"Shakespeare es como el Netflix de la época"
El 'Romeo y Julieta' de La Brutal vuelve por tercera temporada al Teatre Poliorama durante el mes de octubre
BarcelonaLa primera sorpresa de la noche es ver haciendo cola en un teatro varias pandillas de adolescentes y jóvenes. El Romeu i Julieta que ha dirigido David Selvas vuelve por tercera temporada al Teatro Poliorama de las Ramblas. Después de llevar a más de 9.000 jóvenes a la sala en sesiones escolares, espera unos 8.000 más este mes de octubre, y aprovechan la ocasión para abrir sesiones al público general todos los lunes y martes. "Shakespeare es como el Netflix de la época, él tenía su algoritmo –dice Selvas para explicar cómo lograba atrapar al espectador–. Sabía que, para enganchar a la gente y para que llegara su teatro, tenía que ablandarlos y hacerlos reír y después ya les metía el texto que quería: la moral, la ética y la revolución". Y esto es lo que ha hecho el propio Selvas: un espectáculo lleno de hallazgos estéticos y dramatúrgicos que conectan con el ritmo y los gustos de los jóvenes de hoy, en gran parte gracias a la nueva traducción de Yannick Garcia y la adaptación de Joan Yago.
La compañía explicaba tras la primera función de reestreno, el lunes, en una de las conversaciones postfunción que organiza el ARA en el Poliorama, cómo los adolescentes viven hoy una obra escrita hace más de 500 años. "Es como un partido de fútbol", sentencia Nil Cardoner. "Es como el público que tenía Shakespeare en su época: gente comentando la obra. Y se nota si han conectado o no, porque cuando ocurre algo reaccionan de forma muy genuina. Como actor te puede desconcentrar, pero te están diciendo la verdad", afirma Adrian Grösser, que interpreta otra de las sorpresas que reserva la función, un Mercucio queer, el personaje que pone el aliento transgresor y la rima más picante. "Mercucio es un tío que en un mundo de guerra reivindica su libertad en todos los sentidos, por eso este Mercucio a lo David Bowie", explicaba Selvas.
Una jugada redonda
"Se está instalando la idea de que los clásicos no tocan, que por qué es necesario hacer un clásico, pero es que nosotros estamos hechos de todo aquello", justificaba Selvas. Optaron por Romeo y Julieta porque les parecía un "tiro seguro" y porque querían "convocar a público joven". La jugada les ha salido redonda. Pero no ha sido fácil llevar a Shakespeare a la contemporaneidad. "Los jóvenes están acostumbrados a las pantallas y a estímulos muy potentes. Tuvimos que pelearnos para saber cómo lo explicábamos, cómo resonaban los conflictos que hay sobre la mesa, qué les pasa a los jóvenes. Y sobre todo cómo hacer que la poesía de Shakespeare sea suya, con sus palabras, y que la forma les ayude a sentirla más", explica el director. La obra se ha comprimido a la mitad (100 minutos), tiene ritmo y color: coreografías, juegos de palabras, peleas de navaja e incluso un reggaetón.
Nil Cardoner y Emma Arquillué se ponen de nuevo en la piel de los adolescentes que se enamoran con una mirada, en una noche de fiesta. "Había presión, responsabilidad, nervios y respeto, pero decidimos dar un giro y tratar de hacerlo de otro modo, y vimos que funciona y es contemporáneo y es de ahora. Al final nos hemos quitado el peso de hacer Romeo y Julieta y estamos haciendo nuestros Romeu y Julieta", explica la actriz. Albert Baró es la otra punta del triángulo, el refinado Paris. Andrew Tarbet interpreta al cura, y Anna Barrachina y Queco Novell (una de las nuevas incorporaciones del reparto, junto con los jóvenes Marc Balaguer y Eudald Font) interpretan a los padres Montagú y Capulet: "Tenía ganas de hacer un papel dramático –explica Queco Novell–. Están acostumbrados a verme haciendo reír y yo lo que quiero es dar miedo".