La fiesta de cumpleaños del Barça termina con un palmo de nariz
Tercer mal partido consecutivo del Barça en la Liga, que cae en casa con Las Palmas pese al regreso de Lamine Yamal (1-2)
BarcelonaCorte de digestión con la tarta de las 125 velas. El fútbol tiene estas cosas, no puedes escribir los guiones redondos, ya que siempre hay un rival listo para darte la patada. El Barça se metió en problemas, perdió la alegría, tras caer ante un Las Palmas que supo castigar la espalda de la defensa azulgrana (1-2). El tercer partido sin ganar en Liga de un equipo que, de hecho, podría perder el liderato en Liga si el Madrid hace el trabajo. Ni el regreso de Lamine Yamal sirvió para evitar que se enciendan las luces de alarma en un vestuario que ha perdido alegría en el juego, solidez defensiva y chispa en ataque. Los rivales, básicamente, han aprendido a jugarle al Barça, que tendrá que reformularse. Los recursos y el talento están ahí.
Después de la fiesta de cumpleaños en el Liceu, no muy lejos del espacio de aquella primera reunión fundacional en el Gimnasio Solé, tocaba volver al trabajo. Y Las Palmas dejó claro ya de salida que sería un invitado no deseado en la fiesta de cumpleaños, como aquellos amigos de un familiar lejano que nadie sabe qué hacen en la fiesta y que se llevan medio pastel. Los canarios supieron desconectar del juego a su excompañero Pedri atacando con cierto criterio en un primer tiempo en el que Hansi Flick se iba poniendo nervioso. El equipo parecía adormilado y cometía los mismos errores de Vigo y San Sebastián. El riesgo de acabar poniendo agua en el vino el día de la fiesta de los 125 años era muy real. El equipo jugaba por un día con pantalón blanco para vestir al igual que en diciembre de 1899, cuando, en el segundo partido de la historia del club, se jugó de azulgrana por primera vez en el Velódromo de la Bonanova contra el FC Catalán. Un guiño al pasado de un club que canta a sus victorias pero que de vez en cuando se pega trompadas inesperadas como ésta. Y Flick lo sabía, por lo que iba loco para intentar activar a un equipo que añoraba demasiado a Lamine Yamal y Marc Casadó.
El técnico alemán había apostado por Pablo Torre en medio del campo, dejando claro que De Jong, ahora mismo, vive una lenta despedida del barcelonismo en la que calentará mucho el banquillo. Pero Torre iba perdido por el césped y todo el equipo estaba incómodo, en parte por mérito de los canarios. Y para colmo, Balde se lesionó en un encontronazo con Sandro, que le golpeó en el pecho y lo dejó sin respiración. El lateral, por el suelo, era el reflejo de todo el barcelonismo en un partido que les dejaba con un palmo de nariz. La reacción contra el Brest parecía un espejismo, y ni Fermín ni Rafinha supieron batir al exazulgrana Cillessen en un primer tiempo frustrante que acabó con un diagnóstico claro: si tienes a Lamine en el banquillo, hay que hacerle entrar.
Dicho y hecho. En el descanso, Torre se sentaba en el banquillo y Lamine volvía a jugar después de unas semanas lesionado, recibido como el héroe en el que se ha convertido, el de los más jóvenes. Pero en lugar de encontrar nuevas alas para volar, el Barça se precipitó y Sandro hizo el 0-1 nada más empezar la segunda parte. Un cubo de agua fría para un equipo que iba hacia el tercer tropiezo seguido en la Liga, lo que, en la práctica, significa dejar en manos del Madrid que se ponga líder si gana los dos partidos que tiene pendientes. Flick, indignado, decidió quemar todas las naves con tres cambios a la vez ya a los 55 minutos de juego: hizo entrar a un De Jong silbado por el estadio, Ferran y Héctor Fort por Kounde, Fermín y Gavi.
Con los cambios, Ferran y Lamine abrían el campo, dejando a Raphinha atacar de por medio. Y fue el brasileño quien empató con un señor gol, un disparo seco desde la frontal que pudo firmar Rivaldo. Parecía que sería el inicio de la remontada, pero demasiado atropellado, el Barça demostró tener tobillos de barro. Y Fabio Silva se zampó a Héctor Fort para convertir a Iñaki Peña en una estatua. En lugar de hundirse, los canarios golpearon de nuevo en un estadio con poco ambiente, sin el espacio de animación. Y el Barça perdió los papeles, atacando de forma imprecisa. Cillessen, aplicando la ley que dice que los ex jugadores hacen la puñeta, negó el empate a Raphinha ya Lamine. Ni el árbitro ayudó, ya que no vio un penalti de Mika Mármol en Cubarsí al término del partido, cuando al defensa catalán le pisaron y le hicieron sangre. O una acción en la que tiraron de la camiseta de Pau Víctor. No era el día del Barça, y no es una novedad últimamente. En lugar de soplar velas, en el Olímpic se encendieron alarmas.
- Barça: Iñaki Peña; Kounde (Héctor Fort, min.57), Cubarsí (Paz Víctor, min.92), Iñigo Martínez, Balde (Gerard Martín, min.26); Gavi (De Jong, min.57), Pierre, Pablo Torre (Lamine Yamal, min.46); Raphinha, Fermín López (Ferran, min.57) y Lewandowski. Entrenador: Hansi Flick.
- Las Palmas: Cillessen; Viti (Fabio, min.83), Álex Suárez, McKenna, Mármol (McBurnie, min.92); Javi Muñoz, Campaña (Loyodice, min. 68), Kirian (Benito Ramírez, min. 83), Moleiro; Sandro Ramírez (Mata, min.73) y Fábio Silva (Marvin, min.73). Entrenador: Diego Martínez.
- Goles: 0-1 Sandro (49'), 1-1 Raphinha (61') y 1-2 Fábio Silva (67').
- Árbitro: Cordero Vega (Cantabria)
- Tarjetas amarillas: ninguna
- Tarjetas rojas: ninguna
- Estadio: Olímpico Lluís Companys, 43.921 espectadores.