Historia

¿Qué llevaba en la fiambrera un soldado el Día D?

Un museo británico ha analizado con rayos X la fiambrera de los soldados que participaron en el Desembarco de Normandía en 1944

La ración del soldado que han escaneado a The Keep Military Museum
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BarcelonaAhora hace 78 años, las playas del norte de Francia se vieron sacudidas por el ruido de un masivo bombardeo aeronaval que anunciaba la tan largamente esperada invasión anglo-americana de la "Fortaleza Europea" hitleriana. Se ha hablado mucho de la operación militar, de las estrategias, de lo que significó el Desembarco de Normandía dentro del contexto de la Segunda Guerra Mundial, pero quizás no tanto de que llevaban los soldados encima. El Keep Military Museum de Dorset ha analizado con rayos X el kit de un soldado que participó en una operación militar que ha dejado mucha huella en la cultura popular.

Según el museo, seguramente se trata del último kit que se conserva. Es de cartón y la medida es bastante pequeña para poderlo meter en una fiambrera. Está sellado y su contenido equivaldría a unas 4.000 calorías, lo que se consideraba que necesitaba un soldado para sobrevivir durante un día de batalla. En concreto, dentro de la cajita de cartón analizada en el Palacio Romano de Fishbourne había:

  • 10 galletas
  • 2 galletas de avena
  • Te, azúcar y un cartoncillo de leche
  • Un corte de carne
  • Dos porciones de chocolate con pasas y una porción de chocolate normal
  • Caramelos
  • Chicles
  • Sal
  • Caldo de carne
  • Cuatro terrones de azúcar
  • Cuatro piezas de papel higiénico

El llamado "kit de raciones de asalto" se entregaba a los soldados británicos y de la Commonwealth para el Desembarco de Normandía y estaba pensado para alimentar las tropas 24 horas mientras se establecían las cadenas de suministro. La caja se encontró en 2006 y se atribuyó erróneamente en la década de los 50. Más recientemente, cuando se volvió a analizar para una exposición de raciones militares, el director del museo la identificó como uno de los kits utilizados durante la Segunda Guerra Mundial. Está en un estado tan frágil que no se muestra al público y se conserva al depósito del museo.

Una conservadora del Palacio Romano de Fishbourne observando el examen con rayos X del 'kit' de un soldado (Keep Military Museum)

Esta semana se han cumplido 78 años del Desembarco de Normandía. La noche del 5 al 6 de junio de 1944 los soldados subieron a los aviones y a los barcos que los tenían que llevar hacia las playas normandas. El terror era el sentimiento más común, tal como recoge al historiador británico Antony Beevor en su monumental libro El Día D. La incógnita sobre que se encontrarían realmente se veía influenciada por la propaganda nazi, que presentaba la muralla del Atlántico como un conjunto inviolable de gigantescas fortificaciones de cemento. A pesar de los informes del reconocimiento aéreo aliado y la Resistencia francesa en sentido contrario, nada se podía descartar.

A pesar de su simbolismo –fue el inicio del final de la Segunda Guerra Mundial–, Normandía no fue la batalla decisiva del conflicto. Mucho más importante fue la operación Bagration (conocida como el día D soviético), que llevaría a los soviéticos a atravesar todo Bielorrusia hasta Varsovia, chafando por el camino a todo un grupo de ejércitos con unos efectivos totales de más de 350.000 hombres.

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