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Cuidar a Lamine Yamal: un asunto de estado en el Barça

La irrupción del talento de Rocafonda sólo puede compararse a la de Leo Messi

Lamine durante el partido contra el Espanyol
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BarcelonaA mediados de agosto de 2024. Lamine Yamal acababa de ganar la Eurocopa con sólo 17 años. Conocía a su nuevo técnico en el Barça, Hansi Flick, desde hacía pocas semanas y estaba ilusionado con la nueva temporada. Gestionaba con naturalidad tener ficha del primer equipo, si bien por respeto a su amigo Ansu Fati rechazaba ponerse la camiseta con el número 10 que tanta gente espera que luzca en algún momento. En el vestuario, los días previos al debut oficial en Mestalla discurrían tranquilos. Sólo había una incertidumbre: las inscripciones de Dani Olmo y Pau Víctor. Hasta que una noticia preocupante se coló en los canales de comunicación internos del club.

Mounir Nasraoui, el padre de Lamine Yamal, había sido apuñalado en Rocafonda (Mataró). Los hechos ocurrieron durante la tarde del 14 de agosto. Por la noche, un emisario del Barça se plantó en el Hospital Can Ruti, donde Nasraoui estaba ingresado. No era ningún directivo ni ningún ejecutivo a sueldo del club, sino Alejandro Echevarría, la figura más importante del vestuario azulgrana, autoerigida en una especie de ángel de la guardia para los futbolistas, especialmente los más jóvenes. "Llega a las 10, antes de que comience el entrenamiento, y se marcha a las cuatro de la tarde, cuando ya no queda nadie en la Ciudad Deportiva", dice al ARA una persona que le ve funcionar en el día a día. "Con el Lamine está haciendo lo mismo que con Messi cuando era joven", precisa la misma fuente en relación con el vínculo casi paternal que Echevarría construyó con el astro argentino –y también con Xavi, Deco y Eto'o– entre el 2005 y el 2010.

El excuñado de Joan Laporta, que acumula más poder que cualquiera de los directivos que rodean al presidente, hace tiempo que es la persona que tiene más información del vestuario. Como quiere controlarlo todo, tiene libertad para entrar, salir y pedir explicaciones sobre lo que se le escapa, que no es mucho. Sabe en qué situación deportiva y personal está cada jugador, recibe informes detallados de los miembros de seguridad de la entidad e incluso negocia los sueldos de los integrantes delstaff. "Se ha convertido en el puto amo, y como la pelota entra continuará así", dicen desde Sant Joan Despí. Lamine Yamal, que es la máxima esperanza del barcelonismo y del actual gobierno azulgrana. El objetivo es el equilibrio. teléfono dorado de alta gama en Echevarría. Y en esta línea de controlarlo todo en torno al joven prodigio, el excuñado del presidente redobló los esfuerzos con el fichaje de Dani Codina como nuevo team manager (jefe de logística interna). El baile de sillas provocó la reubicación de Joel González lejos del vestuario del primer equipo y el despido de Marc Garrell, que había sufrido algún problema logístico precisamente con Lamine Yamal.

Pecados de juventud que son patrimonio del Barça

Echevarría es quien más vela por el delantero catalán, pero no es el único. Formar y proteger la irrupción más fulgurante de la historia de La Masia –no se puede comparar ni siquiera con Messi, que a sus 17 años había debutado y poco más– es igualmente prioritario para los fisios y médicos, que le recomiendan que respete las pautas de gimnasio y recuperación cuando todavía está en edad de crecimiento. Cuidar su musculatura también recae en los menús que la responsable de nutrición del equipo, Sílvia Tremoleda, diseña para todos los días de la semana y adapta a tradiciones como el Ramadán. En el comedor de la Ciudad Deportiva, un espacio restringido sólo a jugadores, técnicos, Echevarría, Deco y Bojan, aplauden que Lamine Yamal no sea un chucherías y se atreva con la verdura y las legumbres. En cambio, cuando a la hora de comer su inseparable altavoz Bluetooth suena demasiado fuerte, no siempre logran que baje su volumen. Incluso Flick ha tenido que ponerse serio alguna vez con esta criatura.

Consciente del talento descomunal que tiene entre manos, el alemán desempeña un papel a veces paternal. Sin ir más lejos, este curso ha tenido que tener paciencia cuando Lamine Yamal le ha recriminado que le cambiara en partidos como el Benfica-Barça de octavos de la Champions. También ha utilizado su altavoz semanal para enviarle suaves tirones de orejas. "Los campeones no descansan", le advirtió en septiembre en referencia a su poco gusto por acudir a los entrenamientos voluntarios. Antes de Flick, Xavi igualmente se puso a disposición de la estrella emergente, a la que convenció de la enorme importancia de correr para robar el balón a campo contrario. Precisamente esta necesidad se convirtió en una recriminación para Lewandowski en medio de una pequeña cocida interna. "¡Tú calla y presiona!", espetó Lamine Yamal al veterano delantero polaco, que es 19 años mayor que él.

Si algo tienen claro en el Barça es que el joven astro azulgrana no se arruga en ninguna situación. Seguro de sí mismo –"Calma, que estoy aquí", decía en la celebración de su gol al clásico–, es un talento innato pulido en La Masia y en la Ciudad Deportiva Joan Gamper después de la intervención de decenas de figuras que le han orientado, mimado y acompañado desde que tenía 7 años y llegó al club procedente de la Torreta. Una década más tarde se ha convertido en el ídolo de toda una generación de culés y en un icono planetario.

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