Prehistoria

¿Por qué se practicó el canibalismo hace 5.700 años en una cueva de Atapuerca?

En la cueva de El Mirador había once individuos que fueron cocinados

Trabajos de excavación arqueológica en el yacimiento de El Mirador.
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Barcelona¿Era el canibalismo un acto de amor hacia familiares o vecinos, que conectaba el mundo material con el más allá? ¿Un acto de supervivencia, de desesperación frente al hambre? ¿El episodio final después de un enfrentamiento violento? Un equipo de investigación liderado por el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA) ha documentado un nuevo episodio de canibalismo entre grupos ganaderos del neolítico final, hace 5.700 años, en la cueva de El Mirador (Atapuerca). "Cada vez tenemos técnicas más sofisticadas que nos permiten saber por qué se practicaba el canibalismo durante la prehistoria", asegura Palmira Saladié, la investigadora del IPHES-BÚSQUEDA que ha liderado el estudio. En esta última excavación, se hallaron al menos once individuos (niños, adolescentes y adultos), que fueron rasgados, descarnados, desarticulados, fracturados, cocinados y consumidos en muy poco tiempo. "El análisis isotópico de estroncio indica que todos los individuos consumidos eran de origen local y que fueron devorados en tan sólo diez días. El hecho de que se consumieran en tan poco tiempo descarta que se trate de un ritual funerario y no existe ninguna evidencia de hambre extrema", asegura Saladié. En ese momento, en la provincia de Burgos, había bosques y pradera. Las comunidades ganaderas tenían a su alcance fauna salvaje como ciervos, zorros y conejos, pero también animales domésticos como ovejas, cabras y bovinos.

Los investigadores creen que a las once víctimas se las comieron después de un enfrentamiento. "Las lesiones provocadas por el canibalismo enmascaran los rastros de violencia, pero creemos que se trata de un conflicto entre grupos vecinos o entre comunidades locales y recién llegadas", afirma Saladié, quien ha trabajado con Antonio Rodríguez-Hidalgo, del Instituto de Arqueología-Mérida, y Francesc Marginedas. La investigación se ha publicado en Scientific Reports.

El enfrentamiento intergrupal acabó con la eliminación de un grupo familiar completo y el posterior consumo de las víctimas, justo antes de que el espacio cambiara de uso y fuera utilizado como cueva sepulcral. El análisis tafonómico ha identificado marcas de corte, fracturas para acceder a la médula, cocción e incluso marcas de dientes humanos en los restos. "Sabemos que las víctimas eran todas locales, pero no sabemos cuál era la procedencia de los comensales", afirma Saladié. No es el primer caso de canibalismo detectado en la cueva de El Mirador. En 2001 se hallaron los restos de seis individuos (adultos, niños y adolescentes) con marcas claras de desarticulación y descarnamiento sobre huesos largos, escápulas y falanges, y señales de haber sido cocinadas.

Este episodio de canibalismo se produjo en una época aún más reciente: hace unos 3.400 años, durante el Bronce Medio. En ese caso, las evidencias tafonómicas muestran que los cuerpos fueron consumidos y abandonados, pero posteriormente cubiertos deliberadamente por otro grupo humano. Por otra parte, los jefes se pulieron y se les dio forma de recipiente, un detalle que hace que los investigadores trabajen con la hipótesis de que hubo algún tipo de ritual relacionado con el canibalismo. "La recurrencia de estas prácticas durante la prehistoria en la cueva de El Mirador convierte este yacimiento en un espacio clave para comprender el canibalismo humano prehistórico", defiende Saladié.

La violencia del neolítico

Hay otros episodios de canibalismo en otros sitios de Europa. En Herxheim (Alemania) se encontró una fosa en la que hace unos siete mil años se enterraron medio millar de individuos con signos de canibalismo. En la cueva de Fontbrégoua, en la Provenza francesa, también se encontraron los restos de siete adultos y seis niños, mezclados con huesos de animales, que hace entre ocho y seis mil años fueron desmembrados y procesados como ganado.

Un nuevo episodio de canibalismo en Atapuerca

Todo indica que las masacres empezaron con la agricultura. Seguramente por un exceso demográfico y unos recursos limitados, podrían ser también conflictos políticos o, en algunos casos, porque empezaron a aparecer las primeras identidades étnicas. "Durante el neolítico, en la península Ibérica, pero también en Europa, hubo muchos episodios de violencia y se han documentado masacres y canibalismo", explica Saladié. De hecho, el equipo investigador relaciona este episodio con otros estallidos de violencia. Una de las masacres más antiguas documentadas en Europa fue en Talheim, en el sur de Alemania, donde en 1983 se descubrió un yacimiento agrícola de hace siete mil años. Las excavaciones sacaron a la luz una fosa común con 34 individuos: hombres, mujeres y niños, apilados sin orden alguno ni señales de ritos funerarios. Muchos de ellos presentaban el mismo patrón de violencia: fracturas craneales profundas causadas por hachas de piedra, impactos de flechas y golpes contundentes. La mayoría no mostraban heridas defensivas, lo que sugiere que el ataque fue rápido y letal. La cueva de Els Trocs, situada en la localidad de Bisaurri, en la comarca de la Ribagorça, es otro yacimiento con trazas de un baño de sangre. Los restos humanos hallados datan de unos 7.300 años, alrededor del 5300 aC, y presentan evidencias de una masacre violenta que implicó al menos a nueve individuos, cinco adultos y cuatro niños.

Fémur humano infantil encontrado en El Mirador, con impactos para extraer el tuétano.
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