Literatura

"¿Qué lleva a hombres aparentemente normales a convertirse en unas bestias?"

Marta Carnicero aborda la violencia contra las mujeres como arma de guerra en 'Matrioixques'

3 min
La escritora Marta Carnicero publica 'Matrioixques'

BarcelonaLa publicación de Matrioixques de Marta Carnicero (Quaderns Crema) ha coincidido con la guerra de Ucrania y las terribles imágenes, en las portadas de los diarios, de las fosas comunes en Bucha. También con el 30.º aniversario de la Guerra de Bosnia. "Me sabe mal", dice la autora. Esta novela corta y cruda sitúa al lector justamente como observador directo de un escenario de guerra y aborda un tema bastante silenciado como es la violencia contra las mujeres como arma de guerra. La guerra podría ser cualquier guerra. De hecho, los nombres de las protagonistas (Hana y Sara) no remiten a ningún origen, etnia o religión, pero los referentes enseguida nos llevan hacia los Balcanes, porque una de ellas vive un episodio que recuerda lo que les pasó a centenares de mujeres en el balneario Vilina Vlas, que se convirtió en un centro de tortura y violación (y hoy sigue abierto como hotel).

El libro es fruto de la impactante exposición Encara hi ha algú al bosc ['Todavía hay alguien en el bosque'], que daba voz a las víctimas sexuales de la Guerra de Bosnia. "El nacimiento de tantas criaturas fruto de violaciones me sacudió, porque como parte de la humillación no se les permitía abortar. Son criaturas que llevan la carga de un acto del que no tienen ninguna culpa, pero del que parece que sean culpables, porque son el hecho viviente que recuerda el trauma y el dolor. Reciben un trato que no merecen", dice Carnicero. La autora no ha necesitado mucha más documentación. El libro no está basado en una historia real, sino en muchas, demasiado. "Me angustiaba pensar hasta qué punto es lícito que yo me ponga en la piel de alguien que lo ha vivido", reconoce la escritora, que lo ha compensado poniendo "empatía".

Matrioixques no es un ensayo sobre las causas y las consecuencias de las violaciones masivas, sino una novela penetrante, que de tan afilada corta, sobre dos mujeres que tienen bloqueada parte de su vida por voluntad, por necesidad o por desconocimiento. Hana es la víctima de guerra que ha confiado en la venganza como método expiatorio de la rabia, pero que se da cuenta de que la muerte no le puede curar tanto dolor. Y Sara es una joven que acaba de cumplir 18 años y tiene la rebeldía propia de la edad y del choque con los progenitores. Son dos historias paralelas de personas heridas que tienen que curarse y Carnicero juega con astucia y con una lengua muy viva, una más lírica y otra más coloquial. También hay algunos flash-backs de cuando unos hombres armados se llevan de la escuela a unas chicas y a la profesora a un lugar desconocido, donde hay unas naves y una cementera : el campo: "He intentado no recrearme y escribir más sobre cómo se sentía ella que en lo que le hacían", dice Carnicero. Aun así, es angustioso. "Es incómodo; por eso tenemos que hablar de ello", dice.

Trauma y reparación

La novela vuelve a cuestiones que la autora ya había abordado en sus anteriores libros (Coníferes, El cel segons Google), como los vínculos que no son de sangre, la lealtad, el origen, la adopción, la herencia y la memoria. "Hay una cosa que todavía no he conseguido entender y es qué lleva a los hombres a verse en el derecho de actuar así con una mujer. ¿Qué lleva a hombres aparentemente normales a convertirse en unas bestias en un contexto concreto? No creo que las mujeres...–apunta–. Hay rabia y hay voluntad de humillar. ¿Pero de qué manera montar un campo de violaciones te hace ganar una guerra? De ningúna", dice.

Lo que busca esta violencia es perpetuar el dolor, más allá incluso de la muerte. "Las mujeres, como seres de segunda, somos medio y no fin, y servimos para hacer daño al padre, al hermano, al hijo, al marido", explica. Es como querer inocular la semilla del dolor. "Me veo sucia por dentro, como cuando te has tragado una cosa asquerosa y lo tienes que vomitar, pero no la puedo escupir porque soy yo. Soy yo la mancha: la mitad de mi cuerpo está hecha de un violador y la otra mitad, la que podría salvarme, es herencia de una mujer que me giró la cara", leemos en la novela.

El trauma, la justicia y la memoria histórica son temas que también pueden conectar directamente con la guerra civil española. "Es una herida que todavía está abierta aunque se quiera pretender que no lo está", reconoce. La cuestión es cómo las mujeres víctimas de la guerra pueden reparar una herida que no se ve porque está cubierta de capas autoprotectoras, como las matrioskas. "Los personajes intentan aprender a andar a pesar de todo", dice Carnicero.

stats