Muere Xavier Corberó, el escultor que estaba despierto
El artista, de 81 años, es autor de numerosas esculturas públicas y de las medallas de los Juegos Olímpicos
Barcelona"Ser artista no quiere decir más que estar despierto", solía decir Xavier Corberó cuando le preguntaban por lo que significa su trabajo. Este lunes por la noche, Xavier Corberó falleció en Esplugues de Llobregat con 81 años después de que a finales de febrero sufriera una afección cardíaca. Quien fue uno de los grandes escultores catalanes del último siglo deja un inmenso legado en Barcelona: no sólo es el escultor que más obras tiene en los espacios públicos de la ciudad y en toda Cataluña, sino que se encargó de las gestiones por conseguir que grandes artistas estadounidenses hicieran esculturas inmensas expresamente para la remodelación de las barriadas del cinturón de Barcelona, a principios de los años 80.
Entre las esculturas más destacadas que hizo Corberó se encuentra el monumento a Josep Tarradellas, ubicado en la avenida que lleva el nombre del presidente, el conjunto escultórico 'Homenaje a ses Illes', situado en la plaza de Sóller, en Nous Barris, y una pieza de grandes dimensiones dedicada a la figura del viajero instalada delante del Palacio de Congresos de la avenida Diagonal, todas ellas en Barcelona. También hay obras suyas en las calles de Sitges, Granollers, Esplugues de Llobregat y Girona, además de numerosas ciudades de Estados Unidos. Asimismo, Xavier Corberó fue el autor de las medallas de los Juegos Olímpicos de Barcelona. En 1992 recibió la Cruz de Sant Jordi. La despedida se celebrará hoy a las once y media en el tanatorio de Sant Gervasi.
Un oficio de familia
Xavier Corberó i Olivella dedicó toda su vida al arte. Nació el 13 de junio de 1935 en Barcelona en el seno de una familia que se dedicaba a la orfebrería y la metalistería artística desde hacía dos generaciones. Él sería la tercera como nieto de Pere Corberó i Casals (Lleida, 1877 - Barcelona, 1959), un hombre de espíritu modernista: metalista, repujador, pintor, músico, uno de los fundadores del FAD (Fomento de las Artes Decorativas ) y autor, entre otras obras, de la gran lámpara de la escalera de honor de la sede del Ayuntamiento de Barcelona o del sepulcro de Santa Joaquina de Vedruna, en el oratorio del Cortijo Escorial de Vic. El padre de Corberó, Xavier Corberó y Trepat (Barcelona, 1901 - 1981), era bronzista y fue uno de los profesores fundadores de la Escola Massana, en 1929, donde el escultor empezaría su formación en la especialidad de repujador. En cualquier caso, Xavier Corberó había aprendido el oficio en el taller familiar desde pequeño.
Hasta sus últimos días, su obra es un homenaje al trabajo artesano. Así lo remarca el historiador y crítico de arte Robert Hughes en la introducción de Barcelona, un libro que dedicó a su amigo Xavier Corberó. Según Hughes, Corberó tenía "un arte inusitado para esculpir al mármol hasta convertirlo en delicadas conchas, alas y medias lunas". El propio Corberó decía: "El oficio no debe notarse; cuando se nota, mal. Claro que, si modelas, las manos del escultor aparecen más que si cortas. Pero yo, sobre todo, soy cortador, no soy moldeador, y eso quiere decir que estoy al servicio de la pieza, y no la pieza a mi servicio".
De Barcelona al mundo
Xavier Corberó aún no había cumplido veinte años cuando expuso, en 1955, en la III Bienal Hispanoamericana de Arte de Barcelona, los trabajos que había realizado con la técnica de repujado en el asta que había aprendido en el obrador familiar y en la Escola Massana. Todas las piezas que expuso las adquirió Salvador Dalí, a quien en aquellos momentos no conocía pero con quien después establecería una gran amistad.
En ese momento, y sin terminar sus estudios en la Massana, decidió marcharse a continuar su formación en el extranjero, "y dejar así atrás aquella España cerrada y gris del franquismo", según decía. Fue a París, donde no encontró "nada nuevo". Seguidamente, se dirigió a Suecia, "porque quería conocer cómo era un país socialista". También la abandonó al poco tiempo, porque comprendió que "lo tenían todo preparado para la enfermedad y para la muerte, pero nada para la vida". Terminó en Londres, donde, entre finales de 1955 y 1959, asistió a la Central School of Arts and Crafts, dependiendo del Royal College. Allí conoció a David Hockney, que años después le visitaría a menudo en Esplugues.
Las esculturas y relieves creados en aquellos años en Londres se reunieron en la que sería la primera exposición individual de Xavier Corberó: en 1959, en la Galerie du Capitole, en Lausana (Suiza). En Barcelona no expondría hasta un año después. También en 1960 participó por primera vez en el Salón de Mayo, donde su obra fue reconocida con el premio Manolo Hugué. Al año siguiente, en 1961, de nuevo en el Saló de Maig, fue premiado con Ramon Rogent. A partir de esos momentos, Xavier Corberó se convirtió en uno de los escultores más presentes en las galerías catalanas. Expuso en Cadaqués, donde formaba parte del grupo de Marcel Duchamp, que con sus amigos le abrieron la puerta de entrada a Estados Unidos. En 1964, con poco menos de 30 años, expuso en el Art Institute de Chicago y en el Art Council de Miami.
Fue en Nueva York, durante su primera exposición en la Galería Staempfli, en 1966, que conoció a Dalí y se hicieron inseparables, hasta el punto de que el artista de Figueres, al final de su vida, pidió que fuera Xavier Corberó quien hiciera la escultura de homenaje que Barcelona quería dedicarle a la plaza de la Catedral, una pieza que él desistió de hacer para no levantar una fuerte polémica. En todo caso, con un pie en Esplugues y el otro en Nueva York, se sucedían las exposiciones de Xavier Corberó por varios continentes, y su obra pasó a formar parte de museos como el MoMA, el Stedelijk, el Victoria & Albert Museum o el Macba.
Paralelamente a su obra, la vida de Xavier Corberó se dibuja a través de célebres e íntimas relaciones: amigo de Dalí, de Duchamp, de Juan Poncio, de Manuel Viola, de Antonio Gades, de Man Ray, de David Hockney, de la bailaora Carmen Amaya, del psiquiatra Mariano de la Cruz, del mecenas mallorquín Bartomeu March, de la bailarina Margot Fonteyn, íntimo de Joan Manuel Serrat, de Moncho "el del bolero", de Elsa Peretti y de tantos otros. Conoció a Picasso, Miró, Vicente Escudero, tuvo a Margaret Thatcher en su casa de Esplugues, donde también recibió, sin levantarse de la cama, a Woody. Allen cuando éste escogió la casa de Corberó como uno de los escenarios de Vicky Cristina Barcelona, al margen de escultor, Xavier Corberó. todo un personaje, dotado de un fino sentido del humor. Solía decir: "Para hacer algo, sea lo que sea, debes estar despierto, es decir, darte cuenta un poquito más que los otros de segundos qué. Y entonces explicas lo que ves y si los demás no tienen nada más que hacer, y si les gusta, encima te pagan. Si hay un momento un poco jodido. te miran, ni te ven, ni nada".
Cuando Corberó y Bohigas quisieron que el arte estuviera en la calle
En tres años, de 1981 a 1983 -incluyendo el cambio de alcalde de Narcís Serra a Pasqual Maragall, y con el arquitecto Oriol Bohigas al frente del área de urbanismo del Ayuntamiento de Barcelona-, se van crear más de 40 nuevas plazas y más de 15 parques y jardines en la ciudad, diseñados por arquitectos catalanes. añadir la preocupación de Corberó y de sus amigos artistas, sobre todo de EEUU, por la consolidación de la democracia en España- que nació la idea de incorporar esculturas de grandes artistas "a la morfología urbana y al sistema de símbolos de nuestra col lectividad", como escribió Bohigas.
En buena medida gracias a las gestiones de Xavier Corberó, Barcelona tiene obras de Richard Serra, Anthony Caro, Bryan Hunt, Claes Oldenburg, Beverly Pepper, Boter, Ellsworth Kelly, Mario Merz, Rebecca Horn o Roy Lichtenstein, casi todas situadas en los barrios del cinturón de Barcelona que el Ayuntamiento quería dignificar.