Báscula y vieja escuela: así es el nuevo régimen que Flick quiere imponer al Barça
El entrenador del Barça pesa a los jugadores antes de los entrenamientos y ha variado rutinas de trabajo
BarcelonaUna de las cosas que más molestaban a Joan Laporta era la fragilidad física del primer equipo masculino del Barça. Cuando el presidente ejecutivo regresó al palco del Camp Nou, entonces con Ronald Koeman como entrenador, ya observó que las fuerzas flaqueaban a partir del minuto 60. Una tendencia que, según su criterio, no se corrigió con Xavi Hernández , por mucho que en el curso 2022-2023 se levantara el título de Liga. En los partidos más exigentes, sobre todo en Europa, creía que el equipo se veía superado por sus rivales. Su predilección por la escuela alemana no sólo era una cuestión estética, sino que pensaba en unos métodos de entrenamiento y una exigencia física superiores. De hecho, Hansi Flick era ya la primera opción del dirigente meses antes de tener que renunciar a la continuidad de Lionel Messi.
Ahora bien, el estreno de Flick ante la afición no fue como se lo había imaginado. Ni a nivel futbolístico ni físico, el equipo fue capaz de aguantar el ritmo de un Mónaco que se impuso con claridad (0-3). Laporta fue el primer sorprendido. Pero a diferencia de otras ocasiones, en el palco explican que los ánimos se calmaron cuando el técnico argumentó que durante la semana se habían hecho cargas de trabajo, más pensadas para el debut en la Liga (sábado en Valencia, 21.30 h , Movistar LaLiga) que con el Gamper. "Era un partido que no llegaba en el mejor momento. Habíamos entrenado duro, el equipo venía cansado", justificó ayer en la sala de prensa. De hecho, según fuentes azulgranas, Flick no acababa de ver claro disputar este partido, porque prefería dedicar la última semana –de la gira en Liga– a hacer trabajo específico, pero lo aceptó sin protestar demasiado por la necesidad imperiosa del Barça de ingresar. El partido se puso con calzador un lunes, un día poco habitual, y reunió a más de 41.000 personas en Montjuïc.
Gamper al margen, el nuevo entrenador del Barça no ha decepcionado a Laporta, que ya ha observado varios cambios. De entrada, en la sala de prensa, le agradece que se comporte como un hombre de club y que prefiera mantener un perfil bajo. En los entrenamientos, variaron las rutinas y se percibe que hay más exigencia hacia los jugadores. Un nuevo modelo que impuso desde el primer día, cuando casi solo había efectivos de la cantera, y que mantiene a medida que los internacionales van volviendo de vacaciones. "Se ha hablado mucho del tema físico y es uno de los cambios que más se verán. Estamos entrenando superfuerte para estar por encima de cualquier rival y competir en cualquier momento del partido", aseguraba el guardameta Marc-André ter Stegen, que ya conocía Flick de la selección alemana.
Ter Stegen, que pasa a ser el primer capitán, una vez confirmada la salida de Sergi Roberto, era uno de los que más había levantado internamente las cejas por los métodos que utilizaban Xavi y su staff. El técnico egarense veía primordial la calidad técnica de los futbolistas y hacía prácticamente todos los ejercicios con el balón en los pies. Pero varias voces en la Ciudad Deportiva consideraban que esto debía complementarse con carga física. De hecho, una de las cosas que ha impuesto Flick desde julio ha sido aumentar las horas de gimnasio. "El Hansi siempre ha dado mucha importancia al aspecto físico", añadía el guardameta desde Estados Unidos. Unas palabras que, leídas entre líneas, suenan a un estirón de orejas hacia el anterior entrenador culé. Al frente del trabajo de fuerza se encuentra el experto Julio Tous, uno de los nuevos miembros del equipo técnico incorporados este verano.
En cambio, quien no estará más a su lado es Thiago Alcántara, que esta semana ha finalizado sus prácticas como entrenador –necesarias para conseguir el título–. El exfutbolista, que colgaba las botas en verano, se incorporaba alstaff de Flick este verano. Pese a que desde el club se valoraba muy positivamente su labor, y que el técnico alemán estaba muy satisfecho, de momento Thiago da un paso al lado para dedicarse a la familia. "Me ha ayudado y es una gran persona. No sé si volverá o no", admitía Flick, con quien ya había coincidido en el Bayern.
Un control exhaustivo del peso de los jugadores
Los que conocen a Flick se refieren a ella como una persona cercana y amable, pero que se transforma cuando se pone el gorro de entrenador. En el campo de entrenamiento es exigente, con las ideas claras. Obliga a los futbolistas a pesarse a diario y estrictamente (con Xavi o Koeman no se hacía tan a menudo) antes de las sesiones y vela por que todos los ejercicios se cumplan con todo detalle. Unos cambios que no han sorprendido a nada hombres como Ter Stegen, Gündogan o Lewandowski, que ya le conocían del Bayern o de la Mannschaft. "Recuerda la época de Luis Enrique", observa un veterano trabajador desde la Ciudad Deportiva. Pero en un vestuario rejuvenecido, con muchos canteranos, los métodos han generado sorpresa, hasta el punto de que más de un futbolista se ha referido, en pequeño comité, como un "régimen militar".
"Flick quiere presionar, seguir siempre la carrera, que todo el mundo esté atento. Quiere que todo el mundo esté a un nivel físico que no sólo le permita jugar dos partidos seguidos, sino tres o cuatro", añadía Ter Stegen. En líneas generales, y cuando hace un mes que el equipo volvió al trabajo, desde el club se avala el cambio a los entrenamientos que ha impuesto el nuevo técnico. Las dudas, en cambio, pueden llegar con su visión del fútbol, menos acostumbrada al toque que la de su predecesor. Tampoco negocia sobre cuál será su sistema de juego: un 4-2-3-1 con doble pivote, mediapunta y referencia ofensiva clásica. "No quiere descubrir la sopa de ajo, lo que hace es el abecé del fútbol", sentencian en el ARA desde un vestuario esperanzado de cara a un curso oficial.