Crítica de cine

'The tender bar': George Clooney y Ben Affleck meditan sobre la masculinidad apoyados en la barra del bar

El film adapta las memorias de juventud de J.R. Moehringer 'El bar de las grandes esperanzas'

2 min
Ben Affleck a la barra del bar a 'The Tender Bar'

'The tender bar'

(2,5 estrellas)

Dirección: George Clooney. Guion: William Monahan. Estados Unidos, 2021. 105 min. Con: Ben Affleck, Tye Sheridan, Lily Rabe y Christopher Lloyd

Estrena en Amazon Prime

J.R. Moehringer ha basado buena parte de su trayectoria como escritor en ser el autor a la sombra de las autobiografías de celebridades como Andre Agassi o el príncipe Enrique de Sussex, pero también reservó tiempo para explicar su historia en The tender bar (traducido al castellano como El bar de las grandes esperanzas). En estas memorias de infancia y juventud, el autor recordaba las décadas formativas de los setenta y ochenta, cuando la ausencia de su padre lo llevó a buscar referentes masculinos en su tío y los parroquianos del bar donde trabajaba.

Justo un año después de Cielo de medianoche, George Clooney presenta la adaptación del libro de Moehringer, un proyecto que, no sabiendo mucho qué hacer con su materia prima, oscila entre el punto de vista narrativo del joven J.R. y su auténtico pilar: el magnetismo que irradia la figura del “tío Charlie”, interpretado con carisma tranquilo por Ben Affleck, y la mítica del Dickens, un lugar para ahogar las penas pero también para formarse literariamente.

Los bares son espacios fértiles para la ficción (pensemos en Cheers u Horace & Pete), y cuando Clooney instala la cámara en este escenario las imágenes parecen sonar con los acuerdos acogedores de una canción de Bruce Springsteen. Pero se trata de momentos demasiado breves, que ponen al descubierto una decepcionante necesidad de narrar un arco dramático de manera convencional y sin tener gran cosa que decir sobre la gloria y las miserias de la masculinidad, cuando lo único que necesitaba el film era encontrar el lugar en la barra desde donde Moehringer observó cómo pasaba la vida.

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