Maria Teresa Pi-Sunyer: "Recuperando el archivo del abuelo, que murió en el exilio, le he devuelto a casa"
August Pi i Sunyer, fisiólogo de renombre, murió en Caracas donde fue a vivir para huir de Franco


BarcelonaPerdida la Guerra Civil, Cataluña vio marcharse hacia el exilio a uno de sus mejores escritores e intelectuales. Xavier Benguerel escribió que el exilio no tiene fin y que el exiliado lo es para siempre. No es fácil explicar el éxodo y la añoranza de miles de catalanes que tuvieron que irse. Teresa Pi-Sunyer lo vivió en propia piel. Es la limpia deAugust Pi-Sunyer, que tuvo que exiliarse con sus hermanos, Carlos y Santiago. August Pi i Sunyer (1879-1965), fisiólogo de renombre y catedrático de la Universidad de Barcelona; Santiago Pi i Sunyer (1893-1981), también fisiólogo prestigioso y catedrático en la Universidad de Zaragoza, y Carles Pi i Sunyer (1888-1971), ingeniero de carrera y político, tuvieron siempre la esperanza de poder volver a Cataluña y vivir en su añorada Roses. Solo Santiago regresó a Catalunya (era el más pequeño de los hermanos y el menos politizado) a principios de los años sesenta del pasado siglo.
Teresa, que hace poco ha ido a vivir a Roses, quiso reunir los papeles del abuelo, que estaban repartidos entre Estados Unidos y Catalunya. Todos estos documentos se suman a los que César, un tío de Teresa, ya envió en 1965 al archivo de la Real Academia de Medicina desde México. "Una de las cosas que más grave me sabía es que, si hacías búsqueda por internet, no encontrabas prácticamente nada sobre mi abuelo o no se había actualizado desde hacía muchos años. Ahora hemos podido digitalizar su archivo y hay mucha más información", afirma Teresa Pi-Sunyer, que agradece la labor de los doctores Bombí y Grande para reunir al Fons. El archivo físico se ha depositado en un despacho de la Real Academia de Medicina que antes se utilizaba como sala de lectura. "Recuperando el archivo del abuelo, que murió en el exilio, le he devuelto a casa", afirma.
Empezar de nuevo a los 60 años
Augusto y Carlos Pi y Sunyer murieron en Caracas. Teresa vivía con ellos y sus padres. "Franco ha hecho mucho daño a tantos y tantos. Pero en lo que se refiere a nuestra familia, el mal mayor es el de la dispersión a la que nos ha obligado y que no tiene remedio", escribió Augusto en 1947. "En casa, muchas conversaciones giraban en torno a la añoranza y la nostalgia, pero el abuelo era una persona muy afá." No había amargura: "Lo que más me admira del abuelo es que con 60 años, que es la edad que tenía cuando llegó a Caracas, fue capaz de empezar de nuevo; de reanudar toda su actividad de investigador y de docente en la Universidad de Caracas", explica. En la Real Academia de Medicina se encuentran sobre todo los libros, artículos y correspondencia profesional y científica de Augusto.
Los tres hermanos Pi y Sunyer tenían una relación muy estrecha. En Roses incluso tenían una pequeña barca que bautizaron con el nombre de Tres Hermanos. Una vez hubieron partido en el exilio, los tres sólo pudieron reencontrarse en una única ocasión, en Caracas en 1960. Nunca dejaron de escribirse.