Mariona Caldentey: "Tuve momentos en los que no podía parar de llorar"
Futbolista del Arsenal y de la selección española


BarcelonaCon 18 años, Mariona Caldentey (Felanitx, 1996) cambió su amada Mallorca por Barcelona. Se cumplía un sueño y también una promesa: Xavi Llorens, uno de los técnicos clave para entender la evolución del Barça, le había dicho que la ficharía cuando fuera mayor de edad. Así, y no sin ahorrarse la tensión vivida de una llamada que de haber tardado más en llegar ella habría ido a parar al Atlético de Madrid, Caldentey se convertía en azulgrana. Fichar por el Barça también fue un regalo para su padre, Miquel Àngel, que murió en el 2018 de forma repentina. Fue él quien le inculcó el amor por el deporte y por el Barça. A él le dedica el primer capítulo del libro Mariona Caldentey. Cómo hemos cambiado la historia (Cosetania), editado por la periodista Laia Coll y en la que, tras una intensa década en Barcelona, hace balance ya como jugadora del Arsenal.
Dices que sin tu padre seguramente nada de lo que explicas en el libro habría pasado.
— Cuando yo empecé a jugar a fútbol de pequeña [con cuatro años] no era tan habitual que las niñas jugaran con él. Quizás en otra familia me habrían dicho "tú eres una chica y no jugarás a fútbol", pero no fue. mi caso. Mi padre había sido jugador, entrenador y presidente del Felanitx y también estaba muy involucrado en la peña del Barça del pueblo. Nos trasladó esta pasión a mi hermano ya mí. y, entonces, cuando empecé a jugar en Palma, era él quien me llevaba a los desplazamientos, arriba y abajo tres días a la semana, a los partidos... Sus esfuerzos permitieron que mi carrera fuese avanzando.
Hablas de su talante de pueblo, de Felanitx, que tú también tienes. El estadio lleva tu nombre.
— A mí me gusta tener una vida y un día a día muy normal. Me fui muy joven, pero he mantenido a mis amigos de siempre, he seguido haciendo las mismas tradiciones, como ir siempre que puedo a las Fiestas de San Agustín. Mantener a los amigos de la escuela, mi pandilla, mi familia... Esto es superimportante y es algo que me hace feliz. Cuando estás afuera se valora aún más. Los mallorquines tenemos ese sentimiento de pertenencia: cuando nos vamos de Mallorca queremos volver. Y no lo voy a decir muy alto, porque no se llena mucho de turistas, pero mi pueblo está en una zona preciosa. Y que el estadio lleve mi nombre, que además está situado en un lugar que siempre ves cuando entras o sales del pueblo, también me hizo mucha ilusión, a mí ya mis abuelos, a mi familia, vaya .
A los 18 años, después de jugar en Primera con el Collerense, debes hacer la maleta. Fichas por el Barça y vas a vivir a Barcelona, a un sobreático a travesera de Les Corts. Allí te acoge a Virginia Torrecilla, también mallorquina.
— Marchas de casa y pasas de ir al instituto en la universidad, sólo tienes 18 años... Fichas por un club como el Barça, que no era lo que es ahora, pero ya entonces había ganado ligas de forma consecutiva. .No me considero tímida y no creo que tenga problemas para conectar con la gente, pero en ese vestuario ya había nombres que empezaban a sonar... La Vir fue muy importante para mí en este proceso: pasaba mucho tiempo conmigo, me introdujo también socialmente en el vestuario...
Cuentas que iba a la bolera, al cine, al karaoke... ¿Cuál era la canción que escogías?
— No me considero tímida, ¡pero cantar en el karaoke sí que me da mucha vergüenza! Yo iba para pasar un buen rato con ellas, pero no disfruto nada de subir a un escenario y cantar. Definitivamente no es mi fuerte... Si tengo que decirte una canción... sería Y yo sigo aquí, de Paulina Rubio, es nuestra canción con Sandra Paños.
Dices que hacían todo esto cuando le conocía poca gente, pero en los últimos diez años el fútbol femenino, especialmente en el Barça, ha vivido un crecimiento espectacular. ¿Te ha afectado pasar de ser anónima a que te pudieran reconocer por la calle?
— Te diría que no, porque a diferencia de lo que puede ocurrir ahora con, por ejemplo, Salma [Paralluelo] o Vicky López, que ya están en el foco desde muy jóvenes, nosotros vivimos un crecimiento progresivo, de forma natural. Tuvimos tiempo de irnos adaptando a los cambios, aunque sí es cierto que pienso en mi vida cuando llegué y cómo era cuando me fui y no tiene nada que ver. Además que en Barcelona sientes que la gente te admira y respeta. La relación con la afición es muy sana. No te encuentras a gente que te pueda increpar, al revés, encuentras a gente que te agradece lo que hemos hecho por la mujer o por aproximar el fútbol femenino a sus hijos e hijas...
Diez años en el Barça, tres Champions, seis Ligas, seis Copas de la Reina, más de 300 partidos, 113 goles oficiales... ¿Cómo se has ido del Barça?
— Consideraba que era una etapa que había terminado y acabado de la mejor manera: ganando cuatro títulos, además con la final de la Champions jugada en Bilbao, que era como hacerlo en casa, contra el Olympique de Lyon. .Era como un final perfecto, aunque di muchísimas vueltas a la decisión. Había días que por la mañana pensaba una cosa y por la noche, otra. Hice listas de pros y contras, primero lo hablaba con gente, luego no quería hablarlo con nadie... Era como si quisiera que alguien tomara la decisión por mí, pero tal y como se dio todo esto creo que fue el final perfecto.
Han sido diez años muy intensos. También en la selección española. En el libro explicas que los problemas con las lesiones y la tensión que vivió antes de las destituciones de Jorge Vilda y Luis Rubiales te llevaron al límite y necesitaste ayuda profesional. Tú formaste parte del grupo de futbolistas que estaba decidida a no volver si no había cambios y que ganó el Mundial con un ambiente enrarecido en el grupo.
— Nunca me había planteado ir a un psicólogo, tampoco cuando murió mi padre. Pero me coincidió una temporada difícil, con lesiones y recaídas, con todo lo que estaba ocurriendo en la selección española. Llegó un momento en que sentí que todo me estaba superando, que no sabía lo que iba a pasar con mi vida, que no sabía qué hacer... Fue un momento en el que me sentí superbaja en este sentido, como desprotegida, sin respuestas, y tenía momentos de no poder parar de llorar. Son sensaciones muy difíciles de contar y sentí que necesitaba ayuda. Hablar con profesionales [de la salud mental] me ayudó y lo recomiendo al 100%. A veces parece que esperamos a estar muy mal para acudir y quizás no llegaríamos a según qué extremos si lo hiciéramos antes, pero se dio así.
Ha logrado cambios significativos en la selección española.
— Fue un proceso durísimo y ya es una mochila que cargas o tienes. Es difícil hacer un balance porque hay muchos sentimientos involucrados y es muy difícil olvidar esta parte, porque hizo mucho daño. Es difícil todo el tema que rodea a la selección y la federación, porque nos ha hecho sufrir mucho a mucha gente. Y sí, hemos ganado un Mundial, hemos ganado la Nations League, hemos cambiado muchas cosas, pero es difícil hacer un balance, porque si piensas en yo personalmente, cómo estuve o cómo lo pasé, o en algunas de las compañeras, va ser muy duro. Entonces es como... Al final tenía que ir así, ha ido así, y ahora mismo estamos en un momento mucho mejor en el que las condiciones no pueden ni compararse. Entonces, ¿valió la pena? Sí, supongo que sí.
En el Barça te tocó el dorsal 9, porque el 8 es de Marta Torrejón. En el Arsenal sí llevas el 8, como con España. También era el dorsal de Iniesta, que hace el prólogo de tu libro.
— Sí que me gusta mucho Iniesta, pero no hay ninguna historia detrás de por qué siempre me ha gustado el 8. Soy delantera, pero no me considero una killer para llevar el 9, aunque al Barça, el club de mi vida, le cogí mucho cariño. También me gustaba el 10 de pequeña, pero es que a todo el mundo le gusta el 10, ¿no? Pero es el número del crack, en el que recae toda la atención, y eso tampoco me gusta.
¿Consideras que no has sido suficientemente mediática?
— Entiendo que es una parte de nuestro trabajo, también, cuidar todo lo que rodea a la futbolista, pero eso de los temas mediáticos, no sé si es porque yo he sido así o si ha sido porque a mí tampoco me ha tocado este perfil, entonces, no te sabría decir cuál es el motivo... A todo el mundo le hace ilusión estar en premios o que reconozcan tu trabajo, pero yo creo que cómo se está dando mi carrera hace que esté orgullosa de mí, de cómo me están yendo las cosas... Este perfil más bajo ya me encaja.
La última. Estudias el grado en ciencias de la actividad física y el deporte.
— Tengo claro que quiero estar preparada cuando el fútbol acabe. Una de las opciones es realizar el máster de profesorado y ser maestra de educación física. Yo siempre había dicho que quería ser profesora, pero dentro de unos meses empezaré también un máster de gestión vinculado con el fútbol. Es un camino que también me seduce porque creo que, si somos mujeres formadas en este sentido, estoy en una generación en la que seguramente se abrirán muchas puertas. No es un tema que ahora mismo me estrese, ¿eh? Quiero seguir jugando muchos más años, pero sí que voy pensando y preparándome.