La Selectividad hace aguas por todas partes

BarcelonaEl procedimiento de la llamada –raso y corto– selectividad hace aguas por doquier. En las pruebas de este año, primero se dijo que las faltas de ortografía sólo descontarían nota en los exámenes de lengua catalana y literatura; después, al ver que estas faltas también serían inevitablemente en los exámenes de historia o de cualquier materia, quizás incluso las matemáticas, dijeron que harían bajar la nota en cualquier materia; y seguidamente, viendo que todo ello acabaría en desastre, dijeron que no contarían mucho en ninguna parte, o lo más mínimo, porque...

Estas pruebas estaban hasta hace poco basadas en conocimientos eficaces y poco discutibles –quizás salvo en el caso de la filosofía. Viendo que los estudiantes llegaban del bachillerato sabiendo muy pocas cosas, los ínclitos pedagogos del país se inventaron un procedimiento basado en "competencias", que nadie sabe exactamente en qué consiste. ¿Es competente un fontanero que viene a reparar un grifo y lo deja ladera como antes? ¿Lo es el carpintero que hace una mesa con solo dos patas? ¿Lo sería el alfarero que hiciera vasos por donde se escuchara el agua?

Ahora ya hay muy poca gente que discuta que el nivel de conocimientos de nuestros bachilleres es muy bajo, lo que no significa que el nivel de nuestros profesores lo sea. Lo bajo es el nivel intelectual de los pedagogos que guían las principales acciones de las enseñanzas. Por ejemplo, dado que hay una asignatura que se llama Lengua catalana y literatura –no Lengua y literatura catalanas–, no han hecho ningún esfuerzo por introducir en los curricula del país la lectura de libros de literatura universal traducida al catalán. (Lo hemos dicho más de una vez; lamentamos la repetición, hecha por amor del incremento de lectores en el país.) Así como el grado de magisterio siempre será importante y necesario, el de pedagogía podría desaparecer y no pasaría nada; mejor aún: todo iría mejor. Son los profesores en activo los que saben cómo deberían hacerse las cosas.

Visto, por otra parte, que si fuera necesario puntuar de una manera justa y ecuánime los exámenes de las pruebas de selectividad, más de la mitad, quizás el 70% de los examinados, no llegarían al 5 sobre 10, los examinadores se han conjurado con la consejería, los institutos y las universidades por punto, convertirá en un aliado del analfabetismo.

En un futuro no lejano se vislumbra este resultado: regalarán la ESO, el bachillerato y muchas carreras. saber, casi nada. Quien sabe si la ignorancia no juega a favor del progreso económico. Es la idea de Trump, y quizás un día también sea la nuestra.