No, no es excusa, en modo alguno: los apuntes en caliente del Sevilla-Barça
Derrota muy contundente de los de Hansi Flick en el Ramón Sánchez-Pizjuán
BarcelonaSegunda derrota del Barça esta semana. Después de caer contra el PSG en la Liga de Campeones, los azulgranas cayeron goleados en el campo del Sevilla (4-1) en una tarde muy desafortunada. Con ese marcador, el Real Madrid recupera el liderato en la Liga. A continuación, unos apuntes en caliente.
Era el Sevilla, no el campeón de Europa. Si Isaac Romero, el ariete local, hubiera estado algo más inspirado, el Barça se habría marchado al descanso con una ventaja imposible de remontar. La segunda parte habría sido un trámite directamente. Los azulgranas comparecieron a Nervión con su peor versión de la era Flick. Más que la primera parte en el Pizjuán, por momentos parecía que estuvieran jugando la tercera contra el PSG, el oponente del miércoles en la Champions. Arbitraje y factor ambiental aparte, el juego y la presión fueron deficientes para hacer frente a un rival de media mesa con muchos problemas para ganar en su estadio. Tampoco las bajas de Lamine Yamal, Raphinha y Fermín explican la desidia exhibida sobre todo en el tramo inicial. Es necesaria una reflexión interna ya.
No es excusa. Siguiendo con el punto anterior, si el Barça tuvo que ir de nuevo a remolque en la Liga fue principalmente por demérito propio. Ahora bien, decir esto es plenamente compatible con señalar que el 1-0, obra del ex azulgrana Alexis Sánchez, no debería haber subido al marcador. El chileno convirtió un penalti muy discutible de Araujo sobre Romero que el VAR, comandado por el madrileño Del Cerro Grande, recomendó revisar. Muñiz Ruiz penalizó la caída con mal criterio y después, dicho sea de paso, dejó jugar en la acción previa al 2-0. Kounde estuvo demasiado blando con Suazo, que le quitó la pelota con toda la tensión que el plan de Flick, innegociablemente atrevido, exige para ser aplicado sin salir de ella esquilado.
La dupla titular. Un gol de Rashford al añadido de la primera parte mantuvo al Barça con vida, algo que Flick aprovechó para tratar de revolucionar el partido no con delanteros sino con defensas. El alemán detectó que las carencias de Araujo y Gerard Martín con el balón en los pies eran un caramelo para un Sevilla que tenía muy bien controlados, con marcaje individual, Pedri y De Jong. Así, rescató a Eric Garcia y Balde del banquillo para tener más opciones en la salida desde atrás. Con los dos catalanes en el césped, el equipo mejoró bastante, pero no lo suficiente para evitar la primera derrota de la temporada en la Liga. Con Iñigo fuera, debería ser Christensen –y no Araujo– la primera vía para oxigenar a la pareja de centrales titular. El uruguayo no es compatible con el riesgo. Porque después ocurre lo que pasa.
La goleada es exagerada. Con el Barça desesperado busca primero del empate y tras una nueva victoria épica, el Sevilla jugó bien sus cartas, pero no tanto para acabar goleando a los culés con un marcador sonrojante (4-1). Bienvenida sea la goleada si debe servir para que Flick ponga orden en el gallinero y la reacción sea un hecho después del paro. Sin embargo, justo es decir que todo salió mal bajo el sol andaluz –más de 30 grados a la hora de empezar el partido–, con un penalti fallado por Lewandowski incluido en el desaguisado y una definición incomprensible de Bardghji tras una fantástica progresión desde la banda derecha. Hay que levantarse y recuperar aliento y efectivos para abordar el liderazgo el 26 de octubre en el Bernabéu.