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Gerard Piqué puede evitar una nueva venta de patrimonio del Barça

El central tendría que renunciar a parte de los 52 millones brutos que, entre sueldo y diferimientos, tiene agendados para el curso 22/23

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Joan Laporta y Gerard Piqué abrazándose el día de la toma de posesión del presidente del Barça después de las elecciones.

Barcelona52 millones de euros. Esta es la cantidad bruta que, según admiten al ARA desde la directiva del Barça, tiene comprometida el club con Gerard Piqué para la temporada 2022/2023. La razón original de esta cifra tan alta es el contrato millonario que el central acordó con el gobierno de Josep Maria Bartomeu hasta el 2022 y que más adelante, ya en pandemia, actualizó hasta el 2024 con una serie de diferimientos incluidos. Ahora bien, hay otro motivo añadido que también es decisivo: el gesto salarial que el jugador ofreció el verano pasado, ya con Joan Laporta en el palco del Camp Nou, para que la entidad pudiera inscribir a Memphis y a Eric Garcia para el estreno de la Liga. Aquel movimiento, fundamentado en una pequeña renuncia y un gran aplazamiento por valor de más del 70% de lo que tenía previsto cobrar, generó un fair play precioso para inscribir nuevos fichajes. Pero no era gratis; ahora se tiene que empezar a pagar.

En este contexto se enmarca la reunión que Laporta y la cúpula deportiva azulgrana han celebrado esta semana con Piqué y su representante, Arturo Canales. Los citados 52 millones pesan demasiado en la mochila salarial del club y es perentorio reformularlos para no hacerse daño. El futbolista está decidido a quedarse a pesar de los quilates de competencia que le han caído en las últimas semanas –Koundé y Christensen— y desde el área económica le instan a hacer otra concesión en forma –esta vez sí– de rebaja para que sus condiciones se adecúen al paradigma de contención de Mateu Alemany y a la importancia que este año tendrá a las órdenes de Xavi Hernández, que a principios del verano le avisó de que jugaría menos. El egarense ha plasmado esta idea durante la gira por Estados Unidos, en la que Piqué ha tenido dos ratitos de suplente contra el Madrid y la Juventus y solo media parte con el Red Bulls de Nueva York. Fuentes del vestuario apuntan que está "mejor" de los problemas que arrastra en el pubis desde finales del curso pasado, pero dudan que pueda aguantar un ritmo de competición con dos partidos por semana. "Además, tiene mucha competencia", insisten.

De los tres capitanes con condiciones de crac, el defensa barcelonés es el único que ve seriamente amenazado su rol protagonista. No puede decir lo mismo que Sergio Busquets y Jordi Alba, que empezarán la campaña de nuevo con la etiqueta de titulares. En su caso, el argumento deportivo concuerda del todo con la necesidad económica, que, por un lado, pasa por construir fair play sin la necesidad de activar más palancas y, por otro, por el mandamiento de la junta de bajar la masa salarial hasta los 400 millones de euros. En cierto modo, a Piqué le pasa como a Frenkie de Jong: su importancia en los planes de los técnicos no justifica el espacio que ocupa en la masa salarial. Por eso tanto a él cómo al centrocampista neerlandés ya les han transmitido claramente que si quieren conservar la taquilla en Sant Joan Despí tendrán que hacer un esfuerzo. Con Busquets, Alba y Ter Stegen también hay conversaciones pendientes para revisar sus contratos heredados, pero con ellos la fuerza negociadora es inferior: todavía son titulares. Además, en el caso del capitán hay un problema de tiempo. Su compromiso vence en 2023 y no tiene intención de alargarlo, lo cual complica otro acuerdo para diferir cantidades.

La cuarta palanca, en el congelador

La redefinición de los contratos sobredimensionados que firmó Bartomeu con algunos jugadores es la parte más dura y más caprichosa de la lucha del Barça para conseguir margen salarial y reducir el gasto deportivo. A falta de confirmación por parte de la Liga, en los despachos del Camp Nou saben que la interpretación que hace la patronal de las dos primeras palancas –la de los derechos de televisión cedidos a Sixth Street– está por debajo de la que hacen los auditores del club, y que la activación de la tercera palanca –la del primer 24,5% de Barça Studios– tampoco permite inscribir los cinco fichajes y las renovaciones de Sergi Roberto, Dembélé, Araujo y Gavi. El Barça tiene apalabrada la venta de otro 25% de la productora audiovisual, pero de momento no la ejecutará, puesto que quiere aprovechar al máximo hasta el inicio de la Liga para ver si puede generar suficientes ahorros en materia de fair play solo con salidas y rebajas. Y en esta lucha el foco está puesto sobre todo en dos futbolistas: De Jong, cuya salida podría suponer un intento definitivo para fichar a Bernardo Silva, y Piqué, un capitán en horas bajas porque le han movido la silla pero con suficiente amor propio para motivarse y competir con la juventud que lo rodea.

Azpilicueta no jugará en el Barça

En medio de la carrera para inscribir a los nuevos jugadores en la Liga, el Barça ya sabe que César Azpilicueta se ha cansado de esperar. El lateral navarro era una petición clara de Xavi Hernández para reforzar la defensa, pero las exigencias del Chelsea, que pedía casi 10 millones por deshacerse de su capitán, han frustrado finalmente la operación. Azpilicueta renovará como blue y renunciará al sueño de jugar a las órdenes de Xavi, que ahora tendrá que redefinir sus necesidades defensivas. El técnico azulgrana valora hacer jugar a Koundé y Araujo de laterales, no descarta la llegada de Iñigo Martínez y pone toda la carne en la parrilla para traer a Marcos Alonso, lateral izquierdo del Chelsea, para hacer competencia a Jordi Alba.

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