Martina Terré: "Uso la mirada para poner nerviosas a las rivales"
La joven portera barcelonesa lidera una nueva hornada de jugadoras que quiere comerse el mundo en el waterpolo
Enviado especial a París"Nunca había jugado ante tanta gente, ¡ha sido emocionante!", soltó Martina Terré (Barcelona, 2002). Parecía contenta, hasta que recordó que en el último cuarto contra las canadienses, cuando España ya ganaba por más de 10 goles, le marcaron cuatro veces. "No, no me gusta", dijo cambiando de frente. Los porteros tienen estas cosas. Hija de la Villa de Gracia, Terré empezó a nadar en el CN Catalunya después de la escuela y se pasó rápidamente al waterpolo. Pero en uno de los primeros entrenamientos le golpearon. "Este deporte es muy duro, ¿eh?", destaca. No le falta razón, la mayoría de cosas pasan bajo el agua, con golpes, patadas y lo que haga falta para ganar la posición. Así que Martina acabó en la portería, pensando que allí no recibiría golpes y podría descansar un poco.
Años más tarde, Terré no quiere descansar. Necesita entrenar y competir. Se ha convertido en uno de los puntales de esta selección española de waterpolo femenino que, formada casi sólo por catalanas, aspira al oro olímpico. La portera del CN Sant Andreu forma parte de la nueva hornada de jugadoras, junto a chicas como Elena Ruiz o Nona Pérez, que han encajado a la perfección con la vieja guardia. Con Maica García, Laura Ester, Anni Espar y Pili Peña, las cuatro supervivientes de la selección que ganó la plata en el 2012 en Londres y perdió la final contra Estados Unidos. En 2012 Martina aún no jugaba en waterpolo. Años más tarde, cuando empezó, se acuerda a sí misma "pidiendo autógrafos a jugadoras como Laura", la mejor portera de la historia del waterpolo estatal.
Pero hace ya más de un año que el seleccionador Miki Oca decidió que Martina pasaría a ser la portera titular, por delante de Laura Ester. La eterna campeona de la selección y del CN Sabadell recibió un golpe, pero supo entender cuál era su rol y ayudó con consejos a Martina, que dice maravillas de su compañera. "A veces le doy demasiadas vueltas a un gol que me han hecho y ella me ayuda a relativizarlo, ya que ha vivido situaciones distintas en el pasado". Terré siempre escucha, siempre quiere aprender. Trabaja en la piscina, en el gimnasio y en vídeo, estudiando rivales. "Soy muy estable en la piscina, me concentro mucho en el juego. No soy de tener altibajos. No soy de estar nerviosa pero, si ha pasado, Laura siempre me aconseja bien", recuerda la graciense, que admite haber sufrido demasiado antes de la final del mundial de 2023 en Japón, su gran final internacional. "Fue un momento complicado, me bloqueé y sentía que no podía. Pero ocurrió; una vez empezó, entré en el partido. Nunca me ha pasado. La concentración también se puede trabajar", comenta esta campeona, que tiene tiempo para estudiar estudios globales en inglés en la Universidad Pompeu Fabra. Cuando entrena con el CN Sant Andreu, también trabaja con psicólogos para ser más fuerte dentro de la piscina. Cuando analiza a sus rivales, las estudia con formatos de vídeo. "He mejorado mucho con la intuición, que ayuda a estar lista para saber hacia dónde ir cuando te atacan. Y trabajo la mirada, para poner nerviosas a las rivales", añade. Trabajo, trabajo y trabajo. "Todas hacemos un trabajo desde que somos pequeños. La mayoría de nosotros entramos en el centro de alto rendimiento de jóvenes, donde nos dan disciplina táctica y mental. Con 11 o 12 años ya eres disciplinada, muy consciente de lo que significa ser deportista. Soy palabra competitiva", defiende.
Tras el oro de Fukuoka, precisamente contra los Países Bajos, rivales en las semifinales de hoy en París, Terré ha vivido un año especial, ya que ganó la Copa del Rey con el CN Sant Andreu, primer título de las andreuenses. Durante años el CN Sabadell lo ganaba todo. Este año las vallesanas han levantado la Champions, pero la liga se la llevó el Mataró y la copa, el Sant Andreu. "Esto es bueno, tener una liga más competitiva, poner presión en el Sabadell. Así ellas mejoran; todos mejoramos. Y, cuando nos encontramos en la selección, estamos enchufadas de haber competido fuerte", comenta Martina, que en poco tiempo ha ganado un oro en el Europeo, un oro en el Mundial y ahora debuta en los Juegos. "Nos lo estamos pasando muy bien. Estar aquí es una suerte. Llegas a la piscina y está lleno de gente haciéndote fotos", comenta después de haber jugado toda la primera fase en el Centro Acuático de Saint-Denis, para pasar a jugar en la piscina de La Défense a partir de cuartos, la de los grandes éxitos de Léon Marchand y Katie Ledecky. "Jugar ante este gentío, con aficionados de todo el mundo presentes, es espectacular. Ahora, una vez empieza el partido, son dos porterías y un espacio de juego. En la piscina me centro en el partido, me olvido de que son unos Juegos , compitiendo", razona. Cuando sale del agua no puede olvidarse, que son unos Juegos. Miles de personas las aclaman en piscinas siempre llenas. En el horizonte, una posible final contra Estados Unidos, la gran bestia negra, que ya derrotaron en fase de grupos. Con Martina en la portería, concentrada, usando su mirada.