Irving Penn, el más artista de los fotógrafos de moda
La Fundación MOP recibe en A Coruña la retrospectiva del centenario del fotógrafo


La CoruñaPablo Picasso fue un hueso duro de roer para algunos fotógrafos. Aunque el estadounidense Irving Penn (1917-2009) ya era muy reconocido, Picasso hizo todo lo posible para que no le hiciera un retrato, aunque su retrato es uno de los más icónicos del artista malagueño. También es una de las estrellas de la gran retrospectiva que la fundación Marta Ortega Pérez dedica a Penn en su espacio en el puerto de A Coruña, con unas 170 fotografías. Picasso había citado a Penn en su casa de verano, La Californie. Pero cuando el fotógrafo y su asistente llegaron y llamaron al timbre, nadie les respondió. Penn no se dio por vencido y le pidió al asistente que saltara la valla, a ver si veía al artista. Y así fue, pero Picasso tampoco se dejó ganar y le dijo a Penn que sólo le daba diez minutos, y además se cubrió con un jersey como si fuera una capa.
Sin embargo, al final ganó Penn: Picasso empezó a aburrirse mientras él preparaba la foto, y no se dio cuenta cómo Penn representaba todo su carácter y su fuerza concentrándose en su ojo izquierdo. "Irving Penn fue sobre todo un artista que transformó la fotografía de moda", afirma el comisario de la exposición, Jeff L. Rosenheim. La exposición, organizada por el Metropolitan de Nueva York con motivo del centenario de Penn, permanecerá abierta hasta el 1 de mayo, y A Coruña es la última ciudad que la recibirá. "Penn fue mucho más allá de la fotografía de moda, y fue capaz de ver las emociones de las personas que retrató, fuera una supermodelo o un deshollinador. Fue un experto en convertir lo cotidiano en extraordinario –subraya el comisario–. Penn era un excelente creador de imágenes, y esta exposición confirma también llevar el revelado en el nivel más alto".
Más de 60 años trabajando para la revista 'Vogue'
Irving Penn está considerado uno de los grandes fotógrafos del siglo XX, por la sobriedad y la elegancia y por cómo supo expresar mucho con muy poco. Nicole Kidman recuerda que poniendo para Penn se sintió "extremadamente segura", que Penn era muy poco hablador y que parecía "esperar" más que buscar algo. Y que si se había planteado ningún objetivo, le parece que era capturar "una idea o sensación". Con esta sensibilidad, Penn retrató a decenas de políticos, artistas, cineastas, escritores, artistas, músicos e intérpretes esenciales del siglo XX, entre ellos Audrey Hepburn, Louis Armstrong, Federico Fellini, Colette, Simone de Beauvoir, Salvador Dalí, Al Pacino, Yves Saint Laurent Hadid, Pavarotti, David Bowie, Le Corbusier, Milan Kundera, Groucho Marx, Grace Jones, Tàpies, Robert De Niro, Pavarotti, Balthus, Jorge Luis Borges, Nureyev, Elton John, Truman Capote, Duke Ellington, Umberto Eco, Alfred Hitchcock, Vladim y Martin Scorsese. Sus imágenes pudieron verse en la revista Vogue, para la que Penn trabajó casi en exclusiva durante 66 años: "En una fecha tan temprana como en 1943, sus editores reconocieron que Penn tenía unas habilidades sublimes para crear imágenes y que podía imaginar la página en la que aparecerían sus fotografías mejor que ningún otro artista de su generación que trabajara con la cámara", explica.
Otro de los iconos a los que retrató de una manera insólita fue Marlene Dietrich: ella empezó la sesión dándole órdenes, pero él la inmortalizó con una pose más bien intimista, una imagen muy alejada de lo habitual. Penn es conocido por la meticulosidad –quizá heredada de su padre, un relojero ruso emigrado a Estados Unidos– y por su afán por trabajar con luz natural y en estudio. Curiosamente, sus primeros estudios no fueron de fotografía, sino de diseño gráfico, y se compró la primera cámara, una Rolley, con dinero que ganó haciendo de escaparate en los grandes almacenes Sachs durante un verano.
"Línea, silueta y equilibrio"
La trayectoria de Penn dio un giro cuando Vogue, además de bodegones, le encargó que retratara a los personajes que entrevistaban. Para ser él quien controlara la situación, les ponía en un rincón estrecho que creó en el estudio. "Otros fotógrafos creaban ambientes lujosos para las fotografías. Penn simplificó la experiencia con un fondo blanco y sencillo para centrar la atención de los espectadores en la postura, la iluminación y el estilo natural del sujeto, fuera quien fuera", dice Rosenheim, quien señala que lo que conecta las naturalezas muertas y los retratos son "la línea, la línea, la línea, la línea, la línea"
Penn hizo para Vogue 165 portadas, pero fue más allá del glamour. En 1948 retrató los quechuas en Cuzco, en uno de sus primeros diez grandes viajes. Más adelante le destinaron a París a tomar más fotografía de moda. Fue entonces cuando conoció a la que sería su segunda mujer, la modelo sueca Lisa Fonssagrives, de la que lloró la muerte en 1999 haciendo bodegones de flores marchitándose. En los años 60 y 70 se hizo eco de los cambios sociales que se estaban produciendo y retrató a colectivos, entre ellos hippies, los Ángeles del Infierno e indígenas de Nueva Guinea.
En el tramo final del recorrido de la exposición se puede ver otra vez el impacto que Penn tuvo en la fotografía de moda: Issey Miyake quedó tan impresionado de cómo Penn retrató una de sus colecciones de 1983 que le encargó que lo hiciera hasta las 1999. trataba.