COPA DEL REY

El Girona, su propia sombra, es maltratado en la Copa

El equipo de Míchel pierde una oportunidad de oro para hacer historia y cae con mucha claridad en Mallorca, pese a la reacción final

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Munuera Montero, en el instante de ir al VAR y silbar un penalti polémico en contra del Girona

GIRONATenía ilusión el Girona por seguir rompiendo barreras en una competición en la que llegar a la final parecía accesible. Pero nadie había pensado en el Mallorca, un conjunto que, cuando el sorteo lo emparejó con los gerundenses, hizo una mueca. Los catalanes, satisfechos porque habían evitado los peces gordos y no intuían ninguna trampa, sonreían. Nada que ver con el desenlace final de cuartos de final de Copa que significan una oportunidad perdida. De esas que, con el paso del tiempo, provocará un fuerte estirón de pelo. El Mallorca ha superado en todo al Girona (3-2), que ha quedado eliminado, maltratado y con palmo de nariz. La reacción final fue insuficiente.

El enfado de Míchel en el minuto quince de la primera parte ya lo contaba todo. El entrenador madrileño gritaba y gesticulaba, sin cesar, exigiendo un orden y una intensidad que no se veían en ninguna parte. El Girona ha sido una sombra de sí mismo. Los futbolistas del Mallorca se han zampado los rojiblancos, incapaces de traducir el hito de lo que se estaban jugando, el acceso a las semifinales por primera vez en su historia, en el rendimiento adecuado. El Mallorca les ha superado en todo. Sobre todo, en deseo.

Lo había detectado Míchel, pero no el equipo, que la mayor parte del tiempo ha ido chino-chano, como si no ocurriera nada. Pero sí ha pasado, sí. El Girona, en Son Moix, ha probado su propia medicina. Habitualmente es él quien sentencia los partidos en media hora. Pero, en Mallorca, han sido los locales quienes han barrido, sin miramientos, al líder de la Liga.

Abdón Prats, con un doblete, y Larin, se han cargado un conjunto que, en un mismo partido, ha acumulado todas las cosas que no había hecho mal desde el principio de la temporada. Una sucesión de errores, pérdidas y desorientación que han contrastado con la claridad mallorquina. Los de Aguirre sí han estado atentos a cada detalle. El Girona no, el Girona ha estado bien perdido y ha encajado la segunda derrota del curso.

Hasta cerca de doscientos aficionados del Girona se habían desplazado a lo largo del día hacia Palma. El bajo precio de los vuelos y la esperanza de formar parte de una fecha mágica le acompañaban. Muchos, comprando el billete a última hora, tuvieron que pedir fiesta en el trabajo. Otros, por no preguntarse dos días, sabían que se perderían la prórroga si llegaba, porque la hora de una cosa y otra casi les coincidía y no habrían llegado a tiempo al aeropuerto. Cada aficionado tiene su propia historia del partido. Pero todos han terminado de la misma manera: con el corazón roto.

Un penalti incomprensible

Ninguna excusa puede condicionar un partido visto para sentencia demasiado pronto. Ni la mala suerte en las grandes ocasiones falladas, una de Stuani con 0-0 y la otra de Savinho con 1-0. Tampoco el arbitraje, que se ha equivocado en el tercer gol, el que ha matado por completo a las aspiraciones gerundenses. Munuera Montero, que en primer lugar decidió no silbar nada porque no había nada que silbar, fue llamado por el VAR, después de que Antal, estando de espaldas, desviase el balón con una mano que tuvo pegada al cuerpo. Pero, viendo las imágenes, ha cambiado de opinión. Misterios incomprensibles.

La realidad explica que Larin, en el minuto 21, ha aprovechado un contragolpe bien dirigido por Dani Rodríguez para fusilar a Juan Carlos, que antes ya había detenido un par de ocasiones peligrosas. Poco tiempo tuvo el Girona para reaccionar, porque al cabo de unos minutos Abdón Prats se sacó de la manga un obús desde la frontal que entró por la escuadra.

Y a medida que los gerundenses han ido recibiendo veces, todavía han disminuido más un potencial ya de por sí flojito. El Mallorca, en cambio, lo ha creído más y ha conseguido que la diferencia fuera del todo abismal. El tercer gol derrumbó cualquier tipo de esperanza. Stuani acortó distancias, de penalti, y el Mallorca se quedó con diez a falta de veinte minutos. De nada ha servido, aunque Savinho aún ha comprimido el marcador en la última acción. Un espejismo. El golpe es duro, pero el Girona no puede caer al suelo porque todavía tiene motivos para sentirse animado: va primero a la Liga y puede jugar en Europa la próxima temporada. El vaso, siempre medio lleno.

  • Mallorca: Greif, González, Valjent, Raillo, Copete, Costa (Lato, 65'), Mascarell, Antonio Sánchez (Morlanes, 80'), Dani Rodríguez, Abdón (Nastasic, 71') y Larin (Muriqi, 71'). Entrenador: Javier Aguirre.
  • Gerona: Juan Carlos, Arnau (Yan Couto, 46'), Antal, Blind, Miguel (Valery, 60'), Aleix Garcia, Yangel Herrera (Dovbyk, 46'), Iván Martín (Pablo Torre, 74'), Tsygankov ( Portu, 60'), Savinho y Stuani. Entrenador: Míchel Sánchez.
  • Goles: 1-0 Larin (21'), 2-0 Abdón Prats (28), 3-0 Abdón Prats, de penalti (35'), 3-1 Stuani, de penalti (68') y Savinho (96') .
  • Árbitro: Munuera Montero (Comité Andaluz).
  • Tarjetas amarillas: Dani Rodríguez (37'), Costa (39'), Greif (72'), Samu (94'), Blind (94'), Couto (94') y Nastasic (99').
  • Tarjetas rojas: Raillo (67').
  • Estadio: Son Moix, 19.950 espectadores.
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