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La oposición del Barça comienza a mover la cola

Los aspirantes a la presidencia del club ya están haciendo encuentros para esbozar candidaturas de cara a las elecciones del 2026

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Joan Laporta en el palco de Montjuïc antes de que empezara el Barça - Vila-real.

BarcelonaEl verano de 2026 está marcado en rojo en el calendario del Barça. Es la fecha que debe acabar de construirse el nuevo Camp Nou. Y también la fecha en la que termina el mandato de Joan Laporta. Ambos hechos están conectados, porque la intención de la junta actual es aprovechar el efecto mediático de tener un estadio completamente reformado para que sirva de impulso en los comicios. Pero el Barça es un club que vive permanentemente en la inestabilidad política y el mal rendimiento deportivo y económico de la entidad puede provocar que las votaciones se aceleren. De momento es sólo una hipótesis, aunque de forma discreta algunos candidatos o aspirantes comienzan a mover los hilos para cuando llegue la hora de optar en el asiento preferencial del palco azulgrana.

A menudo se dice que los partidos en el estadio sirven como termómetro, pero el exilio en Montjuïc ha tirado por tierra esta tesis. Solo hay 17.000 abonados y la mayoría de la gradería está llenada de aficionados o turistas que no tienen derecho a voto. El ambiente ha cambiado, como se demostró en el Barça-Valencia de hace dos semanas, donde la gradería se puso a hacer la ola cuando el equipo estaba empatando a dos. Algo impensable en el Camp Nou. La junta de Laporta vive mucho más cómoda en un entorno mucho menos crítico, según coinciden en decir la mayoría de presidenciables o antiguos candidatos con los que ha contactado el ARA para elaborar este reportaje.

La opción de una moción de censura parece descartada

En los últimos días se ha especulado a través de las redes sociales con posible moción de censura, pero la opción parece descartada, al menos a corto plazo. Hacen falta 16.000 firmas para forzar la votación y los presidenciables consideran que la masa social está desencantada, pero no hasta el extremo de 2020, el año del 2-8 en la Champions y de Messi enviando un burofax para irse del club. De hecho, los impulsores de esa moción –que acabó forzando la dimisión en bloque de la directiva de Josep Maria Bartomeu– admiten que recogieron a las firmas contra todo pronóstico.

Pese a que esta temporada haya sido irregular en el primer equipo masculino, y que existan dudas sobre el rumbo económico de la entidad, el presidente Laporta mantiene un grado elevado de popularidad entre la masa social. Ha habido conflictos, como la gestión de los abonos al Lluís Companys, pero en el club sostienen que han sido minoritarias y en el palco no tienen la sensación de que les muevan la silla. Esto convierte a Laporta en el primer candidato para las elecciones del 2026. En su equipo directivo hay algunos nombres, como Elena Fort, Juli Guiu o Ferran Olivé, que han manifestado en círculos íntimos el deseo de aspirar algún día a la presidencia. En cualquier caso, no como oposición a Laporta sino como continuistas de su gestión. Por tanto, tan sólo darían el paso si el actual presidente no quisiera seguir en el cargo.

Quien mantiene las aspiraciones es Víctor Font, que actúa como jefe de la oposición avalado por los 16.679 votos que sacó en las elecciones del 2021. Mantiene un equipo de trabajo en clave azulgrana, hace una comparecencia anual de balance del club y se deja ver a menudo en desplazamientos de los distintos equipos. Defensor de un cambio de modelo de gobernanza, sólo garantiza que sería candidato si las elecciones fueran ahora mismo. Más adelante, decidirá en función del contexto. En cambio, es muy poco probable que esté Toni Freixa, candidato que sacó 4.769 votos en los últimos comicios. Desde su entorno aseguran que no dará el paso, pero al consultarle el ARA, no ha negado ni desmentido esta posibilidad. Mientras que Agustí Benedito, segundo en las elecciones del 2010, candidato en el 2015 y precandidato en el 2021, da por cerrada su etapa como aspirante.

Las posibles caras nuevas en las elecciones de 2026

Como en todas las elecciones habrá caras nuevas. Una de ellas, como avanzó el diario Sport, puede ser Joan Camprubí Montal, bisnieto de Agustí Montal Galobart y limpio de Agustí Montal Costa, dos expresidentes azulgranas. Sólo tiene 36 años, pero ya ha dejado caer, en algunos encuentros, la intención de dar el paso en el futuro, aunque no necesariamente en el 2026. En cambio, sí estará Marc Ciria, economista que formó parte de la candidatura de Laporta en el 2015. Alertado por la situación financiera del Barça, hace tiempo que estudia los números y se ha dejado ver en múltiples espacios de debate sobre la actualidad barcelonista. La duda es si acabará siendo candidato o si finalmente se enrolará en alguna candidatura ya existente, algo que todavía no ha decidido. Al contrario de lo que ocurría hasta ahora, los recién llegados no tendrán que presentar ningún aval, a raíz de los cambios en la ley del deporte. De todas formas, esta circunstancia puede cambiar si saca adelante la modificación de los Estatutos que promueve la directiva actual y se regula el aval en la carta magna azulgrana.

El nombre de Gerard Piqué siempre suena cuando se habla de elecciones. Ya ocurría cuando todavía era jugador. Pero descarta aspirar a la presidencia a corto plazo, puesto que actualmente está más centrado en sus negocios y proyectos como la Kings League. Y tampoco estará Jordi Roche, un empresario que estuvo trabajando dos años en la sombra para presentarse, en el 2021, pero que a última hora se echó atrás. Era un perfil que gustaba mucho al sector bartorosellista, porque era una cara nueva que no podía vincularse directamente ni a Sandro Rosell ni a Bartomeu. Por el contrario, proponía una línea de gestión continuista. En 2021 cerró la carpeta del Barça y desde entonces se ha dedicado a sus proyectos personales, descartando en absoluto cualquier opción de aspirar a la presidencia.

Precisamente, otro nombre que ha vuelto a sonar es el de Sandro Rosell. Su entorno admite que se han realizado encuentros en este sentido, pero aseguran que no tiene, de momento, intención de volver al Barça. Sin embargo, una parte de su círculo más íntimo le está intentando convencer, y alega que después de pasar injustamente dos años en prisión y de ser absuelto de los diferentes casos judiciales en el que estaba implicado, tiene suficiente popularidad para convencer a la masa social culé.

Los movimientos electorales se concentran, de momento, en encuentros en restaurantes y casas particulares de la zona alta de Barcelona. En privado y con discreción. La previsión es que, si no cambia elstatu quo, todas estas conversaciones empiecen a hacerse públicas en el primer semestre de 2025, un año antes de los comicios, para que los aspirantes empiecen a ganar notoriedad entre la masa social. No falta tanto.

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