El Girona colecciona goles y rivales de Champions, pero también envía una advertencia

GIRONAFue volver a Montilivi y desvanecer las dudas el Girona, que se lo pasó pipa goleando a Osasuna (4-0). Todo, bajo el sello de Míchel, al que le han pulverizado la plantilla pero no su olfato para detectar soluciones. Más paciente que el entorno, que ya se había puesto nervioso, sigue modulando el sistema con sus nuevas herramientas. Prendas que, tal y como se ha visto, también saben jugar bien a fútbol. Míchel es un gran entrenador.

Agosto agota sus horas, sí, pero en Montilivi parecía el 6 de enero, el día en que todo niño no puede ni dormir esperando a los Reyes Magos. El sorteo de la Liga de Campeones absorbió el bautizo en el estadio. Durante el calentamiento, de pie o sentados en sus asientos, la gente tenía el móvil en la mano, refrescando las aplicaciones. O con los cascos puestos, escuchando cualquier retransmisión. Preguntaban al de al lado que cómo lo veía o enviaban mensajes a la pareja con una banderita y un avión, para que se fuera haciendo a la idea. Fue un rato curioso y divertido. Pero sobre todo muy sentida. Todo el mundo recordará lo que hacía mientras se sorteaba la primera presencia del Girona en la Champions.

La elección de los rivales fue hecha a medida, como si los propios aficionados los hubieran escogido. Elspeaker iba llamando a los nombres por megafonía, entre las ovaciones de un público que se hacía cruces, de ver el escudo de su equipo, el Girona, junto al Liverpool en el videomarcador. Es inimaginable comprobar cómo impactan ciertos hechos en las personas. La felicidad que se respira cuando alguien habla de este tema es de las cosas mayores que jamás se han vivido en la ciudad; a la altura del primer ascenso a Primera, que en Gerona se vivió como cuando el ser humano pisó la Luna. Seguramente porque lo comparten. Todo el mundo conoce a alguien que está involucrado en el Girona, sea un familiar o un vecino de un conocido que apenas te interesa. Y eso no ocurre en todos los clubs, sólo en los pequeños. Que quizás no levantan títulos, pero transmiten una magia especial que los mayores no tienen ni en los sueños.

Pronto lo descubrirán el Liverpool, el Arsenal, el Feyenoord y el Slovan Bratislava, que visitarán la ciudad, y el PSG, el Milán, el PSV y el Sturm Graz, los cuatro desplazamientos de los gerundenses en este nuevo formato , cuyo calendario se sabrá el sábado. Parece mentira que después de pasar media vida visitando campos de arena, el Girona se enfrente a campeones de Europa, reciba dos gigantes de la Premier y visite a los millonarios del PSG y el mítico San Siro. Por los Países Bajos tampoco estará mal, y las dos cenicientas también son tentadoras. Le ha tocado la lotería, en el Girona. Y ya hace falta que lo disfrute, porque lo más probable es que no le vuelva a suceder.

Cuatro goleadores diferentes

Y mientras en Montilivi se jugaba un partido con cierta presión para los de Míchel, que aún no habían ganado. Pasada la euforia continental, que durante un puñado de minutos coincidió con el duelo –una idea brillante–, el Girona fue al trabajo. Bryan Gil lideró los principios ofensivos. Su gol, aprovechando un saque de Tsygankov, fue el premio a la insistencia.

Se ampliaría en un inicio de segunda parte contundente. Tsygankov, el más listo de todos, cazó un balón muerto para sellar una tranquilidad casi definitiva. Gran respuesta del equipo tras el toque de atención de Míchel en la previa, cuando aseguró que no le agradaba el negativismo que veía en el entorno, porque no estaban mal. Es fácil acostumbrarse a la excelencia. De hecho, uno de los futbolistas más señalados, Abel Ruiz, se sacudió el mal rollo dando un latigazo por la escuadra y Stuani recordó que sólo hay una leyenda. El aviso está claro: las dudas, muy lejos.