempre liga con fluidez, pero que haría las delicias del público del Festival de Sitges.
Pero la broma definitiva es el reparto, con el conocido Jesse Eisenberg y Riley Keough –nieta de Elvis Presley y estrella en ascenso del cine estadounidense–, a los que obviamente es del todo imposible reconocer y que se pasan la película disfrazados de Bigfoot bajo capas y capas de pelos y maquillaje.
Ligando con Isabelle Huppert
Nueva edición de la Berlinale, nueva película de Hong Sang-soo. La frecuencia con la que el coreano estrena en el festival ya ha dejado de ser noticia, así como las variaciones de su cine minimalista sobre los mismos temas. La novedad de A traveller's needs, presentada en la competición oficial, es la presencia de Isabelle Huppert, que firma así su tercera colaboración con el director. La gran diva del cine francés se adapta a la perfección al naturalismo radical y a la improvisación que son marca de la casa en Sang-soo para encarnar a una profesora de francés con un método de aprendizaje inventado y seguramente ineficaz, pero de una poesía finísima; y quizás una metáfora del método de trabajo del director coreano.
A traveller's needs es seguramente la película más abiertamente cómica de Sang-soo desde En otro país (2012), que también protagonizaba la actriz francesa. Hay motivos de ese filme que reaparecen y también el gusto habitual por los juegos de repeticiones y variaciones, pero a Huppert se la ve ahora mucho más cómoda en la comedia absurda: sus escenas ligando con el marido de una alumna son tan desconcertantes como divertidas e incluso hay comicidad en su modo de andar. Si cuando rodó En otro país iba un poco a remolque de los otros actores, más familiarizados con el método Sang-soo, ahora Huppert asume el rol que le corresponde y tira del carro como la gran estrella que es. A sus 70 años, la actriz francesa demuestra una vez más una inquietud y vitalidad extraordinarias.