Música

Jane Birkin invoca amores y fantasmas del pasado en el Teatre Grec

La cantante y actriz francesa se gana al público repasando más de cincuenta años de trayectoria

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BarcelonaJane Birkin debutó, acompañada de Serge Gainsbourg, con la inolvidable, sensual y provocadora Je te aime... moi non plus. Era en 1969, el mismo año que el tándem definiría como "erótico" por la referencia obvia a una postura sexual. Entre Birkin y Gainsbourg había una diferencia de edad de casi 20 años –ella tenía 21; él 40–, pero su relación de pareja duró más de una década.

La actriz y cantante, de 75 años, reivindica todavía el legado de Gainsbourg encima del escenario. Diecinueve años después del último concierto en el festival Grec, donde presentaba Arabesque (integrado por versiones de la lista de su expareja), el martes por la noche volvió a aparecer en el anfiteatro mientras sonaba la melodía icónica del Je te aime. Hace años que no canta la canción, pero la encadena con Jane B –también de 1969–, donde habla de sus "ojos azules", "pelo castaño" y "nariz aguileña". Birkin, que había cancelado el concierto de Madrid del fin de semana pasado, ofreció un recorrido inspirado y sensible por más de cinco décadas de trayectoria, que han tenido como último episodio Oh! Pardon, to dormais... (2020), coescrito y producido por Étienne Daho. "Él no puede ser aquí, con nosotros. Llora la muerte de un amigo en París –recordó–. Desde aquí le quiero dar las gracias por haber hecho este disco conmigo. Cuando alguien cree en ti, puedes llegar muy lejos".

Provocaciones y melancolía

Birkin no se movió del centro del escenario en todo el concierto y en muchos momentos cantaba apoyándose en un taburete. Su fuerza escénica, sin embargo, no necesitaba movimientos ni exhibiciones de ningún tipo. A ratos apacible, otros más solemne, combinó pasado y presente con un savoir faire innegable. El ciclo de canciones sobre la historia inmoral de Melody Nelson –que reconstruye la relación de un hombre de mediana edad con una menor– quedó entrelazado con la melancolía y tristeza de parte del repertorio: desde la elegía a las estrellas del rock muertas (la delicada Ex fan des sixties, donde añadió a Lou Reed y David Bowie al inventario de desaparecidos) hasta la ruptura (Fuir le bonheur de peur qu'il ne se sauve) y a la tragedia de vivir el suicidio de una hija (Cigarettes). En una hora y media sonaron odas a la ropa interior (Las dessous chics, que dedicó "a todas las chicas") y evocaciones a los muertos queridos y añorados. "Abuelos, abuelas, padre, madre, hija, sobrina, gatos, maridos y amigos", canta en la reciente Ghosts, que recuerda al repertorio de su segunda hija, Charlotte Gainsbourg.

A pesar de que el concierto arrancó de forma un poco rígida, a partir de la mitad –y coincidiendo con el ciclo de Melody Nelson– Birkin supo deslumbrar al público con su particular mezcla de amor y dolor convertidos en pop de primera categoría. La velada habría podido acabar tal como estaba previsto, con la introspección de los dos últimos bises, Catch me if you can y Pourquoi, pero la petite anglaise –así la bautizó la prensa francesa en los 70– quiso "regalar una sorpresa a Barcelona": la versión de Arnaud, Putain, putain agrietó el crescendo emotivo que Birkin había levantado hasta entonces con la magia que todavía lo acompaña.

[Publicamos esta crónica sin ninguna imagen porque la representante de Jane Birkin ha prohibido que el diario ARA pudiera usar ninguna de las que hizo nuestro fotógrafo]

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