Barça

El guardameta del futuro evita que el Barça caiga en un campo del pasado

Joan Garcia brilla en un frustrado empate contra un gran Rayo en un campo sin las condiciones necesarias para jugar en Primera

Joan Garcia, en acción en el campo del Rayo
01/09/2025
4 min

BarcelonaUna liga no se gana sólo con talento. Para acabar haciendo fiesta grande se necesitan más cosas. Y Hansi Flick lo sabe bien, como había ido diciendo en los últimos días. En un partido frustrante, el Barça sufrió el primer tropiezo de la temporada, un empate merecido, ya que el Rayo jugó un partido majestuoso. De hecho, si alguien merecía ganar era el equipo local. El Rayo tiene una idea clara de juego y supo sacar de quicio a un rival que nunca se adaptó a un escenario del partido impropio de un partido profesional. "Nos ha faltado intensidad", decía Lamine. Y era una de las causas del empate.

El estadio, otra causa. En Vallecas hacen bien sacar pecho de ser de barrio. Como bien hacen de protestar por la gestión de su presidente, el polémico Martín Presa, que tiene dejado un estadio que no parece de Primera División. Pero una cosa es defender tu identidad y otra muy distinta es que entrar en tu campo parezca un viaje en el tiempo que te lleva hasta los años 70. Un lugar con el césped hecho polvo y donde ni funcionaba la conexión con el VAR. En una liga en la que quieren jugar en Estados Unidos, primero deberían mirar con cuidado que los cables funcionen en un barrio de Madrid.

El partido, igualado y bonito, se decidió en parte porque no había conexión con la sala VOR y, por tanto, no se podía analizar cualquier jugada. Y el gol del Barça en la primera parte fue un penalti polémico, en una acción en la que Lamine Yamal recibió un golpe claramente, pero después de llegar tarde él a un balón. Una de esas acciones que si la silban contra el Barça los barcelonistas estarían indignados. Dudosa, la acción, lo era. Pero como no se podía revisar, Lamine Yamal se encargó de chutar el penalti y transformarlo. Esta temporada es la del paso adelante del jugador de Mataró, como se ve en detalles como que pida chutar los penaltis. O que lleve el dorsal 10 en la camiseta. O que celebre los goles poniéndose una corona ficticia, o un sombrero de mago. O vete a saber qué hace, cuando celebra los goles. Que haga lo que quiera.

Todo el mundo sabía que jugar en el campo del Rayo sería complicado, no sólo por el estado del césped. Si bien el estadio de Vallecas cae a pedazos, el equipo entrenado por Iñigo Pérez es una maravilla. Con pocos recursos económicos, son un equipo que siempre busca ganar, corriendo arriba y abajo, con un montón de jugadores comprometidos con una idea. Si quieres ganar en el campo del Rayo, tienes que poner la pierna y trabajar fuerte, porque si se trata de intensidad no podrás correr más que ellos. Flick lo sabía y removió al equipo, retocando cosas, buscando soluciones, ya que sigue con la mosca detrás de la oreja. Pese a haber ganado los primeros partidos de Liga, el técnico alemán ve cosas que no le acaban de agradar. Perfeccionista y competitivo, no quiere ver señal alguna que implique relajación.

Una nueva defensa

En defensa, para cuidar la salida de balón contra un rival que muerde arriba, dejó Araujo y Pau Cubarsí en el banquillo y jugó con una pareja de centrales nueva, Christensen y Eric Garcia. Ambos, muy acertados en la primera parte, tuvieron trabajo suficiente con un Rayo que pudo marcar primero pero se topó con un Joan García imperial y valiente en la portería. El guardameta catalán realizó una intervención salvadora en la primera parte, justo antes de la jugada que encendió los ánimos de la parroquia local, con el penalti sobre Lamine Yamal. En un campo de barrio, Lamine Yamal recordaba a todo el mundo que él siempre juega como jugaba en Rocafonda. Juega igual en San Siro o en Vallecas. El dorsal número 10 azulgrana no se escondió y jugó mucho mejor que un Dani Olmo que era por fin titular, pero sin acierto ni puntería, como cuando perdonó el 0-2 en una jugada clarísima. Ocasiones que se acuerdan.

En el Barça, Kounde no tenía el día. Su partido fue horrible. Y De Jong hacía lo que podía, viendo cómo, a medida que pasaba el tiempo, era el Rayo quien imponía su ritmo. En la segunda parte, Fran Pérez lograría el gol del empate de los madrileños. No era una sorpresa, entonces. El Barça se había ido haciendo pequeño y había ido perdiendo presencia en ataque, aunque Rashford y Fermín estaban sobre el césped. Fermín, protagonista de ese cierre de mercado, tampoco podría hacer mucho en un equipo que en transición defensiva se ahogaba. Y aún suerte de Joan Garcia, que evitó el segundo gol de los locales con algunas intervenciones que sirven para dar la razón a Deco, que quiso ficharle. Los paros de portero de Sallent evitaron un mayor estropicio. En un campo del pasado, el Barça encajó un resultado que le hace dudar del futuro. Flick ya veía que para seguir enamorando era necesario elevar el nivel de juego. Hay trabajo por hacer.

  • Rayo Vallecano: Batalla; Rativo, Lejeune, Luiz Felipe (Oscar Valentín, m.76), Chavarría; Unai López (Fran Pérez, m.59), Pathé Ciss; Isi (Pacha Espino, m.90), Pedro Díaz, Álvaro García (Gumbau, m.90); y De Frutos (Camello, m.76). Entrenador: Iñigo Pérez.
  • FC Barcelona: Juan García; Koundé, Eric García, Christensen, Balde (Gerard Martín, 78); De Jong, Pierre, Dani Olmo (Fermin, m.62); Lamine Yamal, Raphinha (Rashford, m.62) y Ferran Torres (Lewandowski, m.78). Entrenador: Hansi Flick.
  • Goles: 0-1 Lamine Yamal de penalti (40') y 1-1 Fran Pérez (66')
  • Árbitro: Mateo Busquets (balear).
  • Tarjetas amarillas: Batalla (m.38), Trejo (44), Unai López (45), Chavarría (93) y Koundé (56).
  • Tarjetas rojas: Ninguna
  • Estadio: 14.000 espectadores en Vallecas.
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