Libertad de expresión

Salman Rushdie: "Por defender la libertad de expresión puedes acabar defendiendo cosas abominables"

Pen International cierra el congreso de su centenario con un debate sobre el discurso del odio

3 min
Salman Rushdie en una imagen de archivo en Barcelona el 2015

Londres¿Cómo combatir de forma efectiva el discurso del odio? ¿Quién son los responsables de su propagación? ¿Cómo respetar la libertad de expresión y defender la democracia de aquellos que utilizan la misma libertad de expresión para socavarla? Estos han sido algunos de los temas abordados este viernes por el novelista anglo-indio Salman Rushdie y la periodista, escritora y filósofa alemana Caroline Emcke, en el debate de conclusión del congreso del centenario de Pen International, celebrado de forma virtual debido a la pandemia.

La sesión, introducida desde Londres por el director ejecutivo de la organización, el poeta y novelista Carles Torner, pero que se ha desarrollado a caballo entre Nueva York –donde estaban Rushdie y el moderador, Salil Tripathi– y Berlín –donde estaba Emcke–, ha puesto de manifiesto algunas de las paradojas y los riesgos a los que se enfrentan las democracias occidentales cuando intentan defenderse del mencionado discurso del odio, que a menudo puede pasar por "manifestaciones de la libertad de expresión", ha dicho Emcke.

El problema, como ha quedado muy patente, es cómo permitir el máximo de libertad de expresión sin caer en la ingenuidad. Rushdie, que sufrió intolerancia religiosa durante casi tres décadas debido a la fatua dictada por el ayatolá Khomeini a raíz de la publicación de Los versos satánicos (1989), se ha mostrado muy poco partidario de la "regulación". A la vez, sin embargo, ha afirmado que una de las grandes paradojas que se genera alrededor de este debate es que "a veces, por defender la libertad de expresión puedes acabar defendiendo cosas abominables".

El novelista, eterno candidato al premio Nobel y que se dio a conocer en 1981 con Hijos de la medianoche, también ha admitido que cada sociedad "pone sus líneas rojas" en función de su historia y su tradición. En este punto, Emcke ha afirmado que "la libertad de expresión no es un absoluto". Y ha recordado que en Alemania, por ejemplo, "el Código Penal te prohíbe negar los crímenes del nacionalsocialismo. Por razones históricas, y con una evaluación cuidadosa, según qué mentiras, según qué discursos, habría que regularlos". Emcke, de hecho, ha ido más allá cuando ha asegurado también que "en la época en que vivimos, la libertad de expresión se ha convertido en una especie de caballo de Troya que amenaza a las democracias".

Una amenaza que se ha visto "agravada" por la irrupción de las redes sociales y de internet, a parecer de Rushdie, "donde la carencia de la figura periodística del editor ha sido eliminada". "Hemos creado un monstruo que no podemos controlar. La gente al cargo de los gigantes tecnológicos rehúsa la idea del editor" y favorece la propagación de noticias falsas sin ningún control. O que "controlan solo unas pocas personas", ha remachado. Una situación todavía mucho peor según Emcke, puesto que, a la práctica, "lo controlan los algoritmos".

La clave de la supervivencia ante los gigantes tecnológicos, ha afirmado, es la "redistribución del conocimiento". Y los escritores continúan siendo piezas clave de esta defensa porque ofrecen "una contranarrativa a la narración oficial" del poder político o económico, ha concluido Rushdie.

Como previa al debate de conclusión, se ha anunciado el resultado de la elección del nuevo presidente de Pen International, que ha recaído en el escritor curdo-turco Burhan Sönmez, actualmente residente en el Reino Unido.

stats