Paz Errázuriz, la fotógrafa que revela lo que la sociedad no quiere mirar
El centro Kbr expone algunas de sus series más conocidas, y alberga la retrospectiva más ambiciosa del estadounidense Louis Stettner
BarcelonaLa fotógrafa chilena Paz Errázuriz (Santiago de Chile, 1944) tiene una relación muy íntima con su oficio. "Siempre he pensado que la fotografía tiene que ver con quien la registra. En mi caso, todas mis series inevitablemente responden a mis deseos, intereses y obsesiones", asegura Errázuriz con motivo de la exposición que le dedica el centro KBr de la Fundación Mapfre en Barcelona hasta el 15 de septiembre, donde se puede ver una selección de las 175 obras que la fundación le compró en 2018. "Lo que fotografio tiene que ver con las personas que no están en el centro, sino fuera, siempre subordinadas al poder", dice la artista, conocida porque siempre ha rehuido tanto la idea estetizante de la belleza como querer recrear una realidad edulcorada. Así, en sus trabajos llenos de conciencia social, pueden verse boxeadores agotados, artistas de circo, enfermos mentales, personas mayores y transexuales que ejercen la prostitución. "Revierto el término minoría. Son absolutamente mayoría. Los supersofisticados y los superprivilegiados son en realidad una minoría", espetó Errázuriz hace unos años.
"Su obra no es fácil. Algunas de sus series son duras, nos ponen ante lo que no nos gusta mirar, pero que está ahí y seguirá estando allí", advierte Carlos Gollonet, conservador de fotografía de la Fundación Mapfre y comisario de la muestra. "Pero a veces, gracias a la fotografía, esa situación se revierte", añade. En paralelo a la calidad, para Gollonet el "valor esencial" de los trabajos de Errázuriz es que ha dedicado la vida a "mostrar lo que normalmente la sociedad oculta o prefiere no mirar", y lo hace de una forma "directa, sencilla y explícita". "Errázuriz deja que los retratados se muestren por sí mismos", subraya Gollonet.
Ganarse la confianza de las personas retratadas
Paz Errázuriz empezó a hacer de fotógrafa en Chile cuando estaba sometido a la dictadura de Augusto Pinochet, y siempre ha trabajado en su país. "Lo que diferencia a la Paz de la fotografía de reportaje, aunque encontramos temas habituales en otros reporteros, es que sus trabajos son fruto del tiempo, la insistencia y el conocimiento de estas realidades. Por eso los retratados se muestran con esta naturalidad sorprendente en su ambiente cotidiano. La Paz no toma imágenes robadas, sino que son el resultado de la confianza que surge después de pasar tiempo con ellos", dice Gollonet.
Uno de los puntales de la fotografía de Paz Errázuriz es el respeto con el que trata a las personas que retrata. Así, en vez de tomar una foto fija de los chilenos a lo largo de las últimas décadas, ha capturado su especificidad, su heterogeneidad y sus contingencias. Esto hace que en estas historias individuales rezumen historias colectivas. "Fotografiando estos grupos, y es por eso por lo que su fotografía tiene tanta fuerza, Errázuriz desmonta convenciones sociales que rigen sobre el cuerpo y la edad. Y la mirada feminista es otro aspecto de la mayoría de sus series", concluye Gollonet.
La retrospectiva más ambiciosa de Louis Stettner
Coincidiendo con la exposición de Paz Errázuriz también puede verse en el KBr la retrospectiva más ambiciosa del fotógrafo neoyorquino Louis Stettner (1922-2016), considerado uno de los nombres más importantes de la historia de la fotografía, aunque poco conocido por el gran público. “Cuando preparaba la exposición me preguntaba: «¿Por qué no es más conocido»?”, afirma Sally Martin Katz, conservadora asistente de fotografía del Museo de Arte Moderno de San Francisco (SFMOMA) y comisaria de la muestra, recordando que lo mismo artista había bromeado diciendo que era el fotógrafo "más desconocido de la historia". "Esta retrospectiva quiere revertir esta situación y darlo a conocer", dice Katz.
La muestra, titulada sencillamente Louis Stettner, incluye más de 200 imágenes de las distintas etapas de su trayectoria organizadas cronológicamente. Nacido en Brooklyn de familia judía alemana emigrada a Estados Unidos, sus padres le regalaron la primera cámara cuando tenía 13 años. La formación autodidacta la forjó con visitas al Metropolitan y con la revista Camera Work. Su carrera estuvo marcada por una etapa inicial como fotógrafo de combate durante la Segunda Guerra Mundial y su formación en la escuela de la Photo League. "Es un poeta de la imagen. Se inspiró en la literatura y entró en la parte más profunda de la humanidad de la gente", dice Katz. Por su capacidad de apreciar "la belleza de la gente corriente", la clase trabajadora es uno de los focos de atención más importantes de Stettner, y la abordó "con empatía y comprensión grandísima".
Asimismo, Stettner desafió a las categorías temáticas y se le considera como "un puente entre la fotografía callejera neoyorquina y el lirismo de la escuela francesa". Como dice la comisaria, en la París de posguerra, recién liberada de los nazis, Stettner capturó “la melancolía, la despoblación y la soledad” de la ciudad. Sus trabajos posteriores, como la serie de Pepe y Tony, dos pescadores ibicencos con los que compartió dos jornadas en 1956, recogen "la fuerza y el vigor de los trabajadores y su experiencia de lo cotidiano". Por ejemplo, en Nueva York inmortalizó "la soledad del individuo entre la multitud" con una retahíla de imágenes de pasajeros de trenes.
En cuanto a las fotografías de los años setenta, revelan el "Louis Stettner más político, comprometido con las clases trabajadoras, los derechos humanos y la paz", tal y como dice Katz. Stettner apoyó a los Panteras Negras y se opuso a la guerra de Vietnam. Más adelante, las fotografías de los ochenta reflejan la influencia de la literatura, en la que destaca la figura de Walt Whitman y su libro Hojas de hierba, que fue casi una biblia para Stettner. "La fe de Whitman en sus semejantes, su comprensión del ciclo completo de la vida y la muerte y su cosmovisión me han resultado contagiosas. […] Celebra a los hombres y las mujeres y no tiene miedo, que es quizás una de las razones por las que nunca he dejado de fotografiar en las calles, donde quiera que haya seres humanos", afirmó Stettner.
La mayoría de las obras de Stettner la Fundación Mapfre las ha incorporado a su colección, gracias a "la adquisición de la fundación y la generosidad de los herederos", explica la directora de Cultura de la Fundación Mapfre, Nadia Arroyo, que ha anunciado que han adquirido 180 imágenes del fotógrafo catalán Ricard Terré.